La musica estruendosa, aquellos tragos fuertes eran las escusas de que nuestros cuerpos se necesitaran como si de imanes nos trataramos.
Tu delicioso cuerpo delgado era para mi un elixir que le llamaba a lo prohibido y lo que no podíamos hacer o aceptar en un día cuando la conciencia fuera lo que primara.
Tus ojos verdosos como esmeraldas me encendían más y no podía evitar sentir llegar al cielo tan solo escuchar mi nombre en tu delicada voz. El pequeño baño , tan estrecho como tu provocaron que nuestras experiencias fueran aún más placenteras. Me encantaba que tu cuerpo delicado y fragil lo dejaras a mi merced cuando de placer se tratara.
Era un secreto, somos hermanos y lo único que podíamos hacer era simplemente disfrutar aquellos pequeños momentos.
................................
Podía ver a través de mi ventana el río Tamesis y la tranquilidad que eso significaba. Sonreí, recordaba todo lo que había pasado con aquél bandido de cabello rojo como el fuego.
Lo adoraba por sobre todos mis hermanos... ¿lo adoraba?, que va... creo que hasta lo amaba, pero nunca lo aceptaría.
- Señor Kirkland, lo esperan en la sala - Dijo la criada en medio del palacio. La reina con una mirada secreta estaba detrás de la muchacha, no obstante el inglés no pudo realizar pregunta alguna.
Vestido con su mejor traje, ahi estaba él. Aquella falda que aún no podía entender, efundado en aquél traje tradicional no pude evitar sonrojarme. Estaba tan endemoniadamente guapo.
- No sabía que tenías que venir hoy Scott - Le dije recreando aquél pensamiento que sentía cuando lo veía. Como si odiara estar con él, cuando no podía dejar de pensar en él.
- No te preocupes por la cortesía Arthur, es algo corto... ayer tenía cosas que hacer en Londrés y hoy he pasado a saludar - Dijo de manera arrogante, sabía que si se comportaba así, el menor no podría evitar saltar.
- Ahh, entonces suerte a tu vuelta - Le dijo dando una vuelta, no obstante no pudo evitar sorprenderse al ver como el mayor le sostenía el brazo.
- Te tengo que decir algo muy importante, pero no aquí - Le sonrío el escoces susurrando aquello - Señorita, ¿Hay algún lugar, donde me pueda cambiar ? - Preguntó el escoces, podría ser muy nacionalista... pero iba a ser algo incómodo el estar vestido así en Londrés.
Caminaron por horas, intentando conversar sin evitar pelear, no obstante el inglés no podía evitar pelear con el mayor. Scott por su parte estaba bastante sobrepasado, amaba al inglés y no podían ni pasar una tarde tranquilos, estaban en pleno Londrés.
El mayor tomo fuertemente el brazo del inglés y lo apoyo en la muralla de uno de los callejos y sin más tapujos besó con mucha pasión al inglés.
Arthur se había callado
- Te amo - Susurró el escoces antes de volver a atrapar los labios del inglés.
