Esta mañana me levanté con un pensamiento en la mente: Mil abrazos. ¿Cómo puede ser que me los den? Si hasta yo me niego a ellos por falta de costumbre. Han pasado unos cuantos días desde el desastre en mi país. He de mantenerlo como fuere. Pero por alguna razón, hoy desperté pensando en que mil abrazos han de curarme la herida del ver a todos mal en mi región. Como las mil grullas, pensé. Es extraño, pero se siento que mi corazón suena como un crujido de hojas secas cada vez que veo niños que quizás perdieron a toda su familia, o quizás no, pero aún así perdieron algo.
Salí de mi casa para dirigirme a los lugares de los incidentes, hablar con los propietarios y pensar en proyectos rápidos para actuar y detener el problema que ya se transformaría en problema para países cercanos. Luego de ir caminando por las calles, me he de encontrar amigos que me quisieron ayudar. Tanto como países de América, Europa y Asia. Sí, había resultado que algunos de mis hermanos han sufrido algo parecido, puesto que prefiero no aceptar su ayuda, en parte me siento culpable. Por mi mente pienso que si hubiera echo más fuerte aquella cubierta de las centrales nucleares, mis habitantes no estarían pasando por esto. Ni yo ni mis hermanos. Es una culpa y un error que deberé cargar, por eso quiero arreglarlo todo rápido, salvar a la gente, y luego concentrarme en hacer aquellas zonas aún más fuertes para que no suceda más.
Sigo caminando y fue cuando escuché la voz de alguien. Gritaba mi nombre. ¿Alfred? Sí, es él. Pero ¿Qué vendría a hacer por acá? Pensaba. Gritó mi nombre otra vez, para cuando me di vuelta lo vi corriendo hacia a mi con su esplendida sonrisa de heroé. Asentí y saludé con mi típica reverencia. Una pequeña sonrisa obligado y mis ojos cerrados. Pues, sabía que el norteamericano era de mirar fijo a los ojos, y yo evito eso porque me pone nervioso en ciertos instantes. ¿Por qué? Es algo que tengo derecho a guardarme, así que no lo diré.
Habré desviado varias veces mi vista, pues como dije antes, tenía la costumbre de mirarme a los ojos y yo intentaba evitarlo. Pero quién sabe, en uno que otro momento nuestras miradas se han de encontrar. Pero no hay tiempo para pensar en afectos cariñosos ni sentimientos, necesito salvar a mi país.
Hablamos un poco de los problemas que irían a surgir si aquellas bombas nucleares que amenazaban con más destrucción lo afectarían a él. Por alguna razón muy extraña, el crujido de mi corazón se hizo aún más fuerte con solo pensar que podría dañarlo. Me comenzaban a temblar las manos, un nervioso movimiento recorría mis ojos y también lo hacían temblar, como con ganas de lagrimear con solo pensar aquél mal. Apreté la tela de mi yukata y murmuré casi inaudible para el otro un: "A él no, por favor." Ya fueron bastantes las perdidas, no creo aguantar si fuera a hacerle daño a él.
De repente, me abrazó de dicha forma incómoda para mi, por falta de costumbre, pero aún así correspondí ubicando mis brazos alrededor de su cuerpo. No alcanzaba mucho, soy más pequeño que él en estatura y tamaño. En el abrazo me decía que no me preocupe y luego me soltó. ¿Cómo supo que estaba tan preocupado si ni lo mencioné? Creo que aquella mirada a punto de llanto con solo pensarlo, fue muy obvia. ¿Por qué me afectaba aún más si sabía que él estaría mal? Como he dicho antes, no hay tiempo para pensar en afectos y sentimientos. Quiero ayudar a mi país. Pero... También de protegerle del daño secundario a él.
Refresgué mis ojos y por si acaso le avisé que era polvo que me había entrado en alguna ventizca, y que recíen se movían del lugar. Podría ser buena excusa porque si mirabas alrededor era todo escombros más algunas pocas casas que pudieron sostenerse en parte.
Luego me comentó que ayudaría y pondría todas sus fuerzas para ayudarnos a solucionar dicho problema y una vez así seguir siendo amigos. Cuando dijo eso, no noté en el momento que él desviaba la mirada. Pero ¿Amigos? Esa palabra hizo crujir a mi corazón otra vez, pero esta vez parecía más un quebrarse que solo un crujido. ¿Qué es lo que le pasa a mi cuerpo hoy? Siento tantas cosas raras. Hasta mi estómago da vueltas. Es extraño, se me hace que alguna vez lo sentí, pero no recuerdo que era exactamente.
Luego de eso, escuchamos un ruido no muy cercano. Nos miramos estáticos y luego el miró hacia su derecha. No quise mover mis ojos cuando observé que sus ojos se abrían de sobremanera y quedaba con las manos en el aire por lo que veía. Vi como gotas de sudor caían de su sien. ¡Absolutamente no quise mirar! ...Pero lo hice. Y ahí comprobé lo que había visto el contrario. Se veía como una bola de humo salía por sobre el techo que cubría al reactor nuclear. Bajé la mirada con un semblante que ahora preocupaba más. Pues era radiación, eso me hacía pensar que algo habría salido mal y que tendríamos que pensar en solucionarlo de nuevo. Sin luz y pocas cosas, mi mente se desconrolaba en que pensar.
Mientras tanto yo me hundía en mis pensamientos, el norteamericano había dejado de mirar el reactor y me observaba estático unos momentos también, más unos segundos después relajó su mirada. Sonrió de lado como si nada pasado y me tomó el mentón, puesto que yo seguía mirando el suelo tildado. Más no dudó en nada para cazarme los labios. Mi mirada seguía estática hasta eso. Dónde el sentir sus suaves labios hizo abrir mis ojos de sobremanera. Mis manos quedaron haciendo un ademán en el aire sin saber que hacer. Más tarde...Sentí como todo se relajaba en mi. Ubiqué suavemente mis manos en sus hombros y cerré los ojos. Él tomó mi cintura para acercarme más a su cuerpo.
Fue como aprovechar aquél suave tacto en la escena desastroza del lugar. Unos pocos segundos de amor y dulzura atravez del desastre. Un poco de cariño y afecto que hacía latir mi corazón. Algo de roces y brotes de algún bello sakura para mi alma y mis nervios.
Luego de aquellos valiosos segundos, me soltó los labios y comenzó a hablarme, a decirme que me relaje y que se solucionaría. Que el era el heroé y que me vino a rescatar. Que me daría lo que precise para continuar. No puedes darme mil abrazos. ¿O si? Pensé. Aunque en verdad, casi no los necesitaba, pues el beso habría calmado aquél crujir de mi corazón. Fue extraño en verdad, pensé que buscaría los mil abrazos. Mi mente es así de extraña a veces, lo sé.
Volvió a abrazarme tan fuerte como lo necesario. Esta vez mi mirada quedo observando los escombros y el vacío del alrededor. Él me había apretado lo suficiente como para apoyar su rostro sobre mi hombro. Al ser bajo yo, tuvo que agacharse un poco. Luego de unos segundos así, se acercó a mi oído con aquél aire tibio de su boca y me dijo: "Piensa que cada segundo que estoy abrazado a ti, vale como un abrazo distinto. Cuéntalos y verás que en lo que llevo abrazandote, te he dado más de mil abrazos."
Una sonrisa se dibujó en mi rostro. ¿Cómo fue que esta persona que una vez me había echo un gran daño similar a lo que ahora pasaba podría sacar tantos de mis sentimientos a flote? Es más, no entendía como supo de los mil abrazos. Quizás fue coincidencia, mejor no preguntar, es lindo a veces no saber como juega el destino.
Hoy sigo aquí, luchando por mi país. Pensando en el bien de cada uno de ellos, cada uno de mis habitantes. Pero esta vez no estoy solo, pues cada mañana he de despertarme con que llevo mil abrazos que me darán fuerza. Pero es más, esos mil abrazos me harán ser más precavido para no hacer que aquellas heridas que ya tengo, lleguen a la persona que me los dió.
FIN~♥
