Capítulo 3

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Editado 17/01/17

Cuando salgo de mi estado de shock me decido por caminar en dirección a mi casa, misma dirección que tomaron los chicos, pero voy zigzagueando para perder tiempo. Al cabo de quince minutos llego a mi casa y todavía tengo energía así que dejo mi billetera, tomo mi celular y le envío a mi madre un mensaje diciendo que voy a estar la tarde fuera. Al pasar por un Starbucks me compro un frapuccino y me siento en el banco de una plaza cercana.

  Desde que llegué tomo estos momentos de paz para pensar en mi familia y amigos, la verdad eso suena un poco masoquista ya que mis amigos y parte de mi familia las deje en mi país. En fin, cuando ya estoy mucho tiempo metida en mis pensamientos siento a alguien a mi lado pero no tengo ganas de girar mi cabeza así que me quedo como estoy y con las ganas de saber, aun que la flojera, siendo mayor, vence.

  Al terminar mi frapuccino, ya es de noche. Caminando a mi casa siento movimientos detrás de mí y el pánico me inunda, el corazón me late cada vez más rápido. Empiezo a mirar para los costados, en las calles laterales no hay nadie y algunas lámparas titilan. Ya me siento como en una película de terror, ahora lo único que falta es que aparezca un psicópata y me quiera secuestrar. Cruzo la calle mientras calculo cuantas cuadras me quedan para llegar a mi casa y estar a salvo. Aunque puede que todo esto sea un invento de mi imaginación, ya que soy demasiado paranoica y estar en una calle casi a oscuras me causa algo de terror. Ahora comienzo a sentir pasos y mis ganas de salir corriendo crecen pero en mi interior me repito a mi misma que no lo haga porque tengo orgullo y si salgo corriendo demuestro estar asustada, pero otra parte de mi me dice que voy a estar más asustada si ese alguien atrás mío me rapta. En estos momentos mi conciencia toma partido en mi discusión mental y salgo corriendo. Cuando solo me quedan dos cuadras mi mala suerte ataca y me resbalo con un líquido y caigo al suelo, para ser más exacta en el pegajoso líquido para lo cual me es más complicado levantarme. Al terminar esta complicada actividad salgo disparada en dirección a mi casa pero no tuve en cuenta que continuaba en la suela de mis zapatillas y vuelvo a caer. Ya en el suelo miro para atrás y la persona, o mejor dicho "los gemelitos" y Aarón, están más cerca. La confusión me empieza a llenar por dentro y cuando estoy a punto de volver a mí huida, ellos, para ser más precisos sus pies, están a escasos centímetros de mi cara. Al estar en el piso solo veía un par de zapatillas entonces cuando siento unas manos levantándome me retuerzo  y lo que logro es que me apriete más fuerte. Veo a los chicos gemelos parados en frente mío y Aaron sosteniendome por detrás.

  Esta fue la gota que colmo el vaso. Todo lo que no lloré cuando me dijeron que nos íbamos, lo que no lloré cuando me junte con mis amigas por última vez. Todo lo que no lloré en el avión y lo que no lloré estos días mientras estos chicos me agarraban y miraban de la misma forma que lo están haciendo en este momento. Todo eso lo lloré ahora, así sujetada por las muñecas por el chico que creí ser mi amigo, aunque lo haya conocido hace un poco más de una semana. Y lo último que necesito es escuchar su maldita voz. Espero que se apiade de mí y me deje ir, solo por hoy, es lo único que pido. Pero no lo hace, y lo sé porque a pesar de tener los ojos cerrados mientras lágrimas caen de ellos siento su respiración chocar contra mis ojos debido a su altura y que estoy sujetada y eso hace que me agache. Ahora si, lo último que necesito el día de hoy es tener que abrir los ojos y ver a estos malditos a la cara. Esta vez pido a Dios que saque un arma y me apunte pero justo antes de que dispare a cualquier lugar aparezca un policía y lo arreste o por lo menos lo lleve a la comisaria para no tener que verle la cara por esta noche. Y como siempre, la maldita mala suerte ataca porque el mal nacido que está en frente mío saca el arma y me apunta pero no dispara.

  Las manos que me sostenían me giran para que quede mirando a mi supuesto amigo. Ahora estoy parada entre, los tres. Me miran, todos con esos ojos penetrantes. Cuando dirijo mi mirada a Aarón, él la corre y en ese momento cambio mis lagrimas por un grito de enojo, frustración, impotencia. En este estado lo primero que llega a la mente es gritarles,  y no me lo pienso dos veces cuando me pongo en posición defensiva.

  - ¡MALDITOS HIJOS DE PUTA, NO SE QUIENES SE CREEN QUE SON PARA TRATARME COMO UN MUÑECO, AGARRANDOME Y “ADVIRTÉNDOME” DE LO QUE ME VA A PASAR SI NO ME ALEJO DE USTEDES! - les grito con toda la fuerza que mi garganta me permite y sin respirar hasta terminar la oración así terminando con mi cara roja como el trasero de un mono, pero no he terminado así que tomo aire y continuo ahora un poco más calmada pero con la ira todavía recorriéndome el cuerpo - ¡Y eso no tiene sentido porque lo único que hize es pedirles direcciones para llegar a casa, a Aaron le pedí ayuda en el colegio y Mark fue quien me molestaba, no yo a él, pero por esto que está pasando mi respeto por ustedes que ni siquiera conozco, se fue a la mierda! - girando sobre mis talones para quedar mirando directamente a los ojos de mi ex-amigo, lo señalo con el dedo - Y vos, vos no te mereces el más mínimo respeto por hacerte pasar por mi amigo después de haberme hecho esto y volver a hacerlo; por esto los considero repugnantes y despreciables, solo por esta maldita forma de tratar a la gente - salgo del circulo formado por los tres, les saco el dedo del medio, lo chupo y se los vuelvo a mostrar para después darme media vuelta e irme a mi casa, que mal que calculé esto. Faltaban muchas, muchas cuadras.

*****

  Al llegar a casa, ya es tarde y se me fue el apetito así que subo las escaleras de dos en dos y me tiro con el ipod en mano sobre la cama para leer alguna novela. Tres horas más tarde, ya todos están en la cama durmiendo y como mi cuarto en este momento es el ático porque el mío a tenido un problema de cañerías y todo en el esta mojado. En este lugar nadie, absolutamente nadie puede escucharme y eso es bueno para poder reír a altas horas de la noche y no despertar a nadie. Y si, como todos piensan eso también es malo, puede aparecer alguien y hacerme lo que quiera. Nadie, repito NADIE va a poder saber lo que pasó hasta que me descubran muerta en mi habitación. Pero eso no me preocupa porque sé que eso no puede pasar. La otra cosa buena es tener un balcón solo para mi, tener mis plantitas y esas cosas.

Cuando me estoy sacando la ropa del día, escucho murmullos afuera. Así como estoy salgo, con el corazón en la boca y casi que intentando salir. Para ver si viene de abajo me arrimo al borde y efectivamente hay unos borrachos en la calle. Los dejo solos haciendo las suyas y me vuelvo adentro. Ya adentro dejo la puerta al balcón abierta para que corra el aire y me meto entre las sabanas así como estoy, con mi ropa interior y sin importarme que afuera todavía hace frio aunque sea inicios de primavera. Al cerrar los ojos la puerta del balcón se cierra y yo pego un brinco en la cama. Cuando mis ojos ya abiertos se acostumbran a la poca cantidad de luz veo a los tres tarados parados alrededor de mi cama, Aarón a mi derecha y el de estatura más baja de los gemelos, Mark, a mi izquierda. Y si, como suponen, el más alto de los gemelos, el jefe, Chris, esta justo en frente mío. Los tres sacan armas y me apuntan, los tres a la cabeza. Y yo, bueno yo estoy a su merced. Esperando lo que el destino me tiene preparado y aunque grite lo más fuerte que mis pulmones aguantan nadie me va a escuchar.

Verdades Que Lastiman  (VQL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora