Louis arrojó el teléfono con furia contra el sillón blanco de su habitación. Exhala ruidosamente y aprieta tanto los puños que deja marcadas sus uñas en la palma. No alcanza a digerir todo lo que Harry dijo en menos de cinco minutos que tuvieron de llamada. Estaba más enojado que cualquier cosa, otro en su lugar daría saltos de alegría porque el Opekun había declarado finalmente su amor hacia él, pero como todo príncipe acostumbrado a la opulencia y gratitud, no era ese su caso. Harry había sido demasiado insolente con él, le habría reclamado por algo que no debía y estaba haciendo un problema grande de un charco de agua. Louis no iba a soportar sus niñerías, al Opekun le hacía falta que alguien le enseñara modales y el Príncipe no iba a ser quien lo hiciera.
Buscando una forma de sacar su rabia salió de su habitación abriéndose paso entre miradas confundidas que jamás habían visto al joven monarca tan colérico como en esa ocasión. Llegó hasta el salón de esgrima donde un sirviente lo ayudó a vestirse el traje tomó un sable, una máscara y comenzó a atacar al muñeco de ejercicio que usaba para practicar.
Al otro lado de la ciudad, a las faldas para ser más precisos Harry se vestía con velocidad y salía disparado con rumbo al palacio de Buckingham. No iba a dejar que Louis pisoteara sus sentimientos después de haberlos confesado y aceptado por primera vez en la vida. También de sentía dolido y de igual manera molesto. Su estado de ánimo actual era una mezcla entre furia y un corazón roto. Jamás se imaginó que enamorarse de alguien doliera tanto, quizás por eso lo había evitado por tanto tiempo pero supo desde aquella noche cuando Louis se encontraba colgando en sus manos a punto de caer al vacio, que iba a hacer hasta lo imposible por protegerlo del resto del mundo. Aceleró un poco más, puso el limpiaparabrisas a la máxima potencia y se arriesgó a derrapar en las calles congeladas solo por arreglar lo que había hecho mal como casi todas las cosas en su vida. Había llegado a pensar que una persona que había nacido entre tanta malicia no era capaz de dejar de marchitar las rosas con el más mínimo toque; su existencia había surgido de un error y como todo error estaba destinado a que todo lo bueno que hiciera terminaría siendo malo para más personas que a las que beneficiaría. Era su maldición y no existía forma de romperla. Eso creía hasta que conoció a Louis y poco a poco comenzó a cambiar pequeñas cosas que jamás se imaginó hacer de forma diferente, empezó a tener detalles que con nunca nadie había tenido. Se estaba volviendo humano. El Príncipe estaba humanizado al demonio y el demonio estaba haciendo enojar al príncipe.
En el palacio Louis golpeaba violentamente el sujeto de práctica con su sable a la vez que murmuraba cosas inteligibles para quien pudiese oírlo, entre ratos hablaba en otro idioma y soltaba pequeños gritos frustrados cuando hacía un esfuerzo bastante grande. Fue la voz de su padre lo que logró sacarlo de su ensimismamiento, el Presidente vestía traje blanco, máscara y sable. Había visto a su hijo cruzar el palacio como alma que lleva el diablo y con los ojos encendidos en ira, era consciente de que intentar hablar con él de la manera clásica no serviría de nada, así que decidió enfrentarlo mientras liberaban energía en un encuentro.
—¿Quieres pelear o le temes a un oponente real? -Dijo el hombre. Louis sonrió detrás de su máscara a pesar de que su padre no podía verlo.
—No me molesta ganarle a un anciano. -Había un inmenso mar de indiferencia en su voz con enormes tiburones de rabia acechando el momento perfecto para estallar.
—¿Anciano? Hijo apenas te doblo la edad, no estoy tan viejo. -Chocaron espadas en forma de saludo y tomaron posición para empezar la pelea. El Príncipe fue el primero en atacar dando un paso en falso al frente para distraer a su padre sin embargo no logró marcar ningún toque—. Buen movimiento, lo aprendiste de mi de seguro.
—Tal vez está en mis genes. -Dijo entre dientes mientras bloqueaba un ataque de su padre. Saltaba levemente sobre la punta de sus pies y se movía con seguridad al frente para tratar de marcar un punto.
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A Prince At Midnight
FanficEs el Principe de Inglaterra, pero no asumas que Louis lo tiene todo. Le vendría bien un poco de emoción o peligro en su monótona, costosa y ocupada vida dentro del palacio de Buckingham y quizás, tal vez, incluso... El amor de su vida. A pesar de n...