Capítulo 9

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Mientras Bucky se hacía una nueva vida alejado de todo lo que ha pasado en Nueva York, Steve solo quería encontrarse con él de nuevo.

Se subió a su auto y corrió a la habitación número 91-B que es donde Bucky se alojaba. Abrió y sólo pudo ver una cama vacía y unos cuántos muebles y un televisor, pero en cuánto entró, pudo notar que había una caja. La abrió para ver si traía algo interesante y en efecto, así fue. Levantó la caja y la puso sobre la cama de la pequeña recámara de Bucky. Steve se enterneció viendo cada foto suya con su castaño. Recordó el cómic de Thor que le había regalado en una de las últimas Navidades que estuvo junto a él. La mayoría eran fotos y pequeños obsequios que el de mayor edad conservaba con demasiado cuidado y amor. Encontró un USB y como andaba su mochila, sacó su laptop y revisó el contenido. Solo videos y más fotos. Reprodujo uno de ellos.

“—Mira, imbécil. Vas a caerte.

—No es cierto...

—¿A que no? —James empujó a Steve al borde de la piscina y cayó. Al fondo, solo se escuchaba Bucky riendo con su cámara.

—¡Barnes! Eres un hijo de...

—Anda, dilo, marica.

—No. —Bucky rió fuerte.— Idiota que eres...

—Claro que sí, pero así me quieres, ¿no Stevie?

—Tal vez.

—Si no fuera así, no sería tu mejor amigo.

—Sí. Tienes razón. Si no fueras mi mejor amigo, no podría hacer esto... —Steve jaló de los shorts de Bucky hacia abajo, haciendo que cayeran. Ahora era él el que reía.

—¡Maldito!

Video terminado

Steve recordó esa vez que fueron a pasear un rato. Bucky había entrelazado su mano con la de él por segunda o tercera vez y al rubio nunca le incomodó.

“—Bucky...

—Shhh...

—Bucky...

—Shhh!

—Di 'hola'...

—Steve, ya déjame dormir.

—Bucky...

—Podrías callarte?

—Nope. Bucky...

—Mierda. Ya duérmete.

—Pero si son las tres de la tarde...

—Me vale... Tengo sueño.

—Bucky...

—¡Maldito borracho más necio! —Bucky se levantó y se colocó sobre Steve, recostándose sobre él.

—Tal vez así sí pueda dormir. —Rió leve mientras soltaba la cámara, que ahora apuntaba hacia el techo de la casa de Steve.

—Mientras me dejes a mí dormir, estoy bien.

—Abrázame.

—Ay, Dios. Sabes que me pongo más irritable cuando estoy cansado.

—Pero nunca te pones irritable conmigo.

—Milagrosamente no.

—Sé que me quieres, Bucky.

—M-hm...

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