No me pude resistir

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No me puedo resistir a tu mirada… ni mucho menos a ver como este día me has dicho que estabas ocupado… algo que tenías que hacer… ¿Qué es tan importante que lo debes hacer en navidad?

– Debo irme – Dijiste como siempre en pocas palabras y cuando me había dado cuenta no estabas allí. Sealand seguía jugando con Iceland y al parecer Dinamarca y Noruega llegarían en un rato más… por lo tanto debía comenzar a preparar el pavo de navidad y además no debía olvidar el glögg que era indispensable para ti.

A las doce del día ya tenía todo en el horno, desde el postre.. que este año sería Joulutortut, ya que entre Islandia y Sealand el año pasado se los habían devorado… aunque no podía entender donde estarías tu, cuando siempre me ayudabas con la cena de navidad.

“Engaño” – Pasó por mi cabeza, y la revolvía inmediatamente, no era posible que me estuvieras engañando ¿Verdad?… osea, tú eres el que siempre me gritó que me amabas y ese tipo de cosas, aparte yo solo  te seguí… o ¿no?

– Mamá… huele extraño – Llegó diciendo el pequeño Sealand, el pobre estaba totalmente embarrado.

– ¡La crema de arroz! – Grité al ver como en la pequeña olla la preparación comenzaba a hervir.

– Sealand… ya son las tres de la tarde, vaya a ducharse y dile a Iceland que también lo haga… sobre sus camas están la ropas para hoy – Le dije al ver como el pantalón celeste estaba casi completamente marrón.

– Pero… mamá, aun no me quiero cambiar, estamos jugando ludo con Ice – Me reclamó, y eso que yo recién me había dado cuenta que me estaba diciendo “mamá”

– Una hora más… después me tienen que venir a ayudar para decorar las magdalenas – Le dije mientras veía como el pequeño tan solo corría hacia afuera para poder seguir jugando.

Cinco horas más, Noruega llegaba junto a Dinamarca para comenzar a preparar todo.

– Holaaa Finlandiaa – Saludó Dinamarca mientras mantenía la mano sujeta de Noruega, no podía evitar sentir inflado mi pecho al ver como los dos ya habían resuelto sus sentimientos y se dedicaban a ser felices.

– Dinamarca, Noruega.. que bueno que llegaron – Dije mientras los saludaba y estos comenzaban a sacar sus cosas para poder comenzar a llenar la mesa de diferentes bocadillos.

– ¿Suecia donde está? – Preguntó el danés mientras se recostaba en uno de los sillones y miraba las fotos familiares que habíamos sacado el año pasado.

– Dijo que tenía que salir – Dije yo mientras me quemaba uno de los dedos.

– ¿Estás bien Finlandia? – Me preguntó el noruego que me quitaba la olla y servía la crema de arroz en un plato.

– Si, es un poquito nada más – Dije sonriendo y metiendo el dedo en mi boca, así podría ayudar a la piel.

– Dinamarca, ponle un hielo a Fin – Le dijo el noruego al danés mientras yo intentaba protestar y el danés sin preguntar siguiera ya tenía mi dedo casi congelado.

Pasamos un rato y los niños ponían el muérdago arriba de la puerta, Noruega y Dinamarca discutían no se qué cosa en un intento de susurro para el noruego, lamentablemente el danés aún no puede comprender que es un susurro.

– ¿Papá aún no llega? – Me preguntó Sealand con sus ojos un poco tristes, desde que lo había comenzado a criar con Suecia, siempre había sido más apegado a mi… pero nunca creí que le llegaría a tomar tanto cariño a Su-san.

– No, debe estar haciendo algo urgente – Le dije mientras me ponía mi gorrito navideño y hacía lo mismo con el resto de los de la familia…y al ver en el fondo de la caja podía ver como los cuernos de reno seguían allí.

– Papá viene allá – Gritó Sealand mientras él e Iceland miraban por la puerta, en ese momento cuando divise la camioneta pude sentir un alivio…. incluso le podía haber pasado algo y él ni señales de vida había dado.

-Llegaste- Le dije mientras lo saludaba, aunque no lo pude besar en ese instante… y no era nada con respecto a vergüenza, tan solo estaba herido porque no había tenido una noción de donde estaba durante todo el día.

La cena pasó sin inconvenientes… hasta pudimos sacar la foto entre todos felices como siempre, y aunque seguía molesto con Su-san igual reí y lo pasé genial… ¡Hasta Noruega arrastró al danés bajo el pequeño muérdago!

Los niños se fueron a acostar como siempre como a las 10 y termine con Su-san mirando la chimenea, con la pequeña mesita de galletas y leche que eran para “Joulupukki”.

– Estas enojado conmigo – Su-san raramente me hablaba de manera tan adorable, sus ojos me miraban intensamente y yo me sentía más pequeño.

– No me dijiste donde irías y llegaste tarde… pensé que me ayudarías con “Honningsyp” – Dije intentando desviar mi mirada.

– Lo siento – Dijiste mientras me abrazabas – No pensé que te enojarías tanto – Me replicó en un susurro.

– No es que me enoje… estaba preocupado – Le dije mientras veía como él se sacaba los lentes… ¡odiaba que hiciera eso.. porque me prevenía de lo que haría!.

Y lo hizo, me beso como nunca lo había hecho, tiro de mi polera como usualmente lo hacía en aquellas noches frías… y al sentir como mi lengua con la de él producían ese delicioso choque eléctrico no pude evitar nada más en mi mente, lo único que pude hacer fue empujar su cuerpo y quedar justo en la entrada bajo el muérdago.

– No lo vuelvas a hacer – le dije regañándolo.

– ¿Para que tenías que salir tan apurado? – Le dije un rato más cuando estábamos los dos acostados al frente de la chimenea y con solo una frazada tapando nuestros delgados cuerpos.

– Era esto… “God Jul” – Me dijo mientras me entregaba una pequeña cajita delicada, en su interior … un diamante, pero no era uno común… era del norte de Suecia.

– Me costó mucho encontrarlo – Me sonrió para poder volver a besar sus labios y responder “Hyvää Joulua”

One-shots  HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora