Capítulo 12

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No decimos nada en unos muy largos segundos, y la verdad creo que es mejor así, Basago aun no suelta mi mano, y los difuntos comienzan a mirarnos raro, es lógico, no creo que todos los días se vea al demonio más sexy del infierno andando de la mano con una muerta sin gracia alguna.

-¿en que piensas?- Basago me saca de mis pensamientos.

-tengo muchas preguntas

-¿cuales?

-¿qué pasa cuando alguien muere?- se lleva una mano a la barbilla

-cuando mueren llegan acá y son juzgados por sus faltas a los tratados.

-¿cuales tratados?- esto se comienza a poner interesante

-resulta que los humanos, al igual que nosotros, tienen una serie de pactos que deben cumplir, pactos como: no asesinar, no robar, no mentir, no maltratar las creaciones divinas.

-¿creaciones divinas?

-si, como la naturaleza y los animales, cada tratado tiene una pena estipulada y se acumulan con los años.

-¿y como se pagan las "deudas"?- hago comillas con los dedos.

-de acuerdo con las penas que se le dictaminen se le otorga un demonio, este se debe encargar de que cumpla sus deudas a cabalidad.

-¿y que hay del paraíso?- Basago mi mira como si yo fuera una niña chiquita.

-no existe, esto es todo lo que hay después de la muerte.

-¿y dios?- estoy a punto de descubrir el mayor secreto de la humanidad

Basago. Alguien dice su nombre tras nosotros, ambos damos la vuelta, deshaciendo el agarre se nuestras manos.

-hola- saluda calurosamente una chica rubia que se acerca a nosotros con paso acelerado.

-hola Meredith- Basago le da un pequeño abrazo a la chica - ella es...

-Lili- le doy un pequeño abrazo- un placer conocerte.

-¿es nueva?- la pregunta va dirigida a Basago que solo se limita a asentir - murió hace poco, aun conserva cierto calor corporal.

-si, acabó de llegar, bueno te dejamos, vamos  a saludar a Lilibeth

-oh, dale saludos de mi parte.

-esta bien- se despiden y seguimos nuestro camino.

-¿quien es Lilibeth?- el nombre me resulta muy familiar, debe ser de aquella página web donde investigué a Basago.

-ya estamos cerca.

-esta bien- Sigo mirando el imponente paisaje, construcciones con estilos incomprensibles, todo lo que veo me maravilla y Basago lo nota porque me regala una mirada tierna.

-llegamos- avisa Basago que sé detiene frente a un edificio notoriamente ladeado, es mas, parece que esta a punto de desplomarse sobre nosotros.

-jamas en mi vida contrataría a uno de sus arquitectos.

-estas loca- dice para tomar nuevamente mi mano

-locos ustedes que viven así- digo señalando uno de sus edificios.

Vamos juntos a tocar lo que parece ser un timbre, solo que en lugar de sonar una melodía se oye el nombre de Basago.

-¿que hacemos aquí?- comienzo a sospechar que Basago trata de matarme

-vinimos a buscar respuestas.

-Sigan- nos indica una hermosa mujer que recién se asoma por la puerta, es sumamente hermosa, más de lo normal, supongo que ha de ser Lilibeth.

-hola- estoy algo tímida, pero la verdad es que se me es imposible no estarlo cuando estas en presencia de dos seres con un aura tan poderosa.

-hola amores ¿que los trae por aquí?

-Lili te quiere preguntar cosas.

-¡Que!- es lo unico que digo, ni siquiera sabía a donde veníamos.

-cuando estábamos caminando me dijiste que tenias preguntas y como buen amigo que soy, te traje hasta donde la mujer más sabia del universo mismo.

-¿nos disculpas un momento?- le digo a Lilibeth aunque parece ser más una afirmación, ella asiente con una mirada juguetona y yo tomo a Basago del brazo y lo llevo a unos cuantos metros de la puerta.

-¿qué pasa?- sé muy bien que le divierte verme así toda nerviosa

-cuando te dije que tenia preguntas eran preguntas sobre el funcionamiento del infierno y cosas así, no sobre las grandes dudas de la humanidad.

-lo sé, pero me gusta verte sonrojada, además si miras el lado bueno podrás saber cosas que ningún humano sabe- no ha terminado de hablar cuando ya me esta llevando de la mano, cuan niña pequeña, hacia el interior del edificio.

Para mi sorpresa el interior no se encuentra ladeado, de hecho se ve muy normal, tampoco parece un gran edificio, es mas, parece una casa campestre, eso si, con toda la elegancia y sofisticación que inspira Lilibeth.

Nos dirige a la sala y en la cual se encuentran dos grandes sofás, Basago se sienta junto a mi y Lilibeth en el sofá de enfrente.

-¿qué quieres saber?- quiero saberlo todo, pero no sé por donde empezar.

-...¿Dios existe?- Tanto Basago como Lilibeth me dan una mirada de ternura, de esas que te hacen sentir como si fueras una niñita.

-si, claro que si existe- ante mi cara de asombro ambos sueltan una pequeña carcajada - te voy a contar una historia- dice con un tono casi maternal.

-esta bien- digo mientras me recuesto un poco más al hombro de Basago

-hace demasiados años existe una fuerza en el universo, una fuerza poderosa e  incomprensible, ella creó lo que ustedes conocieron como paraíso - Lilibeth nos regala una sonrisa de boca cerrada, como si se acordara de algo- poco después me creó a mi, pero al parecer no fui suficiente y  creó a Adán, el era un hombre posesivo, estúpido y machista, y yo no fui creada para estar sometida a los deseos de hombre, así que le creó a Eva, y yo me fui al lado oscuro del paraíso, y allí aquella misma fuerza creó a los demonios; cuando los humanos cometieron el pecado original se nos fue encargada la labor de castigarlos...

-pero, si usted y Adán eran iguales ¿por qué ustedes son inmortales y nosotros no?

-ustedes también son inmortales, solo que sus cuerpos mueren, sus almas no.

-¿entonces que sucede cuando morimos?

-vienen acá, sus almas son juzgadas, y cuando cumplen sus castigos vuelven a la "vida" en otro cuerpo, y cuando comienzan a hablar olvidan todo lo que paso acá.

-¿por que nosotros morimos?- ahora si que tengo todas las preguntas

-esa era la continuación de la historia, cuando fuimos creados no eramos más que seres espirituales, para su castigo, sus almas fueron trasladadas a cuerpos débiles, cuerpos que se deterioraban y se cansaban con el paso del tiempo, en cambio nosotros los demonios nos materializamos, no tenemos un  cuerpo, simplemente somos almas tangible.

-¿ustedes sienten?- esta pregunta no la podía pasar alto.

-claro que sentimos, solo que nos privamos de ciertos aspectos, como el hambre, la sed, el cansancio físico, el sudor y obviamente no podemos procrear; pero aun así, sentimos emociones, placer, miedo, alegría, tristeza.

-eso es maravilloso, creo que me hubiera gustado ser uno de ustedes

El Infierno En Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora