CAPÍTULO 22

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Marifer


Todos seguimos sentados alrededor de una pequeña mesa cubierta de ponche navideño, mientras tenemos una plática de lo más animada y "normal", sí, normal.

<<El amor está en el aire. >> Lo dijo mi madre, aunque dudo que sea por nosotros.

Luego del shock que sufrimos con Marilyn por el repentino interés de Max hacia nuestra madre, verlos juntos compartiendo momentos o simplemente tonteando se volvió de lo más cotidiano. Mi padre se lo llevó demasiado bien, sigo sospechando que hay algo que me esconde y quiero descubrirlo.

—¿Qué tanto trama esa cabecita tuya? —la voz familiar que tanto amo, me saca de mis pensamientos.

Esa sonrisa tan suya de Alex me vuelve loca, me dan ganas de agarrarlo por los cabellos y montarlo al estilo cavernícola. Totalmente desquiciado, lo sé, Alex tiene ese efecto en mí.

—No tramo nada, no te ha pasado que te quedas pensando en retrospectiva, ¿no?

—Me suele pasar, especialmente desde que cierta mujer, me echó un trago luego de uno de mis triunfos.

Le miro sonriente como tonta de solo pensar ese día. Lo nuestro en verdad es fuera de serie. Quien iba a pensar que terminaríamos totalmente enamorados.

<<Si me lo decían, ni yo lo hubiera creído. El engreído tiene su corazoncito. Algo idiota, pero lo tiene. >>

—¿Crees que así empezó nuestra historia?

—Es probable que empezara mucho antes de lo que ambos queremos admitir.

Pienso en sus palabras, y en mi mente hay un recuerdo de ambos. Éramos niños y por alguna extraña razón dejamos de ser amigos. Lo sé, estoy loca. Tal vez, solo quizás, sí, empezó mucho antes y toda esa rivalidad era que nuestros corazones se llamaban y ambos lo interpretamos mal, muy mal, a decir verdad.

—Me quedo con el recuerdo de ese primer momento —declaro.

—¿Hablas, de cuando te apoyé en la dura pared y te enfrenté?

—Sí, hablo de ese día.

—Tus ojos, tus labios, por mucho que quise enojarme por lo que habías hecho, no podía. Una extraña sensación se apoderó de mí.

—Yo también lo sentí —Toma mis manos y da un pequeño beso en ellas.

—Fue demasiado raro.

—Amor, acostúmbrate somos raros.

—Tú estás loco.

—Y tú eres una princesita insoportable.

— ¡Dilo otra vez y te rompo la madre!

—Ni en broma lo diría... paso. Tengo miedo a tus puños.

—Y eso que no los has probado, bueno no aún.

Lanza una carcajada sonora y me observa.

—¿Piensas golpearme en un futuro?

—Eso depende.

—¿De qué depende? —Alza la ceja sugestivamente—. Dime...

—De si me haces enfadar y de si sigues dejando la toalla en el piso.

—Te das cuenta de que no vivimos juntos y ya tenemos esos "problemas de pareja."

—Tonto, si tenemos "problemas de pareja", es porque somos una pareja.

El juego de mi vida, Serie LOCO AMOR 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora