Capítulo 28

284 17 0
                                    


Sus gritos de dolor deben sonar en varios metros a la redonda, y no es para menos, mi llama está consumiendo todo su interior, centímetro a centímetro; las lágrimas se derraman por sus mejillas como cascadas.

Con sus manos toca su vientre como buscando la manera de sacar el dolor de él, pero es imposible, por lo menos para él.

-¡¿qué le has hecho?!- la voz de Taylor suena alarmada, mas que eso. Asustada.

-espera, viene la mejor parte- me mira incrédulo, como si su mente se negara a comprender que aquella dulce niñita puede llegar a ser tan cruel.

Vuelvo mi mirada al suelo donde el otro se retuerce de dolor, de sus orejas y fosas nasales comienza a salir una sustancia negra viscosa; sus gritos se hacen aun más fuertes, y mi sonrisa aun más grande.

-¿Q... Que es eso?- Taylor parece a punto de desmayarse; con la mano temblorosa señala la extraña sustancia.

-eso es su interior, todo él está compuesto por esa cosa- explico con simpleza y él parece incrédulo.

-acaba con esto, por favor- suplica el chico pero niego con la cabeza- por favor. Matame- sus palabras me sorprenden un poco, no esperaba que se diera por vencido tan pronto.

-esta bien- me acerco a él pero papá me toma de un brazo y me detiene.

-¿vas a matarlo?- su expresión de horror es épica, debo admitir que tengo un padre muy sexy.
-solamente voy a acabar con lo que empecé- vuelvo a dirigirme al chico y coloco mis manos nuevamente en su vientre, pero esta vez en lugar de una llama verde, aparece una llama azul que se interna en su piel.

En pocos segundos todo cesa, sus gritos, su dolor, la sustancia viscosa. Todo.

El lugar se sume en un profundo silencio hasta que decido romperlo.

-espero que con esto hayas aprendido la lección- él joven se pone de rodillas débilmente y asiente repetidas veces con la cabeza- no le digas nada de esto a nadie ¿entendido?- él asiente de nuevo y sale a paso torpe de, lo que considero yo, es una biblioteca.

Me doy la vuelta y la cara de papá demanda una explicación ¿pero que le explico? No hay nada que explicar, así que opto por el camino fácil.

Visualizo en mi mente su lazo de la memoria hasta que este se materializa frente a mi, me toma unos pocos segundos encontrar el recuerdo y deshacerme de él. No quiero que una de las pocas cosas que recuerde sobre nuestro reencuentro sea que su hija estaba torturando a un chico.

-¿de que estábamos hablando?- me mira confuso y yo me encojo de hombros

-creo que ya debo irme- él me mira algo triste pero no dice nada- ¿te parece si salimos hoy en la tarde?

-claro que si! ¿que quiere hacer?- parece muy contento por mi invitación.

-pues yo amo el helado.

-no pensé que quisieras salir a comer algún día conmigo

-¿por qué no? Después de todo eres mi padre y me debes varios helados- sonríe haciendo que yo también sonría.

-¿paso por ti a las 6?- pienso en lo que tengo que hacer y acepto.

-está bien, pero no vayas con esa ropa de profesor.

Antes de irme me doy la vuelta y le doy un abrazo que no demora mucho en ser correspondido.

-te extrañe mucho, pequeña- me abraza un poco más fuerte.

-y yo a ti papá- me suelto de su abrazo y me marcho sin mirar atrás.

Una vez afuera me permito llenar mis pulmones de aire y analizar todo lo que ha pasado hoy.

El Infierno En Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora