Cap 5

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—¿Oriana? —la voz de J me hace salir de mi estupor.

Estoy sentada en el suelo de la regadera hecha un ovillo. El agua es fría ahora y no dejo de sollozar fuertemente. No sé cuánto tiempo he estado bajo el agua, pero sé que ha sido el suficiente como para que J haya venido a buscarme. Cierro el grifo con la mano temblorosa y me doy cuenta de que mis manos parecen pasas por el agua.

Tomo la toalla que ha dejado sobre la taza del baño y me envuelvo en ella, temblorosa. Sin dejar de sollozar y llorar.

—Oriana, voy a entrar. Necesito que cierres los ojos. Tengo un arma que...

—Odiarías tener que usar conmigo. Lo sé. —digo, imitando el tono de su voz, rodando los ojos, mientras me giro sobre mis talones.

Las lágrimas pesadas siguen cayendo y ni siquiera me importa que J vaya a verme semidesnuda.
La puerta detrás de mí se abre y siento a J caminar detrás de mí, bastante cerca. Mis hombros suben y bajan por los sollozos que estoy reprimiendo.

—Aquí —dice, extendiendo una mano frente a mí. Él está a mi espalda y lo único que puedo ver es su brazo tatuado —. Espero que sean de tu talla.

Yo tomo la ropa que me ofrece con las manos temblorosas. Pero él no suelta las prendas. El silencio se vuelve tenso y un sollozo ahogado proveniente de mis labios irrumpe la inquietud, retumbando en las paredes. —Oh, Jesús, ¿estás llorando? —inquiere J, en voz baja.

Otro sollozo se me escapa y me llevo las manos a la cara para cubrir mi lastimoso aspecto frágil. De pronto, un par de brazos fuertes me giran sobre mis talones y me envuelven en un abrazo firme. Apoyo mi cara en su pecho firme y envuelvo mis brazos alrededor de su cuerpo. Es delgado y alto, pero también, soy capaz de percibir la dureza de su pecho y su abdomen, la fuerza de sus brazos a mi alrededor y su aroma varonil. Su mano apoya mi cabeza y comienza a acariciar suavemente mi cabello, en un gesto tranquilizador.

—Lo siento, Oriana—dice, con la voz enronquecida. —. Lo siento mucho. Si yo pudiera...

—¡Si puedes!, ¡Sólo déjame ir!, ¡Por favor! —sollozo contra su pecho y siento cómo todo su cuerpo se tensa por completo.

—Si te dejo ir, sabrán que he sido yo y van a matarme. Y no sólo a mí, sino a la gente que me importa —dice, y noto la angustia en su voz. —. De verdad, quisiera poder sacarte de aquí.

Por un momento, me siento abrumada y, por loco que parezca, lo entiendo. Yo también haría lo que fuera por mi familia, si es que estuvieran ellos en peligro, pero, ¿Por qué se ha metido con ésta clase de delincuentes si no quiere cargar con las consecuencias de sus actos?

—S-Sólo quiero estar en casa. —sollozo contra su pecho. Mi corazón late fuertemente y toda yo soy una masa temblorosa y frágil.

J sólo me abraza con fuerza contra su pecho hasta que yo dejo de llorar en sus brazos, sin embargo, no quiero que me suelte.
Tengo la sensación de que éste es el lugar más seguro que podría encontrar en ésta casa: entre sus brazos.

—No voy a dejar que te hagan daño, Oriana. —susurra, en voz baja, acariciando mi cabello.

—¿C-Cómo te llamas? —susurro. —, por favor, quiero saber cómo te llamas.

J se tensa una vez más y suspira diciendo—: Estoy cavando mi propia tumba... —noto cómo toma aire fuertemente y dice —Julian. Me llamo Julian.

"Julian" pienso y cierro los ojos.

—Julian... —pruebo el nombre en mis labios y se siente espectacularmente bien. —, me gusta. Me gusta tu nombre, Julian.

—A mí me gusta el tuyo, Oriana—masculla y de pronto, besa mi cabeza.

El gesto ha sido rápido, suave y cortante, sin embargo, se siente tan íntimo y cálido, que mi corazón late desbocado.

—Vístete, pequeña. —murmura y yo me giro sobre mis talones. Julian extiende su mano de nuevo y tomo la ropa. —. Saldré un minuto para que te vistas.

—¿Julian? —digo, presionando la ropa contra mi cuerpo.

—¿Si? —dice.

—¿Puedo pedirte algo? —digo, mi voz tiembla por la emoción.

—¿Qué necesitas?

—Verte... —digo, y cierro los ojos.

El silencio se vuelve tenso antes de que él responda—: No puedo. No puedo hacer eso. Yo...

Yo sacudo la cabeza y digo, intentando apartar las lágrimas de mis ojos —Está bien, Julian. Yo entiendo.

—¿Oriana? —dice y yo no me atrevo a volverme para encararlo. Él no me ha dado permiso de verlo, pero tampoco me ha cubierto los ojos, si quisiera, sólo necesitaría girarme y mirarlo, pero una parte de mí grita que debo esperar a que él lo consienta.

—¿Si? —digo, en voz baja.

—No me llames Julian. No delante de Máximo o Pablo. Si se enteran que te he dicho mi nombre, van a hacerte algo y yo... —se calla el mismo y yo cierro los ojos. —. Llámame J adelante de ellos, ¿de acuerdo?

—S-Si —tartamudeo. Entonces, escucho la puerta cerrarse detrás de mí.

***

Subí una nueva historia llamada Julián, Message, vayan a pasarse gracias, las quiero 💕

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