Capítulo 20

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-¿Qué dijiste?- gritó Simon poniéndose frente a ella. -¡Repitelo!

Victoria no dijo nada sólo se quedó mirándolo fijamente.

-¡Que lo repitas!- volvió a gritar y levantó su mano. Rápidamente me puse en medio y con las manos temblorosas detuve lo que estaba a punto de hacer.

-Simon, amor tranquilo esta no es la manera- dije con la voz hecha un hilo, el estómago se me empezaba a revolver.

-¡Deja que lo haga mamá! - exclamó Victoria en un grito. -¡Tú me has golpeado toda la vida, una bofetada más no hará la diferencia!- me quedé helada ante su comentario. 

-¡Hazte a un lado Adele!- resopló Simon apretando los puños.

-Mi amor, mi cielo por favor calmate- dije al borde del llanto. No me moví ni un sólo centímetro.

-¡Con un demonio, hazte a un lado!

-Deberías hacerlo mamá, si es que quieres que el engendró que llevas ahí viva- señaló mi vientre, se dio la vuelta y salió de la habitación. Simon y yo salimos tras ella.

-¡Victoria ven aquí!- gritó.

-¡No me da la gana¡- caminó rápidamente hasta su habitación y cerró de un sólo portazo.

-Es... esto es mi culpa- dije entre sollozos. No podía creer lo que acaba de pasar, Victoria nunca se había comportado de esa forma, la desconocí, esa no era mi hija.

-Tranquila mi amor- Simon me abrazó fuerte mientras calmaba su respiración -Esto no es tu culpa, todo va a estar bien- besó mi cabello y con cuidado me llevó hasta nuestra habitación.

Me senté en el borde de la cama y lloré sin control alguno. -Dell, mirame- dijo hincandose un poco -mirame, cariño- levantó mi barbilla y limpió mis lagrimas -Trata de tranquilizarte, no es bueno para el bebé que estés así.

Asentí y respire hondo tratando de calmarme. 

Simon salió de la habitación y pocos segundos después volvió con un vaso de agua, me lo entregó y lo bebí despacio, mi mente divagaba en las palabras de Victoria.

Nunca crei que fuera a reaccionar de esa manera, a pesar de todo siempre ha sido una niña muy dulce y por más que le doy vueltas al asunto no logró entender su actitud.

-Tengo que hablar con ella- me levanté de la cama más tranquila, deje el vaso sobre la mesita de noche y me dirigí a su habitación. Simon me siguió.

-Pequeña, abreme- dije tocando la puerta; esperé un momento con la ilusión de que lo hiciera pero no fue así. -Mi vida, por favor abre- mis ojos se llenaron de lagrimas mientras tocaba una, dos, tres veces y ella no salía.

-¡Victoria abre la puerta!- habló Simon molesto.

-¡Déjenme en paz!- gritó desde adentro y estrelló algo en la puerta sacándome un buen susto.

-¡Se acabó esta mierda!- gritó Simon hecho una furia -¡No me pienso aguantar una grosería más de Victoria!- bajó las escaleras rápidamente y en menos de un minuto estaba de vuelta con las llaves.

Abrió la puerta y entró rápidamente, entré tras él y ahí estába, sentada en medio de la cama con las mejillas y los ojos hinchados por el llanto.

Bajé mi vista al piso y pude ver un portarretrato con una foto de los tres al lado de la puerta completamente destrozado, esa foto la habíamos tomado en las vacaciones de hace unas semanas.

-¡Me vas a decir en este mismo instante qué demonios te pasa! ¿por qué te comportas así?- gritó Simon fuera de si.

-¡Ustedes no entienden!- respondió Victoria levantándose de la cama.

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