Las siguientes semanas pasan a una velocidad impresionante. Julian ha estado conmigo casi todo el tiempo. He aprendido más de su vida de lo que siquiera puedo creer.
Me parece increíble que nuestro tema de conversación nunca termine. Me encanta la manera en la que me mira cuando hablo de mi familia, amo la forma en la que su nariz se arruga cuando sonríe. Podría pasar el día entero tumbada a su lado, acariciando su piel, trazando los lunares de su cuerpo con los dedos, besando las ondulaciones de sus músculos...
Hemos hecho el amor mucho... Muchas veces. La primera vez fue la más difícil. Julian ha sido gentil todas y cada una de esas veces.
He pensado mucho en mi familia últimamente. Extraño bailar, extraño mi cama, extraño la comodidad de las cuatro paredes de mi habitación, extraño a mis amigas, extraño a mi hermana, a mi mamá y a mi papá. Extraño a mi abuela y sus pasteles recién horneados... Extraño mi rutina. Extraño ser dueña de mi vida, sin embargo, no le digo nada a Julian. Sé que detesta tocar el tema. Sé que se siente culpable. Sé que no soporta la idea de tenerme encerrada.
Maximo ha pedido una cantidad más grande de dinero por mi rescate. Cuando Julian salió a ver a su mamá el fin de semana pasado, él y Pablo me amarraron, me amordazaron y vendaron los ojos. Maximo amenazó con violarme una vez más y comencé a rogarle que no lo hiciera. Lloré y, justo en ese momento, me tomaron una fotografía. Sospecho que se la han enviado a mis papás como prueba de la veracidad de sus palabras.
Aquella noche no pude hacer el amor con Julian. Aquella noche estuve tan asustada que lo único que pude hacer fue aferrarme a sus brazos y sollozar. Julian me obligó a contarle lo que había pasado, pero no me quiso decir qué fue lo que le hizo a Maximo y a Pablo por sus amenazas.
~*~
Me levanto sintiendo una horrible sensación nauseabunda. Me siento de golpe sintiendo la saliva inundando mi boca. Toda la habitación da vueltas a mí alrededor. Me cuesta trabajo mantenerme sentada.
—¿J-Julian? —tartamudeo, cubriendo mi boca con una mano.
—Mmm hmmm —tararea medio dormido.
—Quiero vomitar —jadeo poniéndome de pie. Me echo a correr por la puerta y, cuando llego al baño, apenas tengo tiempo para levantar la tapa del inodoro y devolver el contenido de mi estómago.
Las arcadas me alcanzan una vez más y el vómito amargo inunda mi boca, haciéndome sentir asquerosa y sucia. Mis manos tiemblan aferradas de la taza del baño y respiro profundamente, intentando detener mis náuseas y arcadas.
Unas manos apartan mi cabello de mi rostro y lo sostienen mientras yo vuelvo a vomitar. Ésta vez no he desechado nada más que jugos gástricos.
Lágrimas salen de mis ojos sin que yo pueda detenerlas y escupo en el retrete, intentando aminorar el mal sabor de mi boca.
—¿Te duele el estómago? —la voz de Julian es preocupada y urgente.
—N-No —tartamudeo sin levantar la cabeza.
—¿Te duele algo?, ¿te sientes mal?, ¿qué es? —dice y noto el filo ansioso de su voz.
—E-Estoy mareada —balbuceo cerrando los ojos.
—¿Qué fue lo que cenamos ayer? —pregunta, intentando averiguar qué es lo que me ha caído mal al estómago.
—C-Cereal —tartamudeo incorporándome. Las náuseas han cesado pero aún me siento temblorosa y débil.
Hago mi camino al lavamanos y me lavo los dientes, intentando quitar el sabor amargo sin éxito. Una idea me pasa por la mente y me aterra sólo pensarlo. ¿Hace cuánto me vino la regla?... Cierro los ojos con fuerza y niego con la cabeza.
—¿Te sientes mejor?, iré a traerte algo para las náuseas —Julian se precipita fuera del baño y yo le echo agua al contenido de mi estómago en el retrete. Cierro la puerta y me deslizo en una posición sentada.
"No, no, no, no, no, no" Me digo "No es eso. No es eso."
Comienzo a contar los días desde mi última regla y el peso de los hechos cae sobre mí como balde de agua helada...
"Cuarenta y tres días desde mi última menstruación" cierro mis ojos con fuerza ". No entres en pánico. No entres en pánico. No entres en pánico" un suspiro entrecortado sale de mis labios ", ¿Cómo voy a decírselo a Julian?"
Necesito una prueba de embarazo. ¿Cómo voy a conseguir una prueba de embarazo si no puedo salir?...
Un suave golpeteo en la puerta me devuelve a la realidad.
—¿Oriana? —la voz de Julian suena preocupada y siento cómo algo se aplasta dentro de mi pecho.
Me obligo a ponerme de pie. Siento un nudo apretando mi garganta, las lágrimas escuecen mis ojos y estoy temblando. Estoy aterrada...
"Tienes diecinueve años" susurra una voz en mi cabeza.
Julian abre la puerta y entra con un par de pastillas y un vaso lleno de jugo de naranja. Me ofrece las pastillas y las trago junto con el jugo, sentándome sobre la tapa del baño. Julian cepilla mi cabello detrás de mi oreja, mirándome con preocupación.
—¿Te sientes mejor? —pregunta al cabo de unos minutos de silencio.
Abro la boca para responder y la vuelvo a cerrar. ¿Cómo se lo digo?...
Su ceño se frunce ligeramente. —¿Oriana?, ¿te sientes bien? —pregunta.
—Y-Yo... —cierro mis ojos y bajo la cabeza hacia el suelo—, t-tengo...
Julian toma mi barbilla y me obliga a mirarlo. Está acuclillado frente a mí, mirándome directo a los ojos. —¿Qué tienes?
—T-Tengo un... —trago el nudo de mi garganta—, t-tengo un a-atraso.
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Encerrada
FanficOriana Sabatini era hija del dueño de uno de los más grandes emporios de Inglaterra. Destinada a vivir en los lujos excesivos el resto de su vida, destinada a la grandeza. Destinada a la riqueza y la comodidad y con un futuro prometedor en el ballet...