Capítulo 2

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Editado  17/01/17

Ya pasó una semana desde el  encuentro con el "jefecito". Después de ese tuve algunos más donde solo me insultaba. Siempre me amenaza con lo mismo "aléjate de nosotros, sino no verás más la luz del día".

Hoy es lunes y empiezo las clases. Creo que moriré si tengo que empezar de nuevo en otro lugar, otra vez más.

Yendo de camino al colegio en el auto de mi padre los nervios me matan, más que nada porque tengo que empezar de vuelta, o sea, volver a conseguir amigos. Aunque lo único que espero es no encontrarme con "El jefecito y su pandilla" durante las clases. Al llegar me despedí de mi padre con un beso en la mejilla, el me dio dinero y se fue. Me quedé estática en la vereda de en frente del colegio. Como todavía era temprano entré tranquila y me fui a secretaría en busca de mi horario, pero después de 15 minutos recorriendo los pasillos tiré mi mochila al suelo resignada y caí junto ella. Apoyé mi espalda contra la pared y me abrazé a mis rodillas para soltar un suspiro. Cuando siento a alguien sentarse a mi lado subo la vista para ver quién es. Este chico de tez blanca, cabello rubio platino, ojos verde agua y cuerpo musculoso que me observa se llama Aaron. Sonrio para ver si sale de su trance y lo hace.

  - Hola - saludo con una sonrisa. Se me ocurre la idea de volver a buscar la secretaría-Discúlpame pero, ¿sabes dónde queda secretaría?-.

  - Sígueme, yo te guío - responde y se ponde de pie de un salto.

Mientras lo seguía por la, demasiado grande, escuela nos contábamos cosas sobre nosotros, yo le conté de donde venía y porque me había mudado. Al parecer muchos vieron el camión de mudanzas.

Al llegar a Secretaría entramos y recogimos nuestros horarios, y las combinaciones de nuestros casilleros. Me acompañó a dejar todo en mi casillero y después yo lo acompañé a él. Al terminar me llevó a mi clase y después de despedirnos se fue porque no compartía esta clase conmigo; solo compartíamos la segunda y tercera, y las dos últimas.

Al ingresar solo había cuatro asientos libres, un al frente, uno en la anteúltima fila y dos en la última. Me decidí por el de la anteúltima fila, pues seguro al frente se sentaba algún nerd y en la última los populares. Minutos antes de que el profesor llegara, llegó el supuesto nerd, que por su vestimenta lo parecía, y los supuestos populares que vestían con chaquetas de cuero, jeans y remeras de cuello en v, uno blanca y el otro roja y ambos tenían vans. El de remera blanca se sentó atrás mío.

Esto era como la preparatoria de las peliculas. Todos actuaban como en ellas. Estaban los distintos "grupitos". Los populares que visten como chicos malos, los nerds, que visten como abuelos y las personas como yo, vestidas normales y cada grupo actuaba como tal. Al fijarme en la vestimenta de las chicas, que parecía que salían a una fiesta solté una pequeña risita. Cuando terminé de inspeccionar a mis compañeros la clase se tornó aburrida, hasta que alguien me jala de la colita de pelo. Decido ignorar a aquella persona y continuar anotando en mi carpeta pero aquella persona lo vuelve a hacer y continua hasta el punto en que yo me arto y volteo para insultarlo hasta por los codos, pero cuando veo su cara me doy cuenta de quién es. Es Mark. Reprimo un grito de frustración y vuelvo a mirar al frente. Ya se las va a ver conmigo cuando las clases acaben y podamos ir a nuestras casas, pienso con una sonrisa macabra. Yo seré tímida pero si algo me enoja lo digo y no de la forma más tranquila posible, si no a los gritos.

  Las clases continúan tranquilas, más que nada las que comparto con Aarón. Al parecer solo comparto Matemática, mi primera clase de los Lunes, con el "taradito" el nuevo apodo para Mark, que me tiraba de la colita. Al finalizar recojo los libros necesarios para estudiar y me dirijo a la salida para irme caminando a mi casa. Ya afuera del colegio siento que me tiran de la colita hasta chocar contra una pared. En frente mío aparece él con una sonrisa cínica en el rostro. Apoya la palma de sus manos a cada lado de mi cabeza para no dejarme escapatoria y se lame los labios para acercarse peligrosamente a mi cara y susurrar un Hola bonita. Yo trago fuerte y me pego mas contra la pared pero él se pega más a mí. Me besa en la mejilla y se va, mientras yo sigo atontada por lo ocurrido. Cuando voy a seguirlo veo que se sube a un auto por lo que tengo que quedarme con las ganas de golpearlo.

Verdades Que Lastiman  (VQL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora