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Miro a todos lados queriendo saber a qué se refiere con eso de los juegos de inteligencia y fuerza, pero algo llama mi atención.

— Mi nombre es Blake, muy pronto conocerán los nombres de mis compañeros. Básicamente estos juegos probarán su inteligencia y fuerza, como su nombre lo dice. Más adelante les explicaré de qué se trata, pero antes de llegar a ese punto los entrenaremos. Les enseñaremos el uso de armas y cómo defenderse, no tengo por qué explicar más. A las mujeres las entrenaremos nosotros y a los hombres, las mujeres.

El chico dijo todo tan rápido que se me hizo difícil digerirlo. ¿Armas? ¿Defensa? ¿De qué está hablando? ¿Por qué necesito defenderme?

Blake le dijo algo a uno de los cuatro que estaban con él. El joven se movió mientras los otros tres lo seguían, hicieron lo mismo las mujeres de la plataforma. Ambos equipos empezaron a acarrear cada uno a su grupo de género. Varios hombres y mujeres actuaban bruscamente contra nosotros, algunas niñas comenzaron a gritar y seguir a alguna joven un tanto mayor que ellas. Incluso algunas me tomaron, sus rostros eran horribles, llenos de lágrimas y rasguños.

Seguí a la multitud, no sabía a dónde nos dirigían. En algún punto pidieron que nos quitáramos la ropa de nuevo. Todas lo hicimos quedándonos sólo en ropa interior. Los hombres nos miraban de una forma bastante incómoda, tenía ganas de golpearlos a todos. Nos metieron a un lugar, todo estaba azulado. Cuando todos estuvimos dentro empezó a caer agua congelada. Las niñas gritaban aún más y los gritos de los niños en la otra sección también se escuchaban. ¿Por qué nos tenían separados? Tenía muchas preguntas, ninguna concreta ya que el frío limitaba mis pensamientos. Cada vez más niñas se aceraban a mí. Quería apartarlas inmediatamente, pero al ver sus expresiones impregnadas con miedo sentí lastima y dejé que se acercaran. Cubrí con mi cuerpo el agua fría para que no las alcanzara. El silencio llegó, el agua se fue e hicieron que nos volviéramos a poner la ropa. Los trajes de ambos grupos eran iguales a excepción del color de las líneas, el de ellos era azul.

Llegamos a una parte del camino algo estrecha por lo que juntaron ambos grupos. Supongo que no querían que algún grupo se quedara atrás. Algo hizo que cayera, un chico me tumbo al ver que me interponía en su lugar. Ya en el suelo preferí quedarme callada. Me hubiera defendido, pero me sentí pequeña en ese momento y sabía que no tenía ventaja. El desvergonzado siguió caminando, al ver lo que había pasado varias niñas me ayudaron a levantar. Sonreí en agradecimiento, pero claro nada era perfecto. Sentí que alguien jaló mi cabello y lancé un grito ahogado, giré para verle la cara. Ante mi uno de los cinco hombres que estaban al frente sobre el escenario.

— Ya suéltala apenas es el primer día.

Dijo una voz familiar. Esa voz era la misma que me había tomado del hombro para que entrara a la puerta. A diferencia de la última vez su tono era burlón. La persona me miró con desprecio y después me soltó.

— ¡Avancen! — Gritó el hombre en general, pero creo que se dirigía particularmente a mí.

Después de lo ocurrido me di cuenta que había varias niñas a mi alrededor. Me percaté que ya no estaban los jóvenes, los habían vuelto a separar de nosotras. Era mejor así, no quería volver a ver a ese chico que me estampó contra el suelo y ni siquiera me ayudó a levantar.

Llegamos a un espacio circular donde nos dividieron en dos grupos. No me separaron de las niñas que se habían acercado a mí. Eran tres, se veían pequeñas y claro, aterrorizadas. Nos dirigieron a una habitación donde había literas, cada una con un colchón o una esponja, una almohada y dos delgadas cobijas. No les simpatizábamos, de eso estaba segura.  Solo querían entretenimiento, querían ver dolor.

Me acosté en la parte de arriba de una de las literas, al parecer me gustaban las alturas. Una de las tres niñas se puso debajo de mi y las otras dos en la siguiente litera, ya tenía compañía. 

Inteligencia y FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora