Edward tocó la puerta de la habitación de Louis, no respondió, tal vez estaba dormido así que decidió entrar. La primera dama lo había enviado en su búsqueda pues ya se encontraban en la sala principal a punto de abrir los regalos de día de reyes. Por dentro estaba helado, la chimenea apagada y las cortinas cerradas sin una luz o sonido de vida.
Harry se levantó del suelo donde se encontraba mirando al techo meditando lo que había sucedido hace poco más de una hora y pensando que iba a decirle a Louis.
—¿Louis? -preguntó. A lo lejos y en la penumbra no reconoció el cuerpo de quien había entrado a la habitación.
—No soy Louis, mi nombre es Edward Sheeran, soy su sirviente personal. ¿Quien es usted? ¿El joven Louis lo espera? -Preguntó el pelirrojo con amabilidad y educación.
—Soy un amigo de Louis, él no sabe que estoy aquí y yo tampoco sé donde está. -Dijo. Se puso de pie y acomodó su ropa, caminó hasta la pared y encendió la luz—. Solo estoy esperando aquí su regreso. ¿Sabes donde está?
—No. Me han enviado a buscarlo, sólo puedo asegurar que no ha salido del palacio, al menos no por la entrada principal.
—¿Puedo acompañarte a buscarle? Necesito hablar con él. -Prácticamente parece una suplico. El pelirrojo se piensa un poco su respuesta, corre el riesgo de que sea un extraño queriendo colarse en el palacio o puede que diga la verdad.
—¿Puedo saber quien lo busca para poder prensentarlo?
—No es necesario, realmente es una sorpresa y no me gustaría que la arruines, tiene mucho tiempo que no nos vemos. -Inventa una excusa rápida rezando porque el chico le crea.
—Esta bien, sígueme. -No muy convencido acepta. Abre la puerta y espera a que Harry salga, entonces empiezan a caminar—. Lo más probable es que esté en el gimnasio, la cocina, el estudio de baile o el salón de esgrima. Son los lugares que más visita.
—¿Louis hace todo eso? -pregunta curioso. Sabía que el príncipe era talentoso en muchas cosas pero esas actividades suenan complicadas para la edad que tiene.
—Así es. Además es peleador de Muai Thai, atleta y nadador, juega golf, soccer, fútbol americano y volleyball. Quizás algunas cosas más que aún no sé, soy nuevo aquí.
—Interesante.
No dijeron nada mientras seguía caminando por los pasillos interminables del palacio que en cualquier momento podría adquirir el título de galería artística. Colgados en las paredes casi cada dos metros de distancia había un cuadro de algún pintor famoso, una pintura de los miembros de la familia, piezas de arte hechas por algún miembro de la familia real. Estatuillas de bronce, arcilla, mármol o cerámica ordenadas milimétricamente sobre finos muebles de madera tallada y cubierta de barniz.
El gimnasio estaba vacío, en la cocina nadie había visto a Louis, el estudio de baile se encontraba cerrado, solo quedaba revisar el salón de esgrima y si no se encontraba ahí la única opción era volver a la habitación. Para suerte de Harry, fue capaz de escuchar un jadeo que reconociera hasta en el inframundo antes de llegar a la puerta; sonaba agitado y con cansancio, como si cada bocanada de aire que se escapaba de sus labios fuese una queja para si mismo, sin embargo no paraba. En la entrada pudo ver a través de los cristales un menudo cuerpo cubierto de traje blanco y costuras doradas blandiendo una espada contra un muñeco de práctica. Su pecho subía y bajaba de forma irregular, dentro de la máscara su frente tenía unas cuantas gotas de sudor como perlas.
Harry tenía la certeza de que ese era Louis, no en vano se había pasado la mayor parte de tiempo observando cada uno de sus movimientos como para no notar la frágil forma en la que coloca su mano izquierda a la altura de su cintura. Había tomado cada detalle de los movimientos de Louis en las pocas veces que lograba verlo y ya había contado hasta sus pestañas. Era capaz de reconocer la elegante manera de pararse y avanzar incluso cuando empuña una espada. Los giros, la posición de los pies, su porte, todos ellos eran parte de una danza improvisada sin música de la que Harry se estaba enamorando.
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A Prince At Midnight
FanficEs el Principe de Inglaterra, pero no asumas que Louis lo tiene todo. Le vendría bien un poco de emoción o peligro en su monótona, costosa y ocupada vida dentro del palacio de Buckingham y quizás, tal vez, incluso... El amor de su vida. A pesar de n...