Capítulo 2

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Otra de las cosas que hacen a Bucky relajarse son las artes marciales. Lo que le ha venido más útil es defensa personal. Ama su navaja, siempre la anda bajo su pantalón en su estuche. Wanda siempre le dice que tenga cuidado, pero él de vez en cuando practica en su apartamento, y gracias a ello, tiene un par de cicatrices en sus manos.

Hoy caminaba a su detestable clase de Apreciación Literaria. No detestaba la clase en sí, ya que para él era fácil. Era por su profesor. Es ese típico idiota gruñón que para él le vales un carajo. Bucky no es el único que detesta su clase, la mayoría lo hace. Se sentó en el asiento de más atrás en la esquina.

No le importó mucho esa clase, así que tomó sus audífonos, sacó un cuaderno y empezó a retratar levemente a Steve y a sí mismo cuando eran pequeños. Recordaba cuando Steve y él se tomaban de la mano en juegos como correr y esas cosas. También cuando Steve besó levemente su mejilla cuando él le había comprado su historieta favorita del Capitán América de cumpleaños. Y finalmente, recordó cuando dormían abrazados de adolescentes. Bucky sonreía al recordar esas preciadas escenas, pero luego recordó al Steve de ahora. El Steve que lo dejó solo, el Steve que reemplazó su amistad con un grupo de imbéciles, el Steve que ya no le importa una persona llamada James Buchanan Barnes. El Steve que Bucky conoció ya no es el mismo de ahora. Y piensa que jamás lo será.

Bucky sabe que el amor que siente hacia él es algo realmente estúpido. Algo que lo va a seguir lastimando hasta que decida en verdad olvidarse de ese cretino. Él quiere desechar todas las memorias que tiene con Steve, pero bien sabe que en realidad, las atesora como su vida y que le dolería mucho olvidarse de todo eso.

Una lágrima salió, siendo inevitable detenerla. Su cabello cayó a los lados de su cara, cubriéndole el rostro.

—¿Llorando de nuevo, inútil? —Pensó, sintiendo más lágrimas recorrer sus mejillas.

Empezó a sentirse mal. Empezó a sentir dolor de cabeza y emocional. No podía creer que empezó a llorar de nuevo. Bucky extrañaba al chico que conoció, a aquél chico gentil que le prometió nunca apartarse de su lado. Extrañarlo era poco, el gran amor que aún siente por él, no tiene ningún sentido. Solo consigue lastimarlo cada día con más fuerza. La hoja retratada ya estaba más que húmeda por el agua salada que caía de su barbilla. Agradeció que esta fuera su última clase, así que tomó sus cosas, las guardó y se fue directo a su apartamento.

No le importó perder lo visto en clase, no dejaría que alguien lo viera llorar. Llegó a su apartamento unos minutos después ya que tomó un taxi. No se sentía bien, tenía unas ganas inmensas de quedarse muerto en su cama. Quería llamar a Wanda para pedirle ayuda, pero pensó que la ha molestado demasiado con la misma cantaleta. Siempre le dice que no importa que la llame, pero ahorita mismo se sentía una gran mierda.

Subió las escaleras de su edificio, buscando su llave. Mientras lo hacía, no vió una de la gradas y se tropezó, dejando sus libros en el piso correspondiente.

—¡Estúpido que eres! —Pensó levantándose. Tuvo suerte de no lastimarse. Iba a recoger sus libros del suelo, pero luego vió a un chico ayudarle. Este era un chico esbelto con cabello castaño muy oscuro y ojos color miel. Tenía músculos levemente marcados y llevaba unas maletas. Se acercó a Bucky y le dio sus libros.

—¿Estás bien? —Le preguntó el joven azabache. Bucky, tratando de no verlo, bajó su cabeza dejando que su cabello cayera en su cara de nuevo. Quería evitar que lo viera con sus ojos rojos.

—Sí, estoy bien. Gracias. —Dijo tratando de que su voz no sonara entrecortada. El joven le sonrió levemente y Bucky siguió su camino.

Harto, abrió la puerta de su apartamento y tiró su mochila por algún lado de la habitación. Los libros quedaron en el suelo junto con sus zapatos y ropa. Se echó en su cama y miró la foto de él y Steve que estaba sobre la mesa. Eso sólo sirvió para que más lágrimas salieran de su parte. Ya tenía que olvidarlo, no podía seguir en esas.

(Al día siguiente)

Bucky le comentó a Wanda lo sucedido y ella sólo tenía cada vez más méritos para detestar a Steve. Bucky iba esta vez al pequeño casillero que estaba en el piso de abajo de la universidad. Vio que había alguien a su lado pero no le dio demasiada importancia. Sólo quería sacar sus cosas e irse a comer algo.

—Hey... —El chico de al lado le habló, el cual resultó ser Steve.— Hola... —Bucky lo miró de reojo y recordó lo de anoche y sacudió su cabeza levemente tratando de sacar sus malos pensamientos. Algo resignado, habló.

—Hola. —Respondió.

—¿Cómo has estado? Ya casi no hablo contigo. —Steve rió leve y Bucky detestaba que se viera tan feliz sabiendo que él ha estado por los suelos.

—Bien... —La conciencia de Bucky interfería al mentir.

—Qué bien, me alegra. —Hablaban como si fueran totales extraños.

—Sí... —Bucky cerró su casillero y se fue, dejando a Steve. Pensó que si menos lo veía, más fácil se olvidaría de él. Wanda lo esperaba en la salida.

—Toda la vida... —Dijo ella.

—Ya, solo guardaba unas cosas.

—Bueno, vamos. —Mientras caminaban, Bucky empezó un tema de conversación.

—Wanda...

—¿Sí?

—Steve...

—¡¿Ahora qué con ese idiota?!

—Me habló... —Wanda lo miró y suspiró.

—¿Y qué te dijo?

—Nada, solo me saludó y me preguntó cómo estaba.

—Buck...

—Lo sé, pero me habló... —Dijo él con una pequeña sonrisa. Wanda suspiró de nuevo, entristecida.

—¿Sabes? Eso me deprime... Desearía sacarlo de tu cabeza pero no puedo sin tu autorización...

—Wanda, sabes que... lo amo mucho...

—Pero sé que también detestas que te haga tanto daño.

—Sí, bueno... Lo quiero pero sé que también lo detesto... ¡Es tan confuso! ¡No puedo!

—Si, ya veo.

El tiempo pasó, a Bucky y a su banda les quedaba 3 semanas antes del pequeño concierto que darían. Y pues, Bucky se topaba cada vez más seguido con cierta persona.

Regret. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora