Little Joanna

- Capítulo Treinta y Cinco -

Una semana había pasado y hoy sería mi primera ecografía, hoy tendría la respuesta de que sexo sería la personita que llevaba dentro de mí. Estaba más que nerviosa, Ivy, tal como prometió el  día en que llegó, me acompañó junto a Dougie quien dijo que no se lo perdería ni por nada del mundo.

Dougie estacionó el auto en el estacionamiento subterráneo de la clínica donde habíamos pedido una hora.

Llegamos antes de la hora que me habían dado, por lo que nos sentamos en las sillas de la sala de espera. Yo no podía dejar de moverme, estaba tan ansiosa, todo era tan nuevo para mí.

—    Estoy nerviosa — admití al mismo tiempo en que miraba a Dougie y a Ivy, jugando con mis manos a causa de los nervios que sentía en esos momentos.

—    Tranquilízate, Joanna .— rió divertida Ivy al darse cuenta de como me encontraba.

Al escuchar a una de las señoras decir mi nombre mis nervios aumentaron, escuchaba los latidos de mi corazón aumentar su ritmo. Rayos, ¿desde cuándo eran tan fuertes?

La doctora Wesley era de estatura baja, cabello castaño oscuro y ojos almendrados, una sonrisa bastante grande, con la cual nos recibió en la puerta de su pequeña oficina. Era joven, eso o muy bien mantenida además de un par de cirugias.

—    Señorita Johnson — me miró luego de ver en sus papeles mi apellido — ¿Cuántos meses tiene?

—    Cuatro meses — respondí mordiendo mi labio inferior.

—    Muy bien — volvió a sonreírme y se levantó de la silla acercándose a una camilla que había en el otro lado de la pequeña y fría sala — Acuéstate aquí.

Hice lo que la doctora me había indicado, ella subió un poco mi camiseta dejando mostrar mi abdomen, el cual ya estaba comenzando a notarse. La doctora pasó un gel por sobre mi abdomen que hizo que me estremeciera por lo frío que estaba.

Ivy y Dougie se levantaron y se pusieron cada uno a un lado de la camilla, les dediqué un par de miradas nerviosas mientras la doctora prendía una maquina que tenía a su lado.

—    ¿Estás lista? — preguntó la doctora.

—    Sí, sí — respondí rápido chasqueando la lengua, viendo como la doctora prendía la pantalla.

Y de nuevo los fuertes latidos que sentía. ¿Por qué esto me ponía tan nerviosa?

La doctora pasó un aparato sobre mi abdomen, que de vez en cuando me hacía cosquillas. Mientras pasaba aquel aparato en la pantalla salían imágenes, las cuales yo no podía diferenciar. La doctora comenzó a explicarnos que era lo que estaba en la pantalla, deteniéndose frente a lo que nos dijo era mi pequeño hijo. Al señalarme el corazón no pude evitar derramar lágrimas, no podía creer que lo que estaba viendo en la pantalla provenía de mí, era mío y estaba en mi interior.

—    No puedo creerlo — susurré mirando a Dougie, el cual mirabala pantalla tan sorprendido como yo. Reí al darme cuenta que intentaba descifrar las manchas que se observaban en la pantalla. Y pensar que aquellas manchas eran un ser humano, un pequeño y vulnerable ser humano; mi hijo.

—    Es increíble — susurró y luego me miró sonriendo.

Mi hermana estaba feliz viendo las imágenes del pequeño, también estaba emocionada mirándolas, mientras sostenía mi mano izquierda entre sus manos.

—    ¿Quieren saber qué es lo que será? — dijo de repente la doctora.

Le asentí enseguida sonriendo, no podía esperar a saber que sería mi pequeño. La doctora volvió a mover el aparato que seguía sobre mi abdomen, haciendo cambiar lo que estaba en la pantalla, lo movía de lado a lado hasta que se detuvo. Miró la pantalla por un largo rato intentando buscar la respuesta. Esta vez estaba más que nerviosa, tenía la mano de Ivy tomada con mi mano izquierda y la de Dougie en la derecha, ambos apretándolas bastante fuerte.

—    Joanna Johnson — dijo luego de varios minutos de silencio la sonriente doctora — Será un varón — me sonrió.

Al escucharla decir eso, una gran sonrisa se me apoderó, no por el hecho de fuera hombre, sino por saber que sexo sería mi hijo, fuera hombre o mujer me ponía feliz. 

 *

—    Un hombrecito — dijo Ivy sonriendo cuando ya estábamos en el auto

—    Así es, un pequeño... — respondí con una sonrisa que reflejaba la alegría que tenía dentro de mí, pasando mis manos por sobre mi abdomen para acariciarlo.

—    ¿Feliz? — preguntó Dougie posando su mirada en mí.

—    Hombre o mujer, hubiera estado feliz igual — respondí sonriente y él me devolvió una hermosa sonrisa volviendo a mirar al frente mientras conducía.