Cap 12

4K 253 18
                                    

El sonido de un grito horrorizado se abre paso en mi mente. La voz suena horriblemente familiar y mi corazón se dispara en latidos irregulares y fuertes.

Otro grito irrumpe y ésta vez no suena vago, como si estuviera soñando. Ésta vez suena fuerte, profundo, aterrorizado.

—¡SUÉLTAMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! —entiendo en la bruma en la que me encuentro.

¿Estoy dormida?, ¿Estoy despierta?, ¿Qué está pasando?...

—Tranquila, Oriana. Tranquila. —dice una voz ronca y tranquilizadora.


Me duele la garganta, me arde el pecho, y mis manos tiemblan de sobremanera. Soy consciente de que no puedo ver nada más que oscuridad y entonces, la realidad me golpea cuando estoy a punto de volver a gritar.

—Despierta, Oriana. Abre los ojos; despierta —suplica la voz y me trago el grito.

Intento incorporarme pero es imposible. Algo me mantiene en mi lugar. Busco frenéticamente algo que me indique donde estoy, y de pronto, me encuentro observando los ojos de Julian.
Está tan cerca que puedo sentir su aliento cálido golpeando mi rostro. Mi respiración es dificultosa y agitada, mi pecho sube y baja fuertemente mis dientes castañean y tengo la horrible sensación de dolor en mi garganta.

—Está bien. Estás bien, Oriana. Ha sido una pesadilla. Estás bien. Sólo fue una pesadilla. —dice Julian en voz baja mirándome con clara preocupación.

Yo abro la boca para replicar pero no entiendo nada de lo que estaba pasando. ¿Era yo quien gritaba?, ¿Por qué gritaba de esa forma?...

—Está bien...—repite Julian y yo cierro mis manos en puños para detener el temblor de mis brazos.

Comienzo a ser consciente de mi entorno, estoy en la habitación destartalada de la cabaña en medio de la nada. Estoy secuestrada y estaba durmiendo.
De pronto, siento las lágrimas pesadas caer por mis mejillas pero ni siquiera tengo ganas de llorar. No sé qué ha pasado. No sé qué clase de sueño bizarro estaba teniendo para que yo gritara de esa forma.

—¿Q-Qué pasó? —inquiero con un hilo de voz.

Mi garganta quema con cada palabra y siento un horrible ardor en los pulmones.

—Eso mismo quisiera saber yo —dice Julian incorporándose lentamente. Puedo notar cómo sus piernas dejan mis caderas. Estaba sentado a horcadas sobre mí. —. Comenzaste a gritar como si estuvieran matándote, Diablo comenzó a ladrar y yo.... —traga saliva ruidosamente y noto su aspecto desaliñado y cansado. —, yo corrí como loco escaleras arriba para ver qué estaba pasando. Gritabas en sueños, Oriana. Gritabas como si estuvieran golpeándote brutalmente. ¿Qué soñaste?

El tono de su voz es preocupado y angustiado pero yo no puedo recordar qué estaba soñando.

—N-No lo sé... No lo recuerdo... —frunzo mi ceño, confundida, pero no logro encontrar con nada que pueda ayudarme a descubrir qué me estaba pasando.

Julian pasa una mano por su rostro, en un gesto cansado y suspira entrecortadamente. —Me sacaste la mierda del susto. Creí que te había pasado algo... Creí que... —sus palabras mueren en ese momento y de pronto, siento cómo tira de mi brazo hasta que quedo sentada.

Sus brazos fuertes y firmes se envuelven a mí alrededor y yo cierro los ojos, absorbiendo su contacto. Siento cómo una de sus manos se entierra entre mi cabello y de pronto me encuentro hundiendo mi cabeza en el hueco que hay entre su cuello y su hombro.
Su aroma a loción, junto con el calor de su cuerpo y el latido acelerado de su corazón me abruman por completo y yo no puedo sentirme más segura.

Envuelvo mis brazos en su cintura y lo presiono contra mí con todas mis fuerzas. No quiero dejarlo ir. No quiero que me suelte. No quiero que deje de acariciar mi cabello, no quiero que deje de presionar sus dedos en mi espalda y sobre todo, no quiero que se aleje. Nunca.

—Nunca vuelvas a asustarme así, Oriana. Nunca. —siento su voz vibrando en su pecho; recorriendo el mío debido a nuestra cercanía. Es ronca. Pastosa. Dulce...

—¿P-Puedes quedarte ésta noche? —pido en un susurro entrecortado. —, sólo... N-No me sueltes.

De pronto, la idea de que él pueda dejarme sola, en la inmensidad de la noche, en éste lugar desconocido, me aterra. No quiero que se vaya porque, a pesar de todo, es la única persona en quién confío en éste momento.

Su silencio me hace darme cuenta de que está considerándolo y yo ruego en silencio porque no me rechace. Si me rechaza, no podré soportarlo.

—De acuerdo. —susurra.

Suavemente, me recuesta en el tendido sobre el suelo y comienza a cubrirme con las mantas. El peso de las cobijas es extrañamente cómodo, y entonces, se recuesta a mi lado, cubriéndose con las mantas.

Su brazo se estira sobre mi cabeza y yo me recorro un poco hacia arriba, para utilizarlo como almohada. Entonces, me acurruco de lado, dándole la espalda.

El silencio de la noche invade la habitación y me armo de valor—: ¿J?

—¿Si?

—Puedes abrazarme, si quieres. —mi voz suena tan débil e indefensa, que me sorprendo.

El silencio vuelve a invadirlo todo, y entonces, siento cómo un brazo cálido se enreda en mi cintura. De pronto, soy consciente de que mi espalda está completamente pegada al pecho de Julian. Puedo sentir los músculos de sus piernas, su abdomen y su pecho y me siento segura.
Su respiración acompasada me hace cosquillas en el cuello, pero no me importa.

—¿Oriana? —dice, con la voz enronquecida.

—¿Si?

—No vuelvas a decirme 'J'.

—¿P-Por qué no? —pregunto, suavemente.

—Porque no me gusta cómo se escucha en tus labios. Prefiero que me llames por mi nombre. —dice, y no puedo descifrar el tono de su voz.

—D-De acuerdo..., Julian—susurro y entonces, cierro mis ojos.

EncerradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora