P R I M E R O S P R E P A R A T I V O S.

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-¡No quiero! -salí huyendo despavorido de la habitación, tratando de mantener la poca hombría que quedaba en mí persona.

-¡Necesito que te pruebes esto! -dijo Mila detrás de mí, divertida por la situación.

-¡No! -salí corriendo de la sala para esconderme bajo llave en el baño.

-Vas a salir tarde o temprano y cuando sea así, no escaparás de mi -proclamó victoriosa.

Suspire aliviado mientras caía junto al inodoro. Mi corazón latía tan fuerte que ni yo me lo podía creer.

Esto es una locura, totalmente una.

Abrí la puerta tan despacio, vigilando que no hubiera nadie al acecho y salí huyendo rumbo a la recamara de mi pequeño. Aleksi se encontraba durmiendo tranquilamente, su respiración era tan baja que apenas podía oírlo.

-A puesto que lo extrañas... -me senté a su lado apreciándolo, notando su pestañas y su piel tan clara, sus pocos cabellos saliendo desordenada-. Mi pequeño, mi niño hermoso... Aun no puedo creer que yo haya podido traerte al mundo... Te pareces tanto a tu padre, de seguro eso muestra que serás un niño muy travieso e impulsivo, pero que amará tan fuerte como su corazón y su alma lo permita.

-Yuri -la voz de Mila se apareció de pronto, conteniendo la respiración me alejé de ella-. ¿Puedes venir un momento? No te haré nada.

Consternado, me encaminé a seguirla. Ella parecía más calmada, relajada. ¿Me habrá escuchado? Que vergüenza.

-¿Qué sucede? -dije preocupado.

-¿Te duele? -levanté la ceja involuntariamente en señal de duda. Sus ojos parecían los de un cachirrito, y sin decir nada, señaló mi corazón.

Separé mis labios para contradecir esa idea. Pero no pude, las palabras se me atoraron en la garganta y la tristeza inundó mi mente.

-Claro que no... -traté de sonreír, mientras las lágrimas brotaban incesantemente. No podía detenerlas. Cubrí mi rostro con ambas manos, mientras Mila me brindaba un abrazo cálido.

Victor, prometí ser fuerte pero...

Lo siento.

...

A unos cuantos días de la boda, mi padre decidió no aparecerse por la casa, y cuando lo llegaba a hacer, me evitaba de cualquier forma que se le ocurriera.

Katia estaba tan feliz por el dichoso matrimonio, que era imposible no ver su sonrisa de oreja a oreja.

Mark salió por un negocio de trabajo (para mi buena suerte) y no lo vería sino hasta una semana después, en el gran día.

Y mi madre, que cada día se veía más y más enferma. Parecía cansada y con mucho sueño. Su pálida piel ahora mostraba todos los rasgos de una persona que se le escapaba la vida en cada suspiro.

-Tienes que comer algo, madre -decía preocupado mientras me tomaba la mano en un suave apretón.

-Vitya, lo único que quiero es que seas feliz -dijo muy bajo, en suspiros entrecortados.

-Madre, como quisiera regresar el tiempo y aprovechar esos días que perdí cuando me fui de casa -le dije entre tristeza y tristeza.

-No digas eso, Vitya -me miró con sus ojos azules-. Te han pasado tantas cosas buenas, realizaste tus sueños, conociste al amor de tu vida y ahora estás formando una familia nueva. Así que Vitya, por favor, sé feliz.

Hanarezuni soba ni ite / Sólo quedate a mi lado (Yuri On Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora