Capítulo 18

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Al principio el beso es tan lento que me permite disfrutar del sabor de sus labios, chocolate; pone una mano en mi cintura obligandome a pegar más mi cuerpo a él, el beso se intensifica, nuestros labios se mueven en perfecta sincronía, como si hubieran sido creados para encajar.

Me separo por la falta de aire y me tomo unos segundos para observarlo, y sé que él esta haciendo lo mismo.

-¿ya se despertó la bella durmiente?- mamá entra en la habitación haciendo que Basago y yo nos separemos rápidamente.

-si, me acabé de levantar- mamá me regala cómplice.

-bueno, bajen a cenar- sale de la habitación y deja la puerta abierta.

Me bajo de la cama, me estremezco un poco cuando mis pies desnudos hacen contacto con el piso frío, así que busco en uno de los cajones de mi mesita de noche, un par de calcetines.

-¿no encontraste algo un poco más infantil?- Basago se burla al ver mis calcetines del monstruo come galletas.

-van de acuerdo a mi personalidad- me encojo de hombros- ven, vamos a comer- salgo de la habitación y él me sigue.

-Lili, gracias- Lui corre hacia mi al verme entrar al comedor -ya sé que tú cuidaste de mi esta mañana.

-De nada- le doy un beso en la frente, aunque tengo que empinarme un poco.

-¿qué le pasa a tus ojos?- mierda, olvide mis lentes en la habitación.

-...son mis nuevos lentes de contacto- le miento y mamá me regala una mirada acusadora.

-me gustan, yo quiero unos- mira sobre mi hombro y arquea una ceja -¿quien es él?.

-un compañero- Basago entra en el comedor y Lui lo mira de pies a cabeza.

-Hola! Soy Luisa, pero me dicen Lui- estira la mano, Basago la toma y se presenta de igual manera - que nombre más raro.

-lo mismo le dije yo- le susurro a Lui en el oído.

La cena transcurre con normalidad, resulta que Basago le agradó más a mi familia de lo que yo esperaba.

-mami, no me parece justo- Lui se cruza de brazos y hace un puchero, a pesar de tener 16 años sigue siendo infantil .

-¿qué te parece injusto, cariño?- mamá la observa con una sonrisa, ella ama cuando Lui hace pucheros.

-es injusto que Lili tenga un novio lindo y lo pueda traer a casa y yo no- frunce el ceño para parecer enojada.

Yo me comienzo a ahogar con mi propia saliva ante la ocurrencia de Lui, mientras mamá y Basago estallan en carcajadas.

-él no es mi novio, además yo soy mayor que tú- me defiendo pero ella parece no estar muy convencida de lo que acabo de decir.

-tú apenas vas a cumplir 18, eso no te hace tan grande- mamá nos manda a callar a ambas y se disculpa con Basago.

-Muchas gracias doña Rosali por la cena, estuvo deliciosa -Basago se despide de mi madre después de que estuvieron un buen rato platicando, parece que tienen muchas cosas en común.

-no fue nada, puedes venir cuando quieras, esta es tu casa- No puedo creer que esas palabras salgan de boca de mi madre, ella nunca ha sido así de formal con nadie, ni siquiera conmigo.

-fue un verdadero placer conocerlas- ambas se despiden con la mano y yo acompaño a Basago hasta la puerta.

-gracias por quedarte toda la tarde conmigo- sinceramente estoy agradecida, de no ser por él, no hubiera podido descansar.

-de nada- se crea un silencio incomodo, que afortunadamente Basago termina -¿iras hoy en la noche?

-no lo creo, debo cuidar de ellas- con la cabeza señalo el interior de la casa.

-¿confías en mi?- no entiendo que tiene que ver eso con el tema en cuestión.

-ya te he dicho que no

-pues tendrás que hacerlo, nos vemos esta noche- antes de que pueda refutar me da un beso corto en los labios y se marcha.  « luego dicen que la loca soy yo»

-me agrada tu amigo- mamá está sentada en el sillón de la sala, leyendo uno de sus libros favoritos, orgullo y Perjuicio, ella siempre ha sido fanática de las historias de amor.

-lo sé, él es genial- mi madre me indica que me siente junto a ella. -¿qué pasa?- mi madre deja su libro a un lado y me mira fijamente.

-a tu edad yo conocí a tu padre- no me gusta el rumbo que está tomando esta conversación - y se que tienes algo con ese muchacho, vi la forma en que se miran, solamente quiero que tomen buenas decisiones.

-mami , gracias por tus consejos pero entre nosotros dos no hay nada, simplemente es atracción, creo.

-lo sé, pero nunca está de más, el amor no es cosa de niños- hablar de este tema con mamá resulta algo incomodo.

-ma, tú bien sabes que yo no creo en el amor, y si así fuera seria imposible que el “amor de mi vida” fuera él, somos totalmente incompatibles.

-polos opuestos se atraen.

-si, pero nosotros no somos cargas electromagnéticas- le doy un beso en la frente y voy a buscar a Lui.

Lui esta recostada en su cama jugando en si celular.

-¿puedo pasar?- ella asiente dejando su celular a un lado -¿como sigues?

-mucho mejor, ayer me dolía todo, casi no podía respirar; pensé que iba a morir

-no digas eso- le doy un abrazo -me alegro de que estés mejor.

-yo también, no quería que siguieran preocupadas por mi; mamá ya hizo suficiente por mi cuando era pequeña.

No recuerdo esa época, pero mamá me ha contado, que cuando Lui era una bebé, jamás lloraba por las noches, pero en el día, siempre se encontraba con marcas en su cuerpo, como si la hubieran golpeado, además se le dificultaba respirar, según el medico era que los hematomas eran producto de la poca oxigenación, y que ella había nacido con problemas respiratorios, probablemente de por vida, pero cuando tenía dos años, todos los problemas desaparecieron y fue una niña sana.

-si lo sé, mamá se preocupa mucho por nosotros- y la verdad eso es lo que más admiro de ella, se preocupa tanto por nosotros que casi no tiene tiempo para pensar en ella.

-¿sabes? Cuando desperté en tu cama, recordé cuando hacíamos pijamadas- sé que últimamente no he tenido mucho tiempo para Lui, pero lo voy a compensar.

-¿que tal si desde hoy, todos los viernes son de pijamada de hermanas?- una sonrisa se extiende por su rostro y comienza a abrazarme y besar mis mejillas.

-eres la mejor, voy a llevar a koky para tu habitación- «koky» es su vaca de peluche.

-esta bien, voy a ir a preparar las palomitas.

La noche fue bastante divertida Lui y yo vimos películas, trenzamos nuestro cabello, nos maquillamos, hicimos una guerra de cosquillas, hablamos de chicos (bueno, Lui hablo sobre chicos), nos retamos y lo mejor de todo, es que comimos nutella, eso fue el toque especial de la noche.

Ya son las 12:34 Lui se encuentra dormida a mi lado, abrazando a su vaquita, yo solo puedo observarla.

A mi mente vinieron los primeros recuerdos que tengo ella, como todos los demás comienza cuando yo tenia 4 años, ella tenia 2 y era una niña particularmente frágil, siempre caminaba con su mantita por toda la casa y cogía mis juguetes, ella fue mi primera amiga, mi primera confidente; no entiendo en que momento creció tanto, aun recuerdo cuando se le cayó su primer diente, paso toda la noche despierta para que el hada no lo robara.

Ahora es la chica linda que habla de chicos, me alegro que aún no sea lo suficientemente grande como para sacarme de su vida.

Siento una presencia que me saca de mis pensamientos, es Basago, pero no viene solo.

El Infierno En Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora