XXVI "El Asesino Del Príncipe"

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El campo de entrenamiento interior en la fortaleza de Cheshire era una larga habitación con paneles de madera; siniestramente similar al campo de entrenamiento del palacio, con pisos abarrotados de aserrín y un grueso poste en un extremo. Por la noche, las antorchas iluminaban las paredes rodeadas por bancos, los
cuales estaban cubiertos por un arsenal de armas colgado: cuchillos envainados, lanzas cruzadas y
espadas. Louis extrajo la espada más pesada de la pared. Le gustó su peso cuando la levantaba, y, preparando su cuerpo para la tarea, comenzó a blandirla, una y otra vez. No estaba de humor para oír discusiones, ni para hablar con nadie por lo que el ruido de la corte en las gradas comenzaba a irritarlo. Había ido al único lugar donde podía expresar físicamente lo que sentía, era el centro de entretenimiento o un suelo pulido para poder bailar. No estaba del todo feliz por enfrentarse a Harry pero su enojo o más bien indignación y orgullo herido lo estaban llevando al borde de hacer locuras.

Harry aún no llegaba a la arena cuando el sudor de sus ropas y la estúpida armadura lo mataban de calor por dentro a pesar del frío del bosque. Se quitó el casco y lo arrojó al suelo lejos de él hasta alguna parte del acerrin. Respiró hondo y siguió blandiendo la espada al aire. Era bueno esforzarse intensamente. Sentir agotamiento en cada tendón, concentrar cada músculo
de su cuerpo a una sola actividad. Necesitaba sentir esa conexión con la tierra y esa seguridad, entre
tantas tácticas repelentes, decepciones y hombres que miraban a todos los que los rodean como piezas en un rompecabezas. Cada miembro de la corte era un bufón personal para otro más.

Atacó.

Una sonora secuencia de tres golpes contados por Harry, girando para que su espalda no diera contra uno de los postes, sino contra el resto del largo campo de entrenamiento. Cuando Louis volvió a atacar, Harry utilizó el espacio que ahora se encontraba detrás de él, moviéndose hacia atrás. Y más atrás. Louis rápidamente comprendió que estaba desarrollando las mismas experiencias que
habían descarrillado a sus anteriores contrincantes esperando que la lucha fuera más directa de lo que era, y descubriendo que, en realidad, Harry era difícil de acorralar. La espada de Harry molestaba, escabulléndose sin
concretar un golpe. Harry lo tentaba, y luego daba un paso atrás.

Era irritante. Harry era un buen espadachín, y en esos momentos no se estaba esforzando. Para aquel entonces ya habían recorrido todo el largo del campo de entrenamiento y estaban luchando al lado del poste más grande, toda la corte guardó silencio completamente embelezada en la danza de espadas que en cualquier momento podrían sacar chispas. La respiración de Harry continuaba imperturbada.La siguiente vez que Louis intentó atacar, Harry esquivó el golpe y giró alrededor del poste, por lo
que el campo de entrenamiento volvió a quedar a su espalda. Su estatura no ayudaba y el dolor en su cadera por la cabalgata y la noche anterior no ayudaban en absoluto.

-¿Acaso vamos a estar solamente moviéndonos por todo el campo? Pensé que me presionarías aunque fuera un poquito -dijo Harry.

Louis dio rienda suelta a un golpe; utilizó toda su fuerza y brutal velocidad, no dándole a Harry
tiempo para hacer nada más que levantar su espada y evitar lo que en una guerra real, había sido un corte limpio. Sintió el golpe del choque entre espadas con un chirrido del metal y observó como la fuerza del impacto viajaba por las muñecas y hombros de Harry observó como éste casi tira la espada de sus manos, y como lo lanzó, satisfactoriamente, de una postura balanceada a tambalearse tres pasos hacia atrás. Sonrió con suficiencia y la corte grito con euforia.

-¿Te refieres a algo así? -dijo Louis.

Harry se recobró, moviéndose otro paso hacia atrás. Estaba mirando a Louis con ojos estrechados. Parecía que sus miradas mantenían una guerra alterna al golpe de sus espadas. Había algo diferente en su postura, un nuevo recelo. Había herido su zona de confort y eso solo había logrado enfurecerlo. Tuvo miedo por un segundo.

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