XXIX"Gales"

34 5 23
                                    

A las cuatro de la tarde en punto, el almuerzo ligero fue enviado a cada una de las habitaciones correspondientes a los invitados. Harry había decidido compartir habitación con Louis y no necesitó aprobación de nadie. Quizás no le iba tan mal como miembro de la realeza, pues poco le costaba hacer las cosas bajo su propio juicio. Se lo hizo saber al sirviente que llevó la comida de Louis a su habitación para solicitar que sus cosas fuesen trasladadas con precisa discreción.

-Eres todo un caso Harry. -dijo el príncipe.

Se encontraba acostado en un sillón de estilo Luis XV, muy similares a los de su hogar. Las piernas recargadas sobre el respaldo y la cabeza colgando.

-Pero me amas.

-Lo sé. -Harry caminó hasta él, luego de quitarse el saco y lanzarlo a algún extremo de la habitación-. No puedo creer que vistieras ese traje para venir aquí, solo para enfurecer a mi madre.

-En realidad planeaba traerlo porque quería. -El Opekun se dejó caer en el sillón imitando la posición de Louis.

-Bromeas ¿Verdad? -Una negación que vino desde su garganta, fue la respuesta-. ¿Enserio?

-Ajam....

-Traje negro con rosas rojas. -Suspiró Louis-. Supongo que la extravagancia es parte de su esencia. Es solo que... Olvídalo.

-¿Es solo que... qué? -insistió Harry.

-No es nada. Olvídalo.

-Louis, dímelo. -Algo hubo en su voz que hizo temblar el cuerpo de Louis. Es como si tuviera una forma de voz que causaba miedo en las personas. Como una voz de mando a la que no fueras capaz de negarte.

-Es sólo que cuando te conocí no solías vestir así. Ni siquiera cuando ibas a palacio a ver a... William.

-Oh...

-Te dije que mejor lo olvidaras.

-Suelo usar ropa negra porque necesito pasar desapercibido la mayor parte del tiempo. -Lo miró a los ojos y sonrió-. Pero en realidad me gustan mucho estos trajes y tengo poca oportunidad de usarlos. -Acercó su rostro hasta él y dejó un beso corto sobre sus labios. Louis se estremeció brevemente-. Pero si no te gusta puedo conseguir algo más serio.

-Me encantas así, Harry. -Lo besó-. Es como verte a ti, como en realidad eres. -Sin darse cuenta sus manos buscaron la seguridad de Harry entrelazandose con él-. No creas que no me gustas vestido de negro con tu gabardina que parecer pesar más que yo y un revólver escondido en el cinturón.

-¿Que te dice que no tengo un revólver escondido en el cinturón justo ahora? -dijo con ironía. Louis soltó una carcajada sonora que se detuvo con la mirada seria de Harry.

-¡Diablos! Si lo tienes. -afirmó-. ¿Si sabes que no lo necesitas aquí verdad? Los palacios son impenetrables.

-Y se lo dices al que entraba a tu habitación desde el jardín y nunca fue descubierto. -Ahora fue turno de Harry para reír con fuerza-. Ningún lugar en la tierra es impenetrable, principito. Ni siquiera mi propia casa.

La puerta hizo sonar tres golpes leves y a continuación se abrió dejando entrar a un par de sirvientes que traían la pertenencias de Harry y su almuerzo. No hicieron ruido y de la misma manera se detuvieron luego de colgar el portatrajes en el armario.

-Muero por ver que usarás hoy. -murmuró Louis.

-Es una sorpresa. Pero te aseguro que hará enojar a tu madre.

-No lo dudo. -Los ojos de Louis se cerraron en una mueca de incomodidad--. Creo que debería sentarme. Ya me duele la cabeza.

-¿Que te parece si salimos a pasear antes de la ceremonia? -Le preguntó Harry, quien rodó sus piernas encima de su cuerpo y se dejó caer sobre el suelo en una pirueta.

 A Prince At Midnight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora