Viernes 23 de Diciembre.
Londres, Reino Unido.
Palacio de Buckingham.A las once de la noche Louis se encuentra acurrucado en su cama, con su tercera taza de chocolate en las manos y galletas sin gluten en un tazón qué ha sido rellenado dos veces, mirando por uno de sus seis ventanales qué tiene su habitación con vista directa al Big Ben.
Espera la medianoche a que su cumpleaños llegue, como cada año, para nada más que soltar un pesado suspiro y murmurar un año más. Y así, sumergirse en un cuadro depresivo leve causado por el tiempo que transcurre con mayor fuerza de la qué debería y se roba los mejores años de su juventud sin haberlos disfrutado.
Sin embargo cuando la última hora de la noche transcurre y el gran reloj canta doce veces la media noche una llamada hace vibrar no sólo su teléfono, sino también todo su cuerpo. En la pantalla del aparato puede leerse fácilmente Harry Styles con una fotografía del más alto de fondo. La emoción lo invade más de lo que quisiera admitir y con manos temblorosas responde la segunda llamada qué le hace el rizado en la semana ya que desde la noche que volvió a casa ninguno de los dos tuvo la oportunidad de cruzarse un mensaje o algo por el estilo. No es como si Harry tuviera la obligación de ver como se contaba Louis así que de seguro le hablaba para corregir algún detalle del contrato o acordar un punto ciego para algún traslado de mercancía.
-Hola. -Su voz apenas un suspiro tratando de mantener su corazón dentro del tórax. Es detestable qué Harry lo ponga así, tan nervioso e inseguro, ansioso incluso, pero no niega que le gusta la sensación. Tal vez porque se ha identificado mucho con el Opekun dentro del los días cortos en los que ha convivido con él, quizás el hecho de ambos vivir encerrados y tener un anhelo de vivir libres sea otro vínculo que los une... Quizás porque es el único amigo real qué tiene y que no está cerca de él por que sea el Príncipe de Gales, a como muchos de los estudiantes de su facultad lo hacen. Incluso Harry podría odiarlo, pero el odio sería el sentimiento más real qué jamás alguien le habría dado.
-Feliz cumpleaños, principito. -canturrea Harry del otro lado de la línea, Louis casi puede oír su sonrisa oculta con un ligero tono de burla.
-¿Como sabes que hoy es mi cumpleaños? -pregunta extrañado y haciéndose una idea de lo que Harry va a decir.
-Cariño, la realeza no es la unica que puede obtener la información que desee solo con hacer una llamada. -Y ahí esta de nuevo Harry siendo un idiota y Louis no tiene problema en hacérselo saber.
-Eres un idiota. -resopla.
-Pero aun así me amas, o si no, por lo menos me necesitas. -responde con aires de superioridad. Louis no responde, se limita a bufar a la bocina haciendo soñar sus labios. Harry tiene razón, no lo ama, definitivamente no, no podría amar a un mafioso qué recién conoció, pero si lo necesita. Y tal vez lo aprecia. Por desgracia Harry es ese tipo de persona que te enamora con su sus palabras, su forma de caminar, los cigarrillos, la sonrisa. Absolutamente todo te haría caer por él, pero Louis solo se siente un poco en desequilibrio-. Tomaré tu silencio como una afirmación a que me amas.
-Eres un idiota. -Lo riñe.
-Eso ya me lo has dicho ¿No tienes otra frase más ingeniosa? -Mofa sus palabras, pero Louis ni siquiera se inmuta-. Es decir, pasas la mayoría del tiempo leyendo libros y estudiando, aprendiendo a ser un monarca, debes saber algo mejor que solo 'Eres un idiota'.
-Bueno, la mayoría de los libros que he de leer no están enfocados a los diversos insultos qué existen en el mundo... En efecto, mi lenguaje común esta limitado. -Es verídico qué cuando Louis habla de su educación o de sus hábitos como monarca su voz cambie a tal grado de volverse pausada y elegante, aplastando completamente su voz chillona. Es como si se volviera otra persona, alguien serio y refinado, a Harry no le agrada ese Louis.
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A Prince At Midnight
FanficEs el Principe de Inglaterra, pero no asumas que Louis lo tiene todo. Le vendría bien un poco de emoción o peligro en su monótona, costosa y ocupada vida dentro del palacio de Buckingham y quizás, tal vez, incluso... El amor de su vida. A pesar de n...