XIII "Delirios En Azul"

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La incompetencia es una de las cosas que Harry más detesta en el mundo, sobre todo cuando se trata de trabajos importantes que pueden costarle mucho dinero a su padre y un sermón terrible a él. La razón por la cual tuvo que salir disparado desde Londres hasta Irak, fue que uno de sus hombres encargados de la compra de opio en esa zona dijo algo que ofendió al vendedor irakie el cual se negó a vender el producto. Una compra de esa magnitud no sería tan grave si no tuvieran un cargamento de heroína que entregar a Canadá en dos semanas. El tiempo no estaba de su lado y odiaba tener qur hacer el trabajo por el cual está pagando. Seguramente después de arreglar ese asunto se encargue del responsable.

Se encontraba arriba de su avión privado qué recién despegaba, molesto y con tremendas ganas de un Louis Tomlinson. Claramente bebiendo whiskey no iba a sacar las imágenes de su cabeza. Sentía un halo eléctrico recorrer su cuerpo de pies a cabeza y concentrarse en la zona media de su cuerpo una cuarta más abajo. Si no liberaba esa tensión rápido, tendría un colapso nervioso, pero la maquina del cielo apenas se encontraba en proceso de alcanzar la actitud deseada y ponerse de pie en ese instante no era del todo recomendable. Pero de igual manera Harry Styles no era una persona que siguiera muchos consejos o incluso reglas, además su salud mental, física y la limpieza de los pantalones qué acaba de cambiarse estaban en juego.

-Te ves perturbado. -Zayn habla. Se encuentra sentado frente a él bebiendo licor con jugo. Harry apenas le presta atención, tiene la mente ocupada en asuntos más importantes-. ¿Harry?

-¿Ah? -balbucea.

-¿Que sucedió en la habitación del príncipe? -Cuestiona, pero no en modo pícaro, más bien preocupado.

-¿Como?

-Cuando regresaron al palacio te veías feliz y luego cuando saliste luciendo confundido. Perdido. . -Zayn observa los detalles de la actitud errante de su jefe quien mira por la ventana del avión la oscuridad de la madrugada como si fuese más interesante de lo que debería-. Pensé que estabas molesto por lo que sucedió en Irak pero ahora pareces perdido.

-¿Que? -Responde sin dar fe de lo que dice o escucha.

-¿Estas teniendo una encrucijada mental?

-Para nada. -respondió secante. Obviamente está mintiendo y su guardaespaldas es consciente de ello, pero también sabe que él jamás va a decirle lo que quiere oír y siempre tendrá que leer su lenguaje corporal para entenderlo. Es por eso que está tan colgado de él y de su forma tan variante de actuar y también lo que hace o hacía a Zayn la única persona capaz de interpretarlo y predecir lo que hará después.

Pero ni tanto tiempo cuidando su seguridad y leyendo sus movimientos casi impredecibles habrían podido descifrar que era lo que estaba a punto de hacer. Harry bebió de golpe la mitad del whiskey que restaba en su vaso haciendo un gutural sonido cuando al líquido frío y quemante atravesó su garganta.

-¿Te sientes bien? ¿Te puedo ayudar en algo? -Ignora su pregunta, desabrocha su cinturón de seguridad levantándose del asiento, saca el abrigo de lana sobre sus hombros y mira en dirección a su entrepierna haciendo que Malik también dirija su mirada a esa zona.

-Necesito arreglar esto. -Las mejillas canela de Zayn se ruborizan ligeramente.

No es nuevo que su jefe se encuentre empalmado mientras trabajaban y tampoco sería la primera que se encierra en el baño del Yet para bajarse la calentura, pero si la primera ocasión en la que se comporta como un león enjaulado, hambriento y a mitad de su celo. Algo lo inquieta y Zayn es el único capaz de notarlo.

-¿Necesitas ayuda? -En parte fue lo único que se le ocurrió, quizás solo pensó en voz alta a lo mejor tenía la mínima esperanza de que el mafioso candente que tiene por jefe aceptara su propuesta.

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