U N L A R G O V E R A N O (2).

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Los tiempos que se marcan dependiendo la narración del personaje es variada. Con Yuri son días después. Con Victor, es la continuación del capítulo anterior.

—Treinta y ocho y medio de calentura —por la experiencia de Yuu-chan y mamá, los últimos meses son cruciales para que se complete la gestación.

Dos días después de que se fue Victor, comencé con fiebres, vómitos y náuseas. El doctor asegura que no hay que preocuparse mucho, pero debo estar en estricta vigilancia, no puedo quedarme ni un segundo solo y eso llega a frustrarme, me hace sentir inútil.

Me miré en el espejo del baño. Mi cabello creció lo suficiente como para que lo recogiera en una pequeñita coleta, mi cuerpo cambió en muchos aspectos. Estaba más cachetón y todo mi cuerpo estaba hinchado. Las grandes ojeras que adornaban mis ojos hacían que tuviera un aspecto mucho peor del que estaba y me sentía.

Al menos Victor no me ve de ésta manera tan lamentable, es decir, todo en mi perdió gracia, aunque no tuve mucha pero, así ya no le gustaré... ¿Y si él se fué a Rusia no por los encargos de Yakov, sino porque me desprecia?

No, por supuesto que no, él no haría eso. Él no lo haría... ¿cierto?

Pero sigo preocupado. Victor no ha llamado en todo éste tiempo y por más que intento marcar a su teléfono no responde. Ojalá que todo esté bien, me preocupo demasiado, todo el mundo me dice que es malo, que dañará al bebé, pero simplemente no puedo evitarlo.

—Yuri, duerme un poco —Minako-sensei me visitaba constantemente desde hace un par de meses atrás. Estaba muy emocionada, quiere enseñarle todo lo que sabe de ballet a el bebé.

Me recosté en la cama, cubriendo parte de mi rostro con las sábanas. Mientras mis pensamientos se perdían en el mar de dudas y miedos por Victor. Si tan sólo llamara avisando que esté bien.

¿Y si le pasó algo?

Tomé la computadora y entrando a la página del aeropuerto, compré un boleto a Rusia. La única forma de estar tranquilo es teniendo a Victor a mi lado.

Mamá entró con un tazón grande de katsudon para que comiese, pero hambre es lo que me falta. Ella me veía preocupada, yo solo pude sonreír como si todo estuviera bien.
No podía contarle mi plan, no me dejaría marcharme.

En la noche tenía que abordar, dejaría una nota, llamaría un taxi y viajaría a Rusia, donde Yurio se encontraba. Me pregunto, ¿qué tal le irá en su relación con Otabek? Cuando lo conocí se veía con un carácter fuerte, sin ganas de convivir con los demás patinadores.

Preparé algunas cosas que creí importantes para el viaje, y me fui de casa dejando una nota. Espero que no la vean antes de que pueda partir.

Llegué al aeropuerto. La fiebre me volvía loco, mi cabeza dolida demasiado y me sentía perdido a donde fuera. Gracias a una señora mayor, que fue tan amable en ayudarme, es que pude subirme al avión.

...

Fui directo a lo que antes era mi habitación. Los recuerdos de mi niñez regresaban a mi mente tan rápido, que no supe que sentimiento albergaba, pero felicidad no era, no había exactamente un recuerdo alegre en el que tuviera en ese lugar.

Miré a todas partes, mi equipaje no estaba y me estaba preocupando, ahí guardaba algunas cosas importantes como el teléfono, mi computadora. Al girarme para ir directo a la puerta, esta se abrió de repente.
Era Larisa, la ama de llaves, mi segunda mamá, quien me cuidó de mi padre como si fuera su hijo, con cariño y  mucho cuidado estuvo al pendiente de mi hasta que me fui de casa.

Fui corriendo a abrazarla, mientras sentía su pequeño y débil cuerpo por la edad corresponderme de igual forma. Ella me recibió con una gran sonrisa, y sus ojos llorosos.

Hanarezuni soba ni ite / Sólo quedate a mi lado (Yuri On Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora