VIII "El Capricho"

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-¿No les enseñan en la escuela real que deben ser puntuales en una reunión? -dijo Harry a modo de reproche en cuanto Louis atravesó las puertas de la oficina principal. El castaño lacio rodó los ojos. Harry realmente no esperaba tener que lidiar con los caprichos del principio tan temprano; de igual manera iba por su tercer cigarrillo cuando el menor decidió aparecer con sus elegantes treinta minutos de retraso.

-Buenos días. -Saludó Louis en lo que pareció sonar como un gruñido. Estaba asueñado, con una tasa de cafeína concentrada recorriendo su organismo y una mas en camino. La noche anterior había sido crucial para recuperar el amor de sus hermanas y a pesar de estar feliz por haber logrado su acometido, el sueño estaba ganando la batalla. Se recarga sobre una arista del escritorio y mira a Harry que esta sentado en una silla a su lado-. ¿Y bien, vas a hablar o no?

-¿Todavía que te das el lujo de llegar tardes tienes el descaro de venir a exigirme que comience? -Pregunta el mas alto con incredulidad contorneando las palabras. Cruza las piernas y apaga su cigarrillo sobre la superficie barnizada de la mesa. Louis casi chilla al ver la marca blanca que el calor dejó ahí, sin embargo no tiene la energía suficiente para reprocharle. Simplemente se limita a contestar una de las barbaridades mas usadas en en mundo de los títulos.

-Un príncipe nunca llega tarde, los demás siempre llegan antes. -Atacó.

-Calmate, retazo del Diario de la princesa. -Se burla. Louis hace un gesto de malos amigos y se sienta en la silla grande de la oficina principal-. Debido a tu injustificable retardo no me queda mucho tiempo aquí y debo tomar un vuelo en una hora, eso y el hecho de que no te soporto del todo; así que seré breve.

-Como sea, no eres en único que esta ocupado. -Farfulló-. Y tu tampoco me caes muy bien. -Agregó. Harry lo ignoran endereza la espalda sobre la silla inclinándose hacia el frente, coloca su portafolio negro sobre la mesa y rebusca algunos papeles hasta que encuentra lo que necesita.

-Sólo firma el contrato y estaremos listos para comenzar a trabajar, no puede tomarte mucho tiempo y yo estoy apurado -Finalizó extendiendo un paquete de hojas frente al mayor y una pluma.

-¿Planeas que firme todo esto y sin leerlo? ¿Sin saber exactamente que productos estoy aceptando en mi nación? -Louis podía encontrarse al borde de un coma somnífero, pero su experiencia en el área de contratos y convenios no lo dejaban convencer tan fácil. Eso y también la ayuda de la única neurona que tenía despierta llamada sentido de alerta.

-¿Te molesta acaso? -Harry cuestiona a la vez que su paciencia comienza a ser picada por la aguja de Louis-. Nunca antes he tenido esos problemas con los gobiernos anteriores, no veo porque tu necesidad de ser el primero.

-¿Gobiernos anteriores? -Rió-. Eso es gracioso, porque no tienes más de veinte años y es la primera vez en la última década que se hace cambio de poder. Y no creo que a tus diez años ya hicieras este tipo de trabajo. ¿Que edad tienes?

-No es de tu incumbencia saber mi edad. Solo firmas el maldito contrato para que puedo tomar mi vuelo a España. -Harry rechina los dientes al hablar porque realmente esta deseando llenar de plomo la cabeza de Louis. Realmente esta comenzando a odiar al chiquillo. Louis sonríe ampliamente; como si el hecho de estar negociando con un narcotraficante no fuese lo suficiente peligroso, se empeña en molestarlo.

-Antes de firmar tengo que leer y analizar lo que estípulas ahí. Y eso me tomará un tiempo, además necesito ver sus campos y asegurarme que es lo que estoy aceptando mercadear. -Puntualiza. Harry se ve irritado, tensa la mandíbula y de verdad esta rezando para controlar sus instintos y no matarlo en ese momento.

-¿Por que no solo firmas y ya? -Cuestiona al borde de la desesperación. Esta es una de las razones por las que detesta a Louis; sencillamente la forma tan natural de sacar a las personas de sus casillas no puede ser cosa de Dios.

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