CAPÍTULO 21

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Daniel


Es impresionante cómo esta mujer puede ejercer tantas emociones en mí, que no pensaba que existieran, no hasta que la conocí. Con cada canción que pasa me siento más atraído por ella.

Aitana es todo lo que nunca quise.

Me gusta verla descalza, con su guitarra en mano y como único público, yo. Se remueve en la cama y sigue cantando Demons de Imagine Dragons.

Me paro y voy hasta ella, me mira expectante y deja la guitarra de lado. Me gusta ese brillo en sus ojos, me gusta ser yo quien lo cause.

—No creo en tus demonios.

Le afirmo con vehemencia, dándole un beso en la frente. Luego de la noche, bueno, de las noches que nos hemos escabullido estoy... aliviado. ¡Sí, esa es la palabra correcta! Siento un inmenso alivio al verla feliz, de no ver a la Aitana que siempre anda pendiente de un móvil que nunca suena.

Me tiendo en la cama tocando el tatuaje en mi cuello y me quedo ahí, sumergido en los recuerdos del pasado. ¿Qué hubiera pasado si la hubiera conocido antes? 

<<El tiempo es perfecto. >> Palabras de mi madre, la recuerdo en la cocina haciendo lasaña. Diciéndome que me preparara para la vida, regañándome por mi obsesión por el orden.

Tira la almohada en el suelo y por impulso la tomo de inmediato y la pongo en su lugar.

—Eres un obsesivo del orden.

—Y tú eres una desordenada —La tomo en mis brazos haciéndola chillar.

—De los mejores cumplidos que me han hecho.

—Y tengo miles más de ese tipo.

—Mmm... Qué bueno que los tengas, porque los necesitarás mucho, y muy a menudo.

— ¿Eso es una promesa, de que pasaremos más tiempo juntos?

—No me gustan las promesas, por lo que dejare que el tiempo lo decida, y sí, me encanta pasar el tiempo contigo.

—A mí me gusta tu desorden y adoro tu no promesa.

—Me pregunto qué pasaría si desordeno tus calcetines, perfectamente acomodados.

—No te atrevas a preguntártelo nunca —Le dejo una muy clara advertencia.

—Es oficial, estas completamente desquiciado —Su lindo mohín me hace sonreír.

—Haces que se me olvide que estaba molesto, y me frustra eso.

—Es un buen truco ¿cierto?

—Eso es una estrategia muy baja.

—Estamos a mano entonces.

— ¿Y eso porque?

—Porque tú siempre me juegas en contra cuando me miras.

—Deja que entienda eso, ¿sólo con mirarte te derrites? —Dibujo una sonrisa de satisfacción en mi rostro.

—No debí decir eso —Noto que se exaspera.

—Pero si lo dijiste, y no te dejare olvidarlo nunca.

—Eres malvado.

—Prefiero el término, inteligente.

El juego de mi vida, Serie LOCO AMOR 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora