Regret.

Capítulo 22

(Al día siguiente)

Se alistó una vez más. Iría por el rubio a hacerle la propuesta sobre la solución.
Tocó la puerta y el rubio ya estaba vestido para salir del hospital.

—Sí viniste...

—Te dije que lo haría.

—¿Y bien? ¿Qué harás para ganar tiempo? —"¿Por qué habla tan ligeramente sobre su muerte?", pensó el castaño, pero luego comprendió que su vida no era parte de su interés.

—Se me ocurrió algo, sí. ¿Es lo más apropiado? No, pero te ayudará. Lo pensé mucho y creo que es la mejor opción. Y estoy de acuerdo con ella.

—¿Vas a decirla o qué?

—La única manera en la que podría cuidar tu salud mental y física es que me quede contigo, lo que significa que vivir juntos mientras mejoras es la única opción. —Steve abrió sus ojos.— "Mierda, estoy loco."

—¿Qué? —Dice muy confundido.

—Es la única opción.

—No soy un niño que tienes que cuidar... —Bucky lo miró, incrédulo.

—Steve, justo ahora no es la mejor opción que regreses solo a tu casa.

—Pero-...

—Mira, es lo que puedo hacer. Igual... es tu decisión. —Suspiró. No podía hacer más que eso. El rubio estaba teniendo un conflicto. Una parte de él quería salir corriendo y terminarlo todo, pero la otra parte quería aceptar su ayuda. Después de todo, él quería ayudarlo y estaba poniendo mucho de su parte.

—No podría... aceptar algo como eso.

—Escucha, yo te doy esa opción porque sé que puedo y no tendré ningún problema con eso. —Steve se quedó sentado sobre la camilla. No estaba seguro de que fuera buena idea.— Iré a recoger los medicamentos. Puedes pensarlo mientras tanto.

El rubio lo miró salir y luego miró sus pies. Estaba obteniendo lo que quería; su ayuda. ¿Qué tan malo podría resultar?
Mientras, Bucky pensaba que estaba haciendo una idiotez. De hecho, la más grande de su vida, pero decidió ignorar esos pensamientos. Regresó luego de unos minutos y Steve bajó de la camilla.

—¿Ya lo pensaste? —Él asintió.— ¿Y bien?

—Solo... mientras aumente un poco de peso y ya.

—Como quieras, entonces. Vamos por... tus cosas.

Ambos fueron al apartamento de Steve. El menor no duró demasiado, solo tomó la maleta que había traído y echó su ropa allí, junto con su laptop. Seguiría pagando el apartamento hasta volver.
Cuando estuvo listo, salió y Bucky lo ayudó con la maleta. Iba a decirle que el podía pero lo ignoró. Pidió un taxi y ambos se encaminaron al apartamento de Bucky.
Al llegar arriba, el castaño abrió y le dijo a Steve que podía dejar sus cosas en el cuarto.

—Finge que esta es tu casa. No necesitas actuar raro o algo así. —Miró la receta médica.— Aquí dice que debes tomar estas vitaminas, pero son fuertes. Creo que debes comer algo primero. —Steve se sentó en la cama del castaño y negó.

—Estoy bien...

—Por favor, Steve. Sabes que debes comer.

—No quiero, no tengo hambre.

—No se trata sobre si tienes hambre, se trata de que debes comer para tomarte las vitaminas. —El rubio negó de nuevo.

—No, ya olvídalo. No tengo hambre. —El mayor rodó los ojos y se dirigió a la cocina.