Hanarezuni soba ni ite / Sólo quedate a mi lado (Yuri On Ice)

L O S R E C U E R D O S D E Y U R I

—¿Quién es él, Victor? —Yuri no parecía entender y prefería que fuera así, no debía involucrarlo más. No quiero que mi familia le haga daño, yo sé que mi padre, cuando se entere de Yuri y mi hijo, nos matarán a los tres.

—Eso no importa Yuri, tienes que irte ahora mismo —estaba nervioso y la voz ansiosa me delataba. El rostro preocupado de él me ponía los pelos de punta, no quería ocultarle nada más, pero el simple echo de protegerlo, me daba el impulso suficiente para ocultar mis sentimientos, sólo por esta vez.

—Sabes Victor, me la he pasado muy mal... ya te lo he dicho, pero, siento que debo decirte algo... algo importante —de la bolsa de su pantalón, sacó un disco con protección. Lo tomé, observándolo cuidadosamente, las palabras escritas en ellas. "El verdadero Victor"—. Hace un par de meses, este tipo de mensajes me han estado llegando, creí que debías saberlo...

—¿Quién te lo envió? —"el verdadero... Victor". Eso quiere decir que, hay algo de mi infancia, en este disco—. ¿Qué viene en este disco?

—No sé quién lo envió... Y sobre el contenido, es algo que debes ver tú —Yuri parecía querer hablar del tema, sus ojos brillaban delatadores, como si intentara encontrar las palabras adecuadas. Y sin previo aviso, como un impulso propio de él, me abrazó sin importar en donde estábamos ni quien nos podría ver—. Es cierto que hay cosas que no podemos controlar o cambiarse, por mucho que uno se esfuerce. Pero recuerda algo, Victor... Por eso tú, no debes dudar cuando llegue el momento en el que debes darlo todo.

Mi cuerpo se tensó al escuchar sus palabras alentadoras. Y las ganas de abrazarlo mas fuerte y nunca soltarlo me invadían. Recordé algo de mi pasado en esta casa, recordé ese día, que lo viví y sentí con la misma intensidad que en este momento.

—Padre, ¿por qué la gente busca poder? —hasta el momento yo era el único hijo de la familia Nikiforov y estaba siendo educado para ser el mejor en todo.

—Esa es la naturaleza de las personas —su semblante era frío y distante, siempre poniendo una barrera entre nosotros, pero en aquel entonces, lo admiraba. Creía que mi padre era el hombre mas valiente sobre la tierra que no tenia miedo a nada, que era capaz de lograr sus objetivos y sobretodo, que él era el éxito inalcanzable—. Por eso, como primogénito y futuro heredero, tienes que darlo todo sin vacilación.

Mi padre pudo ser cruel en todos los sentidos y los errores que cometía eran imperdonables, pero siempre hubo algo en ese hombre, que era imposible odiar.

—Tienes que irte —lo solté y realmente me dolió, era el mismo dolor que cuando te quitan un pedazo de tu ser.

Sin decir nada más. Le di media vuelta y con un empujón suave, dejé que tomara su rumbo a la salida. Mientras veía alejarse sin que pudiera voltear, porque era mejor así, ambos sabíamos que si nuestras miradas se reencontraran no podríamos alejarnos nunca más.