Capítulo 23

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(Seis meses después)

Bucky y Steve se volvieron más cercanos. Poco a poco el rubio volvía a comer, pero aún estaba muy delgado y bajo de peso. El doctor había recomendado que fuera a hacer ejercicios suaves y el castaño lo acompañaba, aunque el menor se cansara rápido.
Bucky sentía que Steve volvía a ser parte importante en su vida. La cercanía los ayudó, y casi podía asemejarse a los viejos tiempos, o por lo menos un rastro de ellos.

En la mañana, James escribió un rato en su diario. Siempre lo hacía si sentía querer hacerlo. Aprovechó que Steve estaba dormido para escribir con más concentración. Su cama era el sofá, ya que Steve dormía en su habitación.
El castaño suspiró mientras releía sus pensamientos. Creyó que estaba siendo un tanto estúpido, pero sus emociones se estaban viendo afectadas. Aiden no había vuelto de Irlanda y aunque muchos digan que las relaciones a distancia pueden funcionar con esfuerzo, Bucky pensó que era realmente ilógico pensar tal cosa. No se podía, no era lo mismo. Necesitaba tenerlo con él y sentirlo físicamente, no a través de una pantalla. No hablaban tanto como antes, tal vez se llaman una vez a la semana y con unos cuántos mensajes.

Por otra parte, no podría decir que estaba triste por eso, no. Y se sentía mal al no sentirse así. Claro que quería a Aiden, pero estos meses no ha estado solo. Tenía a Steve. A pesar de que el rubio aún lucha muy fuerte con su depresión y salud física, Bucky estaba a su lado incondicionalmente y no le molestaba ayudarlo. Es más, le gustaba hacerlo reír o lo que fuera mientras no estuviera triste recostado en su cama. Cliché, sí, pero su corazón empezaba a latir por Steve. Había olvidado ese sentimiento, aquél de darlo todo por la persona que lo merece. Incluso la cercanía física le gustaba, aunque fuera muy poca. Había olvidado aquél sentir que alegraba el corazón de James cuando hacía al rubio sonreír. Pensaba que su sonrisa era muy valiosa y agradecía a la vida que aún pudiera mostrársela a él.

Se divirtió escribiendo, tenía mucho por redactar. Unos pocos segundos después de haber terminado, recibió una llamada.

—¡Hola, amor!~ —Bucky suspiró.

—Hola, Aidie. ¿Cómo estás?

—Súper bien, ¿y tú? —Steve estaba despierto revolcándose un poco en la cama y estaba escuchando la coversación.

—Bien, bien. Ya me voy a trabajar.

—Tengo mucho que mostrarte cuando vuelva. ¡Aquí es genial!

—Me alegra por ti... —Soltó una pequeña sonrisa.

—Me encantaría volver. Extraño mi hogar y te extraño a ti, por supuesto.

—¿Y... cuándo planeas volver? ¿Pronto, no?

—No en realidad. —Bucky frunció el ceño e hizo que pusiera su mano en su cara.

—Ah... Entiendo.

—Perdóname, es que me dijeron que alargarían mi estancia, pero no me avisaron cuánto tiempo.

—No, no. No debes disculparte, es parte de tu carrera.

—Sí debo. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos y ya casi no hablamos. He estado muy ocupado y no te he dado la importancia que mereces. —Steve suspiró al oír eso, y se sintió triste.

—Basta, Aiden. Sabes que no me gusta que digas eso. Tienes que hacerlo, es parte de tu sueño.

—No valdrá la pena si no tengo con quién compartirlo. —Bucky se sentía algo miserable, tal vez porque no le molestaría que se quedara ahí un tiempo más o porque sus sentimientos estaban muy mezclados.

Regret. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora