Capítulo 3.

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Taemin a partir de ese día podía considerar a Jong In su más íntimo amigo, porque el chico había logrado burlar la seguridad de la clínica y llevar con él una cajetilla de cigarrillos y eso porque era lo más barato que podía conseguir, porque sabía que Taemin lo iba a necesitar, él había tenido suerte que su mamá pagó su salida a pesar de que dijo que no lo haría, o estaría igual que el chico de cabellos rubios, a quien él sí consideraba su amigo aunque de que no hablasen mucho, pero él quiso visitarlo, así como que aliviaba un poco su tortura, porque él tenía claro que si Taemin estaba en ese lugar lo hacía en contra de su voluntad.

No fue mucho tiempo el que tuvo con Jong In, y en cuanto tuvo oportunidad se escabulló de los ojos de todos, para poder fumar uno de los cigarrillos, tan ansioso de hacerlo, y cuando le dio la primera calada se sintió como si una pequeñísima parte de él hubiera regresado a la vida, porque un cigarrillo era nada al lado de lo que él acostumbraba a consumir, pero al menos Jong In había pensando en lo que necesitaría ahí, y esperaba que la próxima visita de su "amigo" fuera con mejores resultados, o en mejor caso que no hubiera una próxima visita porque él ya no estaba ahí, aunque eso era más difícil a creer eso a que Jong In lograse meter algún otro tipo de droga y no ser descubierto.

—No se permite fumar aquí.

Taemin bufó cuando escuchó aquella voz que ya conocía y le parecía tediosa, a pesar de que parecía ser el doctor perfecto para los otros, pero para él no lo era, para el rubio era sólo el novio de la doctora que quería meterse en su vida por todos los medios posibles y que él no le dejaba hacerlo, para Taemin, Min Ho era una molestia, una que estaba frecuentando demasiado la clínica y que parecía tener un radar para encontrarlo, porque siempre intentaba establecer una conversación con él, pero no era fácil si siempre se encontraba a la defensiva, y mucho menos si acaba de quitarle el cigarrillo que él había encendido no hace mucho.

—Si me dejaran ir no estaría fumando aquí.

Min Ho ignoró lo que Taemin le acaba de decir, comprendía que era alguien difícil de tratar y Sun Young le había pedido que cada vez que tuviera tiempo fuera a la clínica porque ella no sabía cómo acercarse a Taemin a pesar de ser psicóloga, había una barrera que ella no podía cruzar, porque el rubio ni siquiera hablaba con ella, pero con Min Ho lo hacía, y creyó que él podría ayudar al chico hasta que accediera hablar con ella, algo en lo que se había equivocado porque todo lo que el doctor escuchaba era quejas de que no quería estar ahí, que deberían permitir que se fuera, y al igual como Taemin le dijo días atrás, no iban a lograr nada si él no colocaba de su parte, si él no quería estar ahí todo era no sólo el doble de difícil, sino el triple o tal vez más.

—¿Sabes? —Taemin se acercó a Min Ho casi sin dejar espacio entre ellos —he estado pensando las cosas, éste no es mi lugar, como te he dicho antes, no soy un drogadicto.

Min Ho lo observó detenidamente, el no podía creer eso, su papá le había explicado que cuando la policía lo llevó con ellos lo encontraron drogado, pero el chico continuaba intentando que creyese que no era un drogadicto y ese era un gran problema, porque si él no asumía su problemas de adicción, nadie podría ayudarlo, por mucho que su padre no le permitiera irse, nada se solucionaría.

—Entonces, ¿Qué eres?

Taemin se encogió de hombros, restándole importancia a lo que diría.

—Estaba experimentando, ya te lo dije antes, soy alguien bastante curioso.

—¿Y también estabas experimentando con el cigarrillo de hace un momento?

Taemin mordió su labio inferior y sonrió, entendía que Min Ho no era tonto, pero había pensado que era su único medio de salida de ahí, porque siempre había alguien cuidando la entrada del lugar, y a él no le iban a permitir salir como veía que otros lo hacían y era simple de entender, porque en el momento que él cruzara la puerta de la clínica no iba a regresar, y no creía que la policía fuera a hacer algo para encontrarlo, había estado pensando las cosas, lo enviaron ahí para que no se convirtiera en una responsabilidad para ellos, y lo único que conseguían era desesperarlo, él necesitaba su dosis diaria de cualquier droga, un cigarrillo era nada, ni así se fumase en ese día todos los cigarrillos de la cajetilla continuaba siendo nada.

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