- Capítulo Doce -

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Sentí como alguien me movía y escuchaba a lo lejos la voz de Tom, diciendo  “Joanna, Joanna”. Maldición, se había metido en mis sueños.

Abrí mis ojos y me encontré con Tom sentado sobre mi cama moviéndome, intentando despertarme de esa forma.

—    Por fin, dormilona — rió mirándome. Me fregué los ojos varias veces y miré el reloj que se encontraba sobre mi velador, eran las 7 de la mañana.

—    Tom, son las siete — fruncí el ceño.

—    Debemos ir a la nieve — me sonrió levantándose y abriendo las cortinas dejando entrar la poca luz del día que había.

—    ¿Tengo que ir? — hice una mueca mirándolo y él me sonrió tirándome una toalla. 

—    Tienes que, ahora, ve a ducharte, no hay mucho tiempo — sonrió nuevamente y salió de mi habitación

Me levanté de mala gana, lo que menos quería era un paseo a la nieve, pero ya no podía dar vuelta atrás.

¿Por qué rayos teníamos que despertarnos a las siete de la mañana para ir a la nieve? 

Entré al baño y me di una ducha, algo rápida, me vestí con lo más abrigado que tenía y bajé rápido a la cocina, donde Tom y Carrie desayunaban, me uní a ellos sentándome al lado de Carrie.

—    ¿Quieres un té? — sonrió Tom.

—    No, gracias.

—    ¿Tostadas? — preguntó Carrie.

—    No, gracias — volví a responder.

Tom negó leve y dejó las tostadas sobre mi plato, sirvió leche en una taza y me la acercó.

—    Comerás, Joanna — lo dijo casi como una orden y estaba segura de que si no las comía Tom sería capaz de hacer algo.

Entrecerré mis ojos en dirección a Tom y tomé de mala gana la tostada, dándole un mordisco.

Al terminar el desayuno, Tom se levantó y nos dijo que estaría en el auto, tenía que guardar su equipo para esquiar. Yo levanté la mesa y ayudé a Carrie a lavar los platos. Tom nos llamó y ambas salimos, era hora de irnos.

Carrie y yo nos subimos atrás, sabíamos que Giovanna iría adelante. Tom condujo hacía la casa de Giovanna y después de eso nos fuimos directo a la nieve.

Estuve todo el camino escuchando música de mi iPod. Me odiaba por ser tan masoquista y escuchar las canciones más tristes que tenía en él. Y gracias a las canciones emo que mi iPod reproducía el viaje se me hizo más corto de lo que imaginé.

—    ¡Tom! Por fin llegas — me volteé y me encontré con Harry acercándose a nosotros.

A su lado había una chica, morena de ojos claros, ella debía ser Izzy, su novia. Giovanna corrió hacia ella y le dio un fuerte y animado abrazo.

—    Izzy, ¿cómo estás?

Estaba en lo correcto, esa chica, era Izzy.

Harry se acercó a mi y me saludó dándome un fuerte abrazó y besó mi mejilla, intenté darle mi mejor sonrisa.

Izzy se acercó a mi y se presentó, hice lo mismo intentando nuevamente de dar una sonrisa y no parecer grosera, claro que simplemente me salíó una horrible mueca.

—    Danny y Dougie están esperándonos en la cafetería— dijo Harry.

Tom tomó los esquís que tenía en la parte trasera del auto y caminó junto a nosotros hasta la cafetería. Esperamos afuera, mientras Harry les daba aviso a Danny y Dougie sobre nuestra llegada.

Little JoannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora