No podía evitar odiarte, eras la persona más perfecta en el mundo y tu el idiota lo único que hacías era perseguir al italiano que te golpeaba cada segundo.
Mi hermana me lo dijo, Hungría me lo dijo e incluso hasta el Francés me dijeron que te olvidara, pero no pude. Mi corazón no podía no pertenecerte, aunque eso doliera.
Pasaron los años, el italiano creció y tu en tu soledad te acercaste a mi, después no eras sólo tú y él. Mi hermana y yo habíamos entrado al grupo en donde lo único que hacía era pelear contigo para poder tener tu atención
Sólo tu atención y es que podía sonar estúpido, pero le había copiado a él como llamar tu atención y lo logré. El tiempo siguió pasando y cuando no me di cuenta, en medio de una borrachera me besaste.
Sentí el cielo
Sentí como tus labios saboreaba los míos con tan poca delicadeza, que me encendió como nunca me había pasado.
Estaba a ciegas contigo, estaba completamente a tu merced, pero nunca pensé en escuchar cuando separase tus labios de mi un suave y bajo te amo bastardo.
¿Me amabas?, recuerdo haber sido el país más feliz en el mundo en el momento que lo escuché y tan sólo volví a besarte para poder tocar cada milímetro de tu morena piel
gemiste bajo mío
gritase mi nombre como si la vida se fuera en ello
y no fue solo una vez, fueron muchísimas veces, que luego de haber correspondido tus sentimientos había comenzado una hermosa relación que consistía en una protección constante mía.
Ya no era necesario pelear para poder obtener tu atención, no era útil.
Pero fue la rutina, el tiempo que demandaba mi conejo, tu plantación de tomate, los asuntos políticos que hicieron que nuestras sesiones que eran de pasión y sexo desenfrenado… terminaran en sutiles y meras sesiones en donde cumplimos frente al otro como si de marcar tarjeta se tratara.
Y es que a pesar de haber deseado tanto tenerte en mis brazos, no pude evitar perderte y terminar entregando tu corazón nuevamente al italiano que a pesar de pegarte constantemente, tenía ese algo que a ti siempre te encantó y que siempre te encantará.
Perdí mi oportunidad, porque me dediqué a perderte.
