Capítulo 14

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Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas. Kayla me observa horrorizada.

-¿qué eres?- el pánico en su voz es evidente, no sé porque verla así me divierte, sé que debería estar asustada ante la presencia de un presunto ente paranormal en mi casa, pero hay algo que me dice que la que debe temer es ella.

-¿qué haces en mi casa?- mi voz suena más amenazante de lo que pretendía.

-yo, yo- comienza a tartamudear - ... Es que yo

-tú nada- interrumpo su excusa- te largas de mi casa ya, y no te atrevas a volver, ni a tocar a mi familia, porque te demostraré de que soy capaz.

No dice nada, solo se queda quieta observándome desde la oscuridad de la habitación, mis manos comienzan a arder de la ira, como aquel día del juego de rugby,ella parece notarlo porque mira mis manos y su semblante cambia por completo, ahora se ve mucho más frágil que antes, sus ojos no reflejan nada más que miedo.

-eres como él- dice mientras camina lentamente hacia atrás, cuando su espalda golpea la pared me mira directamente a los ojos -eres un monstruo- sus palabras están cargadas de odio.

-¿qué esperabas? Llevo tu sangre.

Sin decir más se esfuma, dejando su aroma impregnado en toda habitación. Espero unos segundos mientras proceso toda la información; observo a Lui, esta muy pálida, me acerco a ella para verificar que se encuentre bien, pero no es así, su respiración esta descontrolada y tiene bradicardia.

-Mira su espalda- es aquella voz en mi cabeza; trato de darle vuelta pero pesa demasiado, además mamá la tiene rodeada con su brazo; debo concentrarme, paso una mano su espalda y así poder alzarla, haciendo uso de toda mi fuerza física y mental la llevo cargada hasta mi habitación.

La recuesto suavemente sobre mi cama y le doy vuelta para poder observar su espalda, levanto lentamente la camisa de pijama que esta empapada de sudor y puedo ver que tiene el la piel una marca en forma de estrella de cinco puntas, su piel aun se encuentra roja por la quemadura; no sé que hacer, nunca fui buena para las curaciones; comienzo a caminar de un lado al otro en la habitación, no quiero despertar a mamá, ella debe estar cansada, además como le voy a explicar que un fantasma marco la espalda mi hermana como si fuera una vaca, inmediatamente descarto la idea, maldita Kayla, no sabe cuanto la odio, nadie toca a mi familia y sale ileso; mis manos comienzan a arder nuevamente, pero esta vez con mayor intensidad, instintivamente observo mis manos, de ellas sale una pequeña llamarada azul, pero no quema, no sé como he logrado hacer eso, pero no me sorprendo demasiado, es más, quedo hipnotizada por la belleza de la llama, luego de unos segundos en mi trance vuelvo a concentrarme en mi hermana; sin saber porque, llevo mis manos a su espalda y esta comienza a sanar, las heridas se cierran lentamente, creando capas finas de tejidos, en lo que supongo yo han de ser cinco minutos, su espalda se encuentra como antes, no le ha quedado ninguna cicatriz.

Las llamas se apagan segundos después de que mi hermana se encuentre bien.

Ya son las 5:27am y no le logrado dormir nada, y la verdad no me encuentro físicamente cansada, solo quiero cerrar mis ojos y ordenar mi mente, Lui se encuentra dormida en mi cama, su respiración y sus pulsaciones se normalizaron, tengo tantas cosas en que pensar que las ideas se vuelven difusas en mi mente, trato de dormir un poco pero inmediatamente llega a mi mente el recuerdo de Kayla, de las heridas de mi hermana, de mamá, no puedo permitirme un momento de debilidad, debo ser fuerte por ellas.

En mi diario hago una pequeña lista sobre los temas que me inquietan, así podría preguntarle a Lilibeth por posibles respuestas, en mi lista va lo siguiente:

1. ¿quien es Kayla?
2.¿por qué quiere hacernos daño?
3.¿por qué la conozco?
4.¿por qué he dicho todo aquello en la habitación?
5.¿qué soy?

Esta última es la que más me ha dado en que pensar, hace unos días hubiera estado segura de que era una persona común y corriente, pero cada día que pasa me doy cuenta de lo contrario, ahora comprendo porque Basago me pregunto que soy, con lo que él no contaba, es que yo tampoco lo sé.

Mi mente se encuentra muy agobiada por tantas estúpidas teorías sobre mi ser que decido intentar cerrar los ojos nuevamente, pero ahora no me traslado al recuerdo de mi hermana, ahora veo la escena de mi sueño más frecuente, nuevamente está la niñita, pero esta vez no la observo a ella, observo a la mujer, Kayla, ella es la mujer de mis sueños, la mujer que trata de proteger a la niña, la que posteriormente le grita que es un monstruo, ella siempre ha estado ahí, siempre ha estado en mis recuerdos, pero solo ahora lo sé.

Los rayos del sol comienzan a entrar por mi ventana, en poco minutos mamá vendrá a despertarme, así que me acuesto en la cama junto a Lui y finjo estar dormida.

-Que lindas se ven durmiendo juntas- mamá entra en la habitación y se queda parada en el marco de la puerta.

Abro los ojos lentamente y doy un bostezo falso para que creo que recién me despierto.

-Lui en la noche se pasó para mi cama- miento ante la mirada curiosa de mi madre.

-¿sabes si está mejor?- puedo notar las ojeras bajo sus ojos

-si, ya está mucho mejor- respondo mirando su espalda - pero creo que sería mejor que descansara un poco más.

-esta bien, organizate que deber ir a estudiar- me lanza un beso en el aire y sale de mi habitación.

No quiero dejarlas solas, la idea de que Kayla volverá me atormenta, pero no puedo dejar que mi madre sospeche que algo malo sucede, ella tiene demasiados problemas como para preocuparse por otro más.

Arli pasa por mi tan puntual como de costumbre, no quiero hablar pero parece que él si, solo respondo lo básico.

-¿crees que me vería sexy usando mi sudadera lavanda?- no escucho lo que pregunta pero respondo que si - sabías que no me estabas escuchándolo, tú odias mi sudadera lavanda.

-es que tengo muchas cosas en que pensar, lo siento- mi excusa es patética pero por lo menos ed la verdad

-¿y si me cuentas? Dos cabezas piensan mejor que una- Su oferta es tentadora pero la rechazo, no creo que me entienda fácilmente.

Me encuentro a Basago sentado al lado de la maquina expendedora de golosinas.

-ya vengo- Arli parece un poco sorprendido al verme caminar hacia Basago, pero no dice nada.

-hola- levanta la vista de su libro y parece algo molesto por mi interrupción a su lectura -¿qué quieres?- no esperaba que me hablara así, pero yo también puedo ser ruda

-dime todo lo que sabes sobre Kayla- le exijo en tono cortante

-eso no es asunto tuyo- vuelve a mirar su libro como si yo no estuviera para frente a él.

Le quito el libro obligándolo a mirarme de nuevo

-claro que si es asunto mio- le grito histérica- desde que se metió a mi casa y agredió a mi hermana se volvió un asunto mio.

-¿qué?- parece sorprendido ante lo que acabo de decir.

-lo que escuchaste, y ya que no me quieres decir nada a mi, dile a ella que si la vuelvo la mato.

El Infierno En Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora