Little Joanna

- Capítulo Cuarenta y Siete -

Cuatro días llevábamos en Irlanda, era un lugar increíble, se podría decir que hasta Zachary amaba este lugar, era totalmente perfecto. ¿Y  el hotel? Aun más, podría disfrutar de Irlanda sin siquiera salir del hotel.

—    ¿Lo has pasado bien? —. Se acercó Danny a mí y se recostó sobre la toalla que se encontraba a mi lado. Lo miré sonriendo.

—    Claro que si, excelente.

Danny pasó sus dedos por la arena y comenzó a hacer círculos en ella.

—    Me alegra que estés disfrutando tus últimos días, lo mereces.

Escuchamos risas y miramos al frente, Dougie, Georgia, Giovanna y Harry estaban haciendo una guerra en el mar, lanzándose agua. Al ver esa imagen con Danny no pudimos evitar reír. Tom, que se encontraba dormido bajo una sombrilla solo dio un vistazo hacía los causantes de las risas y volvió a dormir. Izzy, que se encontraba a un lado de Tom rió también y volvió a leer su libro.

—    ¿Qué tal lo ha pasado? — dijo Danny mirando esta vez a Zachary que estaba sentado sobre mis piernas mirando cada lado.

Miré a Zachary y sonreí para volver a mirar a Danny.

—    ¿Cómo crees? — reí — Excelente, lo ha pasado de maravilla.

Dicho eso sonreí nuevamente y besé la mejilla de Zachary, que mostró una pequeña sonrisa, lo que hizo que Danny y yo hicieramos "Aww".

Vimos como Georgia se acercaba hasta donde estábamos, venía sonriente y se sentó sobre Danny rodeando su cuello con sus brazos.

—    Me mojaste — rió Danny y besó a Georgia.

Reí al verlos y después noté como una sombra hacía que me tapara el sol. Miré hacia esa sombra y vi a Dougie sonriendo, dejando caer gotas. Le estiré una toalla y él la recibió para luego secarse.

.

Después de una tarde en la playa decidimos volver al hotel, se estaba oscureciendo y la mayoría debía darse una ducha para quitarse la sal del cuerpo. Yo ni la punta de los pies me había mojado.

Mientras Dougie se duchaba le di a Zachary de comer y estuve un rato regaloneando con mi bebé, hasta que él cayó dormido, y debo decir que también yo. Pero el sueño me duró poco porque con el sonido de la puerta cerrarse me sobresalté.

—    Perdón — dijo Dougie desde el armario. Él acababa de cerrar la puerta del armario.

—    Descuida — susurré pestañando unas cuantas veces para poder despertarme de una buena vez. — ¿Qué hora es?

—    No lo sé, deben ser las 10 —se encogió de hombros.

Miré a mi lado y no vi a Zachary a mi lado, donde debía estar, miré la cuna y ahí estaba él.

—    Lo dejé ahí hace un rato — sonrió Dougie colocándose su poleron.

Le sonreí y pasé mis manos por mi cara, aún me sentía dormida. Me levanté de la cama y me miré en el espejo del baño, lavé mi cara para despertar al cien por ciento.

—    ¿Salgamos a caminar? — preguntó Dougie desde la habitación

Salí del baño y me acerqué a él sonriéndole, le asentí lentamente con mi cabeza. Saqué del armario un polerón de los de Dougie y me lo coloqué, él rió y me besó.

—    Te queda lindo.

—    Mentiroso — reí y me acerqué a la cuna donde estaba Zachary, besé suavemente su mejilla y le murmuré un ‘Buenas noches’, apagando la luz.

Tom llegó minutos antes de que salieramos de la habitación, sonriente junto a Giovanna. Claro, Dougie les había pedido que se quedaran cuidando a Zachary mientras dabamos un paseo por las increíbles áreas verdes que el hotel tenía.

Salimos de la habitación y caminamos tomados de las manos por las afueras del hotel, el cual era tan grande que era fácil poder perderse. Parecía un verdadero laberinto.

Noté lo callado que Dougie estaba mientras le contaba una historia de hace varios años, él no comentaba sobre lo que le hablaba solo asentía pretendiendo que me escuchaba, pero ambos sabíamos que no estaba escuchándome en absoluto. Estaba muy ocupado con sus propios pensamientos.

—    Gracias por escucharme y entenderme Dougie, creí que reaccionarías mal al enterarte que me gusta Danny.

Sí, como lo suponía, Dougie no escuchaba lo que decía. Él asintió al escuchar eso y luego de un par de segundos en los que yo me quedé riendo en silencio él me miró alzando una ceja.

—    ¿Qué?

—    Sabía que no estabas prestándome atención.

Escuché un suspiro de su parte.

—    Lo siento

—    ¿Quieres decirme qué es lo que te pasa? — me detuve parándome frente a él.

—    Ya sabes, Joanna — se encogió de hombros bajando su rostro — Lo de siempre.