“Toda mi vida fue una completa oscuridad desde esa vez, los recuerdos dolorosos vuelven a mi como estacas que perforan mi ya lastimado corazón. Un día gris, un día sangriento que aun tengo presente y cada vez que te veo en las reuniones intento sonreír, estar bien, pero cuando todo acaba, me voy a mi hogar, me encierro en la habitación, me echo sobre la cama y por último rompo a llorar sin control al observar una vieja fotografía de cuando éramos pequeñas naciones, tu sonreías y me abrazabas tan cariñosamente, ¿Qué nos paso Manuel?, ¿Qué nos paso?...”
Guerra del Pacífico - 7 de junio de 1880
El cielo estaba completamente gris, Miguel se encontraba arrodillado en el suelo al lado de los cadáveres de los hombres valientes que habían dado la vida por él, por el Perú, el moreno había entrado en un estado temporal de shock al ver el cadáver de uno de sus mejores hombres y amigos.
- Bolognesi…- susurro, sus ojos acumulaban lagrimas que amenazaban con caer en cualquier instante, sudor y sangre pegados a su piel, había perdido una batalla en la que jamás quiso participar, frente a el, apuntándole con un arma se encontraba un soldado chileno a punto de disparar, al lado de este un molesto y talvez entristecido Manuel observaba la escena sin hacer o decir nada.
- se acabo hasta aquí llegaste – dijo el hombre que le apuntaba, apretando un poco mas el gatillo pero el momento fue interrumpido por otro soldado que se acercaba rápidamente, tenia que comunicar algunas cosas importantes, presuroso llego hasta donde estaba su superior
- señor, el tal Alfonso Ugarte se ha lanzado desde el morro con caballo y bandera – comunico el recién llegado
- mande a que lo busquen, quiero su cadáver frente a mi y asegurarme de que este bien muertito – respondió con una sonrisa algo perversa
- ¡no por favor déjenlo tranquilo! – Intervino el peruano observando a los chilenos con algo de odio – por lo menos dejen que muera en paz – exigió, levantándose apenas, los soldados lo sujetaron para que no intentara escapar, incluso lo golpearon en varias zonas de su cuerpo a lo que el moreno se retorcía de dolor
- ¡ya basta!, es suficiente – se escucho la voz de Manuel sujetando el arma de su soldado, el cual intentaba dispararle a su “hermano”, apartándola, Perú solo levanto su rostro lentamente para observarlo con odio, rencor y tristeza, tantas emociones que no podía controlar
- pero señor Chile no podemos quedarnos así ahora que hemos ganado podemos acabar definitivamente con el enemigo – respondió el soldado intentando que su nación cambiara de parecer
- ¡he dicho que basta! – Ordenó alzando la voz autoritariamente – parece que el enemigo ya entendió, además ya conseguimos lo que queríamos ahora váyanse de aquí, déjennos solos – todos los soldados obedecieron soltando al moreno quien cayo al suelo una vez mas y abandonando el lugar sonriendo victoriosos, cuando estuvieron lo suficientemente lejos, Perú se dispuso a hablar
- ¿por que lo hiciste, roto? – Pregunto Miguel frunciendo el ceño mientras lo miraba con aquel rostro sucio de tierra
- cállate basura, solo lo hice por que de nada me sirve matar a un pobre y triste weón como tu – Manuel respondió cortante, Miguel quería golpearlo tan fuerte por tratarlo de esa forma pero se contuvo, las lágrimas traicioneras también rogaban por salir, el moreno quería gritarle lo que sentía por el y claro obviamente golpearlo una y mil veces por ser tan idiota, estaba dolido, su corazón ya estaba mas de por si destrozado, Manuel lo había cogido y como si de un papel se tratase, lo rompió en miles de pedacitos para luego pisotearlos.
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