IX "Ancla"

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-¿Cuantas hectáreas de cultivos tienes? -preguntó Louis. Habían aterrizado hace poco, no eran mas allá de las diez de la mañana cuando se encontraban arriba de una Jeep en dirección a los cultivos. Harry conduciendo ágilmente sobre los caminos de terracería, enfundado en unos jeans negros, camisa sin mangas blanca, el cabello alborotado y los labios ligeramente coloreados de magenta eran una combinación demasiado varonil con la que Louis podría haberse mojado los pantalones al menos dos veces. Dentro del auto las ventanas estaban arriba y el aire acondicionado encendido encerraban el olor a tabaco, vainilla y una fragancia cuyo olor conocía muy bien. Channel.

-Muchas. -dijo secamente.

-¿Cuantas hectáreas de cultivos tienes? -repitió. Louis nunca renunciaba a sus preguntas siempre que ya habían sido formuladas, lo mismo era con sus ideas, dibujos, con todo en la vida. No renunciaba a nada una vez que lo había pensado.

-Mas de cien mil quizás. -Resopló.

-¿En la isla?

-En todo el mundo.

-¿En que países tienes cultivos? -Louis insistía en saber cada vez más.

-No voy a darte tanta información. -Harry advirtió.

-Tengo que saber que es lo que estoy comprando...

-Tu no me compras nada, sólo firmas un contrato para que yo pueda trabajar en tu país sin ser molestado, mantienes mi información persona fuera de la base de datos de la Interpool y a cambio de eso te proporciono una buena cantidad de dinero. "El gobierno deja trabajar a la mafia y la mafia le da de comer al gobierno" nunca olvides eso Principito y tu cabeza seguirá en su lugar -La arrogancia era dueña de su voz todos los días y Louis no iba a hacer la diferencia.

-Oh.

-Como sea, no vas a estar mucho tiempo aquí, por la tarde estarás tomando el té con la primera dama y yo seré libre de realizar mis labores sin la cautela de que alguien te vuele la cabeza y declare mi sentencia. -En pocas palabras le dio a entender a Louis que estaba siendo un estorbo.

Louis hizo un puchero y se deslizo por el asiento hasta queda con las rodillas pegadas a la guantera. El mas alto lo observó de soslayo y aquel gesto con la boca le causó un pequeño instante de ternura en el que Louis juró, vio una sonrisa.

-¿En que países no trabajas? -Harry soltó una bocanada de aire sonora, maldiciendo el momento en que un chiquillo mimado con la terquedad de un niño y la astucia de un empresario lo convenció de llevarlo a visitar los cultivos que habían bajo su poder. Este sería un día largo.

Finalmente dieron con los campos donde mucha gente se encontraba dispersa realizando infinidad de labores agrícolas. Sol, sudor y calor fueron demasiado para un Príncipe acostumbrado al frío quien debajo de su abrigo Gucci llevaba una simple playera deportiva casi adherida a su piel debido al sudor; habían caminado bastante recorriendo las grandes extensiones de hierba de muchas variedades y Louis ya estaba exhausto.

Su condición no era mala, tomaba sesiones de crosfit, hacia danza, MMA y gimnasia, aunque bien no tenia un cuerpo que se marcara demasiado bajo la ropa no era del todo escuálido; pero cuando estas en un lugar con tanta humedad y calor es imposible rendir igual.

Siguen caminando por los campos, visitando la gran variedad de plantas, en su mayoría marihuana; Estaba al punto de sacarse el suéter y quedarse en musculosa pero dudaba de lo que Harry pudiera decirle y además le apenaba su piel pálida.

-Estas sudando demasiado. -La observación de Harry sobra en ese momento y la mirada de Louis lo demuestra.

Tiene mejillas rojas, ojos cristalinos, labios entreabiertos soltando pequeños jadeos de cansancio y su cabello pegándose obscenamente a su rostro. Louis luce tan malditamente caliente que Harry no puede evitar el problema que se forma en sus pantalones cuando imagina aquella expresión exhausta en su rostro después de un buen polvo. Jadea.

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