- Capítulo Nueve -

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Desperté al sentir la puerta de mi habitación cerrarse. Miré a mi alrededor y me encontré una bandeja con desayuno sobre mi velador. Hice una mueca y tomé la bandeja para servirme el desayuno, el cual por cierto estaba increíblemente delicioso. Al terminarlo me levanté y decidí darme una refrescante ducha.

Al salir del baño me encontré con Tom.

—    ¿Ya estás mejor? — me preguntó con una sonrisa en su rostro.

—    Oh, Dougie...— murmuré entrecerrando mis ojos, Tom soltó una carcajada — Si, lo estoy, solo fue un simple mareo.

—    Me alegro que estés bien — volvió a sonreírme y se dio la media vuelta para entrar a su habitación.

—    Por cierto Tom, gracias por el desayuno — le sonreí y el se volteó para volver a mirarme.

—    Yo no te lo hice, Dougie preparó el desayuno en la mañana, fue un detalle de él.

—    ¿Dougie estuvo aquí? —enarqué una ceja.

—    En realidad, todos. Vinieron a ensayar, bastante temprano.

—    ¿Y Dougie me preparó el desayuno? —pregunté confundida.

—    Sí, antes de que se fuera, luego yo te lo fui a dejar. Él estaba realmente preocupado por lo de ayer.

Reí por lo bajo, Tom entró a su habitación y yo bajé las escaleras a la sala, le pedí prestada su bicicleta a Carrie, hace días tenía ganas de salir a dar un paseo en bicicleta por esté frío ambiente de Inglaterra, después de todo, no había recorrido mucho.

Tomé la bicicleta y avisé que saldría, me subí en ella y salí rápidamente recorriendo las calles de Londres. Anduve por un parque que hace días me llamaba la atención. Me senté en una de las bancas del parque y dejé la bicicleta a mi lado.

Un carrito de helados pasó por mi lado, hacía frío, pero eso no pudo contra mis ganas de comer helado, así que me compré uno.

—    ¡Joanna! — escuché a lo lejos, me volteé y vi a Danny caminando en mi dirección, le sonreí al momento en que se sentó a mi lado.

—    Hey — saludé antes de acercarme el helado nuevamente a mis labios.

—    ¿Qué haces por acá tan sola?

Reí y alejé el helado, mirándolo.

—    Tendría que preguntarte lo mismo, Jones — alcé mis cejas y el rió tomando mi helado para así llevárselo a su boca y probarlo.

—    Mi novia vive por aquí — sonrió devolviéndome el helado.

—    ¿Novia?, no tenía idea que tenías novia — hice una mueca dándole de entender que le regalaba el helado.

—    Sí, hace algunos meses – sonrió comiéndose rápidamente el helado — Se llama Georgia — habló con el helado en su boca.

—    Tienes tanta suerte de poder disfrutar y estar cerca de tu novia —dije con algo de nostalgia en mi voz.

Danny me miró y apretó sus labios tragándose por completo el helado.

—    ¿Muy difícil? — preguntó.

—    Sí, demasiado — admití dejando salir un suspiro y mordí mi labio inferior— Lo extraño, mucho — dije mientras jugaba con mis manos.

—    Oh, pero, ¡Anímate! — Danny sonrió amplio y se levantó de la banca haciendo que yo me levantara también.

Tomé mi bicicleta y caminé llevándola a mi lado, Danny se ofreció a acompañarme, antes de llegar pasamos a un Starbucks y nos tomamos nuestros cafés de camino a casa.

Entramos y fuimos hasta donde Tom se encontraba; sentado sobre una banca del jardín trasero leyendo uno de los libros de la saga de Harry Potter, según sabía era como la cuarta vez que se lo leía.

—    ¿Danny? — preguntó extrañado mi primo, observándonos.

—    Hey — sonrió y tomó un poco de lo que le quedaba de su frappuccino.

—    ¿Qué haces aquí? — frunció sus labios mirándonos a Danny y a mí, cerró su libro y lo dejó sobre la mesa.

—    Me encontré con Joanna en el parque — rió Danny acercando una silla hacía él y sentándose en ella —Me adelanté, Tom —habló.

—    ¡Joanna, teléfono! — escuché el grito de mi tía Debbie desde el interior de la casa.

Les hice una seña a Tom y a Danny de que me disculparan y entré nuevamente a la casa, para tomar el teléfono que se encontraba en la cocina.

Little JoannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora