Capítulo 19

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Se escuchan susurros en el pasillo, una es la voz de Basago y las otras dos son de hombres que no reconozco.

Las voces comienza a acercarse a  la puerta de mi habitación, pero ahora solo hay una voz desconocida ¿qué se hizo el otro? Rápidamente cojo lo primero que aparece a mi vista para usarlo como arma de ataque.

El pomo de mi puerta comienza a girar lentamente «esto me recuerda una película de terror» cuando la puerta se abre, entra Basago al lado de un chico, sin importarme nada los golpeo a los dos con mi arma asesina.

-¿un oso de peluche? ¿enserio, Lili?- ambos estallan en carcajadas. Lui se mueve en su cama, parece que las risas de estos dos la van a despertar, así que pongo una mano en el pecho de cada uno los empujo fuera de la habitación, pero el otro chico no se mueve, mi mano atraviesa su caja torácica como si él no estuviera ahí.

-¿trajiste un fantasma a mi casa?- le susurro a Basago.

-ven, ya te explico- sale de la habitación y ambos lo seguimos.

En el pasillo hay otro intruso, me mira con cara de superioridad, ¿este que se cree?

-¡oye tú! - señalo al tipo del pasillo- ven acá- se acerca a paso lento, parece que temiera llegar hasta mi - no sé quien seas, pero te diré una cosa. Esta es mi casa, mis reglas, aquí eres tú el que incomoda, así que no se te vuelva a ocurrir mirarme así una vez más, porque te juro que desearás no haberme conocido.

Basago sonríe ante la reacción de pánico de sus dos «invitados».

-creo que es el momento oportuno para que se presenten- Basago mira a los chicos.

-un placer, yo soy Marco soldado de la brigada K-3720- ¿soldado? «pero si parece de mi edad» Lo miro de pies a cabeza, tiene un cuerpo marcado, fuerte, una piel bronceada, cabello negro, y ojos azules, es realmente lindo.

-yo soy Matias, soldado de la brigada K-3720 y estamos a sus ordenes- ahora se presenta el tipo de la mirada prepotente, no me había tomado mi tiempo para observarlo, sus músculos están marcados, cabello castaño y ojos negros.

-¿me disculpan un momento?- tomo a Basago de la mano y nos alejamos un poco -¿qué hacen un par de soldados fantasma en mi casa?- le hablo en susurros para evitar que mi mamá o mi hermana se despierten.

-primero, ellos no son fantasmas, y segundo, ellos son los "ángeles custodios" de tu familia.

-¿cómo así?

-son demonios con una misión determinada, ellos son almas aun, solo que se pueden volver tangibles a su voluntad- se toma unos segundos como si esperara a que yo asimilara la información - ellos pertenecen a una especie de ejercito, que se encarga de cuidar a los humanos que están en riesgo por situaciones que se salieron de control en el infierno.

-creo que a mamá no le gustará que la vigilen- me cruzo de brazos, aunque es una buena idea no estoy del todo segura.

-los humanos no pueden verlos, al menos que se materialicen, además están preparados para cualquier eventualidad.

-esta bien, pero no quiero que las cuiden mientras se bañan, ante todo su privacidad- los señalo a ambos y ellos vienen hacia nosotros.

-chicos, ahora están a las ordenes de Lili-Basago les indica un par de instrucciones y ambos me miran y asiente.

-señorita ¿cual es nuestra misión?- Matias habla en tono serio.

-no me digan "señorita" diganme Lili, y su deber es cuidar de mi madre y mi hermana, Marco, tú cuidarás a mi hermana y Matias a mamá. Por favor cuidenlas mucho, son lo único que tengo.

-esta bien, y señori.. Lili, quería disculparme por lo anterior, es que no sabia que usted estaba... Ya sabe.- Matias se disculpa, cosa que no esperaba.

-no te preocupes, solo espero que no lo vuelvas a hacer, creo que pueden empezar mañana a primera hora. - ambos se despiden y desaparecen de la casa.

-ahora puedes estar más tranquila- Basago se queda en mi casa.

-si, gracias- le doy un abrazo y dejo que mis fosas nasales se embriaguen con su olor.

-de nada- me corresponde el abrazo y pone su barbilla sobre mi cabeza- dejame adivinar ¿no has dormido nada?

Me separo se su pecho y niego.
-hoy fue noche de hermanas.

-eso explica porque me agrediste con un oso de peluche- no puedo evitar sonreír - ven, duerme que yo, las cuido.

-no tengo sueño, mejor vamos la sala a comer nutella- sonríe como un niño pequeño cuando lo llevan a una juguetería.

Entro de nuevo a mi habitación, y busco mi nutella y la de Lui, después de toda la que comió hoy, creo que no va a querer más durante un buen tiempo.

-toma- le paso la nutella de Lui y sus ojos se iluminan -tengo que hacerte unas preguntas.

-ok, yo también tengo algunas cosas que preguntarte- ambos nos sentamos en el sofá de manera que puedamos mirarnos.

-primero yo hago la preguntas y luego tú- el asiente mientras se lleva una cucharada de nutella a la boca -¿crees es puedo hacer algo para que Kayla nos deje en paz?

-no lo sé, eso espero, aunque va a ser difícil, ella es muy poderosa, ni siquiera los demonios hemos podido contra ella.

-lo sé, pero no me daré por vencida, ella debe tener un punto débil, y yo lo encontraré; mi otra pregunta es: ¿los demonios pueden tener hijos?- ya sé que Lilibeth me dijo que no, pero debo estar segura de algo.

-si, pero es algo prácticamente imposible, los demonios solo podemos tener hijos con alguien a quien amemos y que nos ame, y como sabrás, los lazos del amor se acabaron hace años.

-¿por qué el primer día que llegué al infierno ese hombre te dijo que yo era Kayla?- esa pregunta llevaba días rondandome la cabeza.

-él es el padre de Kayla, bueno, no biológicamente, él fue el demonio que le dio su sangre a ella, todavía no sé porque dijo que eras tú.

-probablemente me confundió- como un poco de mi deliciosa nutella

- hay algo que debo contarte.- su voz se torna sería.

-por favor, dime- el silencio se extiende en la habitación

-tú y toda tu familia son almas nuevas, ninguna de ustedes ha ido al infierno, cuando te conocí, pensé que eras Kayla porque eras la única alma pura que había conocido, pero cuando me presentaste a tu familia descubrí que ellas también son puras.

-¿eso es malo?- no entiendo por que el destino se empeña en meter a mi familia en problemas.

-no, pero es sumamente peculiar, además tú eres diferente a todo ser sobre la tierra.

-¿qué quieres decir?- el pánico se apodera mi.

-no sé que eres, pareces humana, pero eres superior a todo aquello que conozco, incluso  Kayla, cuando te vi, sentí tu aura de control sobre las cosas, al principio pensé que eras una manipuladora, pero el día del juego de rugby, supe que no era así, realmente tienes la capacidad de controlar tu alrededor.

-¿Kayla puede tener hijos?- esta pregunta lleva rondando mi cabeza desde ayer.

-no lo sé, pero ¿por qué la pregunta?

-creo que yo soy su hija.

El Infierno En Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora