I M P E R D O N A B L E.

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Atención.
Contenido vulgar y escenas "medio explícitas" de gore. Se recomienda discreción.

Entré a la casa detrás de él, manteniendo una cierta distancia entre ambos. Caminamos en silencio, con el eco de fondo de nuestros zapatos chocar contra el mosaico reluciente de la casa y subimos las escaleras, sabia a donde se dirigía y llegando ahí no tendría escapatoria.

Su oficina, ese fue el ultimo lugar en donde hablé cara a cara con mi padre antes de irme de la casa a los veinte años. Para los dos, ese pequeño cuarto traía recuerdos incómodos e incluso molestos. No es como un sentimiento agradable.

Al entrar, noté que se encontraba mi madre, sentada en una de las sillas mirando a un punto indefinido del lugar. Al escuchar a mi padre, ella se puso nerviosa y de inmediato quedó inmóvil. Cerré la puerta y me coloqué junto a mi madre.

Nos quedamos interminables minutos en silencio. Viendo como mi padre se servía un poco de wisky con hielo para relajarse. Parecía bastante tranquilo para haber estado enojado antes. Una vez terminada su preparación, se sentó frente a nosotros para por fin comenzar la plática.

—¿Y bien? —fue lo primero que dijo. No especificó a quien ni que asunto específicamente. Ni siquiera nos miraba, no sabíamos responder.

—Cariño... —comenzó mi madre con un valor que desde hace tiempo no veía a ella. Y sin vacilar, la mirada de mi padre se posicionó en ella, dejándola sin habla por lo intimidante que era—. Lo siento de verdad, no volverá a suceder así que...

—¡No! —interrumpí, sintiendo la opresión en mi pecho como aquella vez—. Ya no más, madre.

La escena parecía divertir a mi padre, quien sólo daba tragos cortos a su licor. Mientras escuchaba atentamente sin intervenir.

—Te lo diré una vez más, porque parece que lo has olvidado —tragué en seco y decidí continuar—. No me casaré con Katia, jamás. No la perdonaré por lo que hizo y a ti...

—¿A mi? —preguntó sonriente—. ¿Piensas que un cachorrito como tú es digno de amenazarme? No me hagas reír. La boda sigue en pie y ni se te ocurra cancelar o ahora si, no tendré piedad.

—¿Conoces la piedad? ¡Por favor! Lo que le hiciste a mi madre hace ocho años es imperdonable.

...

—¿Katsuki Yuri...? No parece alguien fuera de lo común —dije para mi mismo.

Tomé mis cosas y las guardé rápidamente. Ya era muy tarde y padre no tardaría en llegar, salí corriendo del lugar para entrar a la casa con sigilo. Una vez ahí, me encontré con Mark horrorizado, su cara estaba pálida y tenía un sudor frío.

—¿Mark? ¿Qué sucede...? —me acerque a él y de inmediato me apartó de un golpe.

Hanarezuni soba ni ite / Sólo quedate a mi lado (Yuri On Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora