E L P A S A D O Q U E N A D I E S A B E.

2.6K 319 23
                                    

Abrí los ojos poco a poco. Encontrándome con un serio Otabek, muy cerca de mi. Su mano estaba sobre mi frente y me miraba fijamente.

—Ya  ha bajado —dijo al momento de alejarse, tomando la bandeja con agua, yéndose a quien sabe que lugar.

—Agua... —pedí jadeante, al tiempo que miraba al rededor lo más que pudiera, ¿de quien es ésta casa?

Yurio me entregó un vaso con agua mirando a otro lado. Supongo que eso de ayudar no se le da muy bien. Agradeci al tiempo que llevaba el vaso a mi boca para dar un gran trago, sintiendo el gran líquido tibio resbalar en mi interior.

Todos guardaron silencio, esperando a que alguien tuviera el valor de hablar y preguntar. Mientras, miraba de reojo el departamento en donde me encontraba. Era grande y muy ordenado, las paredes eran grises y adornadas con pocos cuadros.

—¿Qué demonios te pasó allá katsudon? ¿Donde está Victor? —preguntó Yurio exasperado por el ambiente que se había formado.

—Yo... no sé cómo decirlo —Otabek volvió, posicionándose al lado de Yurio.

—Tranquilo —dijo al tiempo que me miraba—. ¿Cuantos meses?

—Seis... —¿lo sabe?

—¿Sobre qué? —dijo frustrado Yurio, sin entender la situación.

—E-estoy embarazado —todos excepto Otabek, soltaron un gran qué al aire. Destapé mi panza dejándola expuesta. No me había dado cuenta que estaba demasiado grande.

Todos volvieron a quedarse en silencio. Mirándome extrañados y estupefactos.

—Lo explicaré después... Solo necesito saber dónde está Victor. Se fue hace cinco días de casa, quedándose en Rusia. Él me prometió llamarme pero no lo ha hecho —esta vez fue Yakov el que intervino.

—Yo sé dónde está —lo miré esperanzado—. Pero no podemos hacer nada ahora. Victor está con su padre ahora.

Recordé lo que me había dicho antes de desmayarme. El padre de Victor, su familia y su pasado. ¿Qué fue de él?

—Necesito ir allí ahora mismo —intenté levantarme, pero el pie de Yurio golpeando el sofá me detuvo

—Tú te levantas y te mato —amenazó con una mirada llena de odio.

Yakov comenzó a contarnos algunas cosas, a grandes rasgos sobre el pasado de Victor.

...

El hijo esperado por todos, el primogénito de la familia Nikiforov. Nacido con el objetivo de ser educado a la semejanza de mi padre para algún día heredar sus negocios.

Fui criado totalmente en casa, las únicas veces que salía era cuando mi padre comenzó a llevarme a fiestas cuando tenía seis.

Madre no estaba de acuerdo con el trato que tenía, pero ella no tenía voz ni voto, simplemente tenía que lucir como la esposa bella y obediente. Pero cuando estábamos solos, me contaba sus sueños y anhelos, me daba consejos y me cuidaba demasiado.

Vitya, ¿has pensado que te gustaría ser de grande? —preguntó madre un día cuando tenía ocho.

—Nada en especial —se me había dado todo y nada captaba mi interés, madre estaba preocupada a que me fuera formando a como mi padre quiere.

Madre pidió que sacara una caja de su pequeño estante, no entendía para que, pero lo hice. Le tomé entre mis brazos, era un poco grande y no era tan pesado. Cuando ella lo tuvo, pasó torpemente sus dedos por encima de la caja, rozando despacio. Su mirada se volvió nostálgica y una sonrisa simulada adornó su rostro, casi nunca la veía sonreir de esa forma.

—Este es mi mayor tesoro —dijo en un susurro. Quitó la tapa dejando al descubierto unos patines—. Cuando tenía un par de años más que tú, mis padres me compraron mis primeros patines, recuerdo que la primera vez que los usé sobre el hielo me caí diez veces.

Rió, los patines eran grandes y sus cuchillas de color doradas.

—Luego me casé y tú padre me lo prohibió —sacó el patín y me lo entregó. Lo tomé, pasando mis dedos por todas partes, explorando y mirando. Me di cuenta que eran nuevos—. Es nuestro pequeño secreto.

—¿Son tuyos? —ella negó suavemente.

—Los compré hace mucho para mí gran amor —la miré extrañada—. Para ti, mi niño.

—Pero son demasiado grandes —ella asintió. Guardó los patines como un gran tesoro.

Cuando cumplí diez, le comenté a padre sobre la idea de poder practicar el patinaje sobre hielo, su respuesta fue un rotundo no. Decía que era una perdida de tiempo, que debía concentrarme en lo que realmente era importante.
Pero en uno de los viajes de padre. Madre y yo salimos a hurtadillas de casa, ella dijo que era mi regalo. Cuando menos me di cuenta, estaba en una pista. Madre rentó los patines y al entrar ella comenzó a deslizarse como si caminara, tan suave y limpio, tan despacio y con una delicadeza sublime.

Ese día me enseñó a lo que hoy en día es mi pasión, madre me dió el lazo que me conectaría con Yuri.

—La única esperanza que me queda es... —subí rápidamente los escalones dirigiéndome a la habitación de Mark. Sé que él me detesta, más que eso, me odia, pero si le explico la situación y que no quiero nada de las malditas acciones puede que ablande su corazón.

Llegué frente a la puerta y toqué dos veces, con la esperanza de que no se haya ido. Nadie contestó.

—Demonios —tengo que hacer algo y pronto. En eso, escuché a alguien llamarme por detrás, al girarme encontré a Mark quien me miraba exasperado.

—¿Qué quieres? ¿Quitarme la habitación también? —dijo burlón mientras sonreia con arrogancia.

—No.. Mark, necesito tu ayuda —me miró sin poder creerlo. Victor Nikiforov, el primogénito, próximo heredero, quien había buscado hace mucho su independencia le pedía ayuda a su hermano menor.

Mi intención jamás fue menospreciarlo, mucho menos humillarlo, pero su odio había sido alimentado por padre. No había nada que pudiera hacer.

—Necesito que me ayudes a salir de aquí —sentencie decidido.

Necesito ver a Yuri, necesito estar a su lado.

Madre mía, pero miren que capitulo xD okno jajaja
Gracias por seguir leyendo ♥

Hanarezuni soba ni ite / Sólo quedate a mi lado (Yuri On Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora