XII "Dibujos"

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El Principe regresó a su habitación, sano y salvo. Feliz incluso pues aquella experiencia de muerte había sido la mejor de su monótona vida. Entraron por la ventana, Louis se hizo un raspón en la rodilla cuando resbaló en las baldosas húmedas por la lluvia, por desgracia Harry aun estaba trepando por lo que no pudo salvarlo esta vez. Dentro de su habitación la chimenea se mantenía encendida iluminando levemente su gran extensión.

-Voy a tomar una ducha rápida para poder curar el raspón y ponerme ropa limpia. ¿Quieres que te preste algo seco? Claro si quieres quedarte y eso. -preguntó, enciende las lámparas de noche y todo el cuarto se cubre con una tenue luz amarilla apenas útil para ver sus rostros.

-No gracias, me quedo así, además tu ropa me quedaría muy pequeña. ¿Te molesta si fumo aquí? -Pregunta, sacando una cajetilla de cigarros metálica de su gabardina.

-Ugh la cosa es que hay sensores de humo para los incendios, y si fumas todo el palacio se llenará de agua. -Le dice, Harry asiente y guarda la caja, se quita el abrigo y lo cuelga en el perchero para posteriormente moverlo junto al fuego, sabe que no estará seco cuando se valla pero al menos no estará tan frío.

-¿Quieres ayuda con ese raspón?

-Puedo lidiar con ello, gracias.

El Principe se dirige a su armario dejando al Opekun solo; nota por primera vez en una de las esquinas del lugar una serie de luces colgada sobre una mesa con muchos dibujos debajo. Camina hasta ellas y analiza con detalle todos los trabajos, hay cientos de hojas pegadas en la pared y cada una de ellas es diferente en todo sentido formando un mural de casi dos metros de altura.

Hay muchos retratos de Louis, del palacio, paisajes, y más personas, incluso algunos resultados resultan un poco reveladores y exóticos pero de forma artística y simbólica. Se toms el tiempo de admirar con detalle cada técnica utilizada desde lápiz en escala de grises, acuarelas, pasteles, tinta, incluso un cuadro en óleo. Tiene que admitirlo, el Príncipe tiene talento además de una visión del mundo desde un ángulo muy diferente, sobre todo una gran imaginación qué sobrepasa los niveles de abstracción y surealismo. Es magnífico.

Sobre la mesa hay mucho material regado por todos lados, algunos en cajas, botes o dentro de los cajones de la mesa, sin embargo todo tiene un patrón y cada cosa está con lo que debe estar. Es un raro sistema de organización sin estar organizado.

Observa también algunas estatuillas de diferentes tamaños y posiciones que van desde la arcilla y madera hasta el mármol. Incluso junto a la ventana alcanza a distinguir un caballete cubierto con una tela blanca, un posible trabajo a medias. Se dirige al enorme librero en busca de algo que leer mientras espera a Louis. Los títulos son bastante comunes de la literatura clásica, Shakespeare, Mark Twain, Wilde, Saint Exupery. Encuentra libros en sus idiomas originales y de distintas épocas.

Recorriendo las filas en busca de algo fácil de digerir y que prometa una buena historia se encuentra con un libro bastante grueso de pasta dura color hueso con la frase Let me be: this it what it is en el lomo, escrita con tinta de pluma y una caligrafía bastante elegante. Piensa por un momento si es correcto tomar el libro, por como luce puede ser algo privado pero la curiosidad es tanta qué necesita realmente verlo. Miró sobre su hombro, la puerta del baño seguía cerrada y el sonido del agua rumoraba en el vacío de su habitación.

Con sus dedos aún fríos agarró el libro, en la portada se repetían las palabras Let me be: This it what it is con una amplia gama de pequeños dibujos hechos a mano, como si se tratara de alguna especie de inscripción antigua muy similar a la egipcia pero con dibujos contemporáneos, como el tipo de cosas que te tatuarias. Tomó asiento en el sillón qué estaba entre la ventana y la chimenea y abrió el libro.

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