Capítulo 31

284 17 11
                                    

Llevamos cinco minutos de nuevo en mi casa y Vassago no ha dicho ni una sola palabra, sé queda mirándome y pensando con cara de frustración.

-¿te piensas hacer el mudo? ¿o qué?- digo finalmente cansada de si actitud.

-¿qué tengo que hacer para que no regreses?

-es ridículo. Tengo que regresar

-dime como puedo impedir que vuelvas- su voz suena muy seria

-No hay opción, es un hecho que voy a volver- no entiendo porque le cuesta tanto trabajo entenderlo

-¿cuándo debes irte?

-¿y yo qué voy a saber? Mira soy una diosa, no una bola de cristal

- tú no te tomas nada enserio- dice pero aun así sonríe

-y tú te lo tomas todo muy enserio, a mi no me afecta- me acuesto y él se sienta a mi lado

-¿para irte te tienes que morir?- parece que la idea lo asusta.

-no, pienso ascender al cielo en una nube blanca mientras un coro de ángeles canta aleluya- digo obviamente en tono De sarcasmo

-muy graciosa. Me tengo que ir- dice y se pone de pie mientras yo me siento en la cama

-está bien, pero mañana vienes en la tarde- me mira confuso pero asiente , antes de marcharse me da un beso en los labios y luego uno en la frente.

Desparece así sin más ni más e inmediatamente entra Marco a mi habitación con un tarro de nutella y una cuchara.

-¿adónde vas?- pregunta llevándose la cuchara a la boca y sentándose a mi lado.

-¿de qué hablas?

-oí cuando Vassago dijo que te irías y tú se lo confirmaste

-está mal escuchar conversaciones ajenas- meto mi mano en el tarro para sacar un poco de chocolate y él me mira con el seño fruncido, luego lo aleja de mi y me mira con recelo

-¿qué te puedo decir? Tu vida es más interesante que la mía, ahora sí, dime ¿adónde vas?

-mañana te digo, por ahora quiero dormir- doy un falso bostezo y me acuesto en la cama

-está bien, descansa. Mientras tanto yo iré a ver a tu hermana- sale de la habitación con su tarro de nutella en mano, me recuerda un poco a esos osos que protegen su miel.

...

Huele a sangre, sangre fresca y a humo, lo hay por todos lados. Recorro la casa que desconozco pero en la cual camino muy segura. Todo es muy grande a mi alrededor, las mesas, las sillas, los estantes; todo, absolutamente todo es más grande de lo normal; pero no es así, yo soy más pequeña de lo que soy ahora.

Sigo recorriendo los pasillos y en lo que creo es la sala hay una escena escalofriante.

Una mujer desmembrada al lado de uno o quizás dos niños en igual condición, no puedo distinguir bien por el humo. Todos están prendidos en llamas, pero aun así puedo ver la mirada vacía de esa mujer y su gesto de miedo.

Alguien comienza a caminar detrás de la nube de humo y camina hacia mi, sé que fue él quien hizo eso y quiere hacermelo a mi, pero no puede.

Todo él se me hace familiar, su cuerpo, sus movimientos, su forma de caminar. Absolutamente todo pero no logro ver su rostro ni reconocerlo. Sé que lo conozco pero se me escapa un detalle, mi mente se reusa a recordarlo.

Todo comienza a disiparse y como por arte de magia,llego a la habitación de Vassago.

Está recostado en la cama con los ojos cerrados y los brazos flexionados en la parte trasera de se cuello.

El Infierno En Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora