—Pero, ¿que hacemos aquí?— Raúl miraba confundido la puerta de la casa de Celia, la abuela de Alejandro.
—He dicho que es una sorpresa!
—¡¿En casa de tu abuela?!
Alejandro sacó las llaves de su bolsillo, pero antes de abrir se acercó a él, llegando a unos milímetros de su boca.
—Se que imaginabas otra cosa, pero esto te gustará también— susurró, podía sentir el aliento de Raúl acelerarse contra sus labios, antes de bloquearse —Y luego puedo pensar en sorprenderte más— acarició su espalda desde arriba hasta su cintura —Si quieres.
Se alejó y abrió la puerta, ignorando su chico rojo y sin aliento, que deseaba mas.
Pero ese no era el momento adecuado.
—¿Abuela?— Alejandro había entrado y Raúl fue detras de él en unos segundos.
—¿Ale?— la señora preguntó, como si pensara que lo estaba imaginando.
—Si
—Estoy en el balcón.
Los dos salieron.
—Hola— saludó Raúl, un poco avergonzado. No podía acabar de pensar en Alejandro tan cerca en el rellano, acariciando su espalda.
—Chicos, ¿que tal el halado?
—Bien— Alejandro respiró hondo — Quería decirte una cosa.
—Lo que quieras, mi amor.
—Bueno no se como decirtelo— sonrió nervioso, mirando Raúl por unos segundos
—Raúl no es simplemente un amigo. El es..
—Tu novio— sonrió su abuela.
Raúl y Alejandro estaban tan sorprendidos que se quedaron callados sin saber que decir.
—Pero, ¿como...
—Bueno, había entendido que había alguien y tenía algunas sospechas, pero la llamada de tus padres me ha confirmado lo que pensaba.
—¿Te han llamado?— Alejandro se puso nervioso. Nunca había hablado de sus padres padres con Raúl, estaba un poco avergonzado de ellos y de su reacción.
—Si y no me preguntes que me han dicho. Los conoces mejor que yo, no importa. Se despertaran algún dia y se daran cuenta de sus errores. Siempre penso que es mi culpa también: no he sido una buena madre probablemente.
—No digas eso eres la persona mejor de este mundo. Siempre quise que fueras mi madre.
—Eres muy dulce, pero no te olvides que siempre serán tus padres y que tienes que abrirle la puerta si vuelven por ti. Quizás cuando muera...
—¡No hables de eso!
—La muerte es parte de la vida, mo cometas el error de olvidarlo. Sólo soy felíz que cuando me iré habrá alguien a tu lado, qie te quiera y te cuide. Os queréis y no hay nada malo en eso sólo porque son dos chicos. He conocido muchas parejas cuando era joven y más de la mitad no se miraban como hacéis vosotros. Como si todo lo que necesitáis estuviera en los ojos del otro.
Los dos se sonrieron y Raúl cogió su mano.
—Raúl te mira como me miraba tu abuelo. Parece que puede leer tu alma y la adora aunque no sea perfecta.
—Es así— Raúl miró el suelo, avergonzado.
La señora se levantó, cogió el rostro de él rostro entre las manos.
—Nunca tengas vergüenza de lo que hay entre vosotros, porque no hay nada mas bonito de un corazón enamorado.Veinte minutos despues Celia se había ido a la cama y ellos estaban en silencio, mirando las estrellas. Raúl se dio cuenta de que Alejandro lo miraba y le sonrió sin decir nada.
—Me gusta como la luna ilumina tu cara.
Raúl lo miró sorprendido, sin palabras. Nunca habría imaginado que el chico que había conocido en Barcelona pudiera ser tan cariñoso.
—Me he equivocado muchas veces en mi vida y una ha sido contigo, te había juzgado mal.
—Antes de conocerte estaba muy perdido, se que parecía superficial. Intentaba hacerlo para no dejar que nadie entrara en mi corazón, pero tu los has conseguido con una mirada; como si toda mi vida fuera esperando tu llegada.
Raúl abrió su boca para decir algo, pero Alejandro siguió hablando.
—Puede que eato entre nosotros vaya muy rápido, pero quiero seguir mi corazón— miró decidido su chico —Raúl me gustaría vivir contigo, quieres?
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La fuerza de tus palabras - Alejandro y Raúl
FanficAlejandro tiene los ojos verdes, el pelo rubio y un cuerpo perfecto. Es hermoso, inteligente y tiene un trabajo que le gusta. Cada noche una chica diferente duerme en su cama, pero él se siente vacío, como si estuviera perdiendo algo... Una noc...