Regret.

Capítulo 24

Abrió la puerta lleno de miedo por lo que podría encontrar. Simplemente vio al rubio deteniéndose a punto de tomar las pastillas al oír la puerta. Vio sangre en el piso, parte de la bañera y en la ropa de Steve. Al ver que iba a disponerse a tomar las píldoras de nuevo, lo detuvo.

—¡No! —Pateó su mano no muy fuerte, causando que las píldoras se regaran. Al ver esto, Steve trató de volver a juntarlas.

—¡¿Q-Qué estás haciendo?! —Dice enfurecido, reuniéndolas. Bucky se tiró al suelo, apartándolas de él.

—¡Déjalas, déjalas!

—¡N-No...!

—¡Suéltalas! —Tomó sus manos y le quitó las que tenía en ellas.

Finalmente, las píldoras quedaron esparcidas en el suelo del baño. Esto le fue frustrante al rubio. Pateó fuerte el pecho de Bucky, alejándolo de sí. El baño no era muy grande, así que el castaño quedó recostado en la pared del frente de Steve. Mientras, el rubio lloraba aún frustrado y enojado. ¿Por qué cada vez que quería terminar con su vida no parecía poder lograrlo?

—¡Ya déjame en paz!

Bucky se quedó allí, viendo como el menor se manchaba la ropa abrazando sus piernas. Suspiró. Recuerda cuando él le había hecho un berrinche similar a Wanda cuando ella descubrió que el castaño abusaba de sus antidepresivos. Quiso empujarla y sacarla de su habitación pero él no pudo contra los poderes de la chica. Le gritó, lloró y se hizo un puño en la cama, pero Wanda nunca lo abandonó. ¿Qué hubiera pasado si él siguiera en su trabajo? Los posibles resultados de esa pregunta le aterraban.

Esperó un rato a que Steve se calmara, pero vio que el agua estaba a punto de desbordarse, así que se levantó y cerró la llave. Miró a Steve y se acercó, acariciando suavemente su pierna para que no reaccionara mal.

—Lamento... haberte pateado. No debí hacerlo. Es solo que... me asustaste. Fue mi primera reacción.

—N-No importa... —Bajó sus piernas, pero sus ojos veían el suelo.

—Hey, mírame... —Bucky trató de levantarle el rostro, pero Steve negó.— ¿Qué pasa?

—L-Lo siento... —Susurra, mientras vuelve a llorar.— Siento... todo esto...

—No interesa. Lo que sí me interesa eres tú.

—Soy solo una carga para ti... Siempre te hago desastres y te estorbo y-...

—No digas eso. Sabes que odio oírlo, porque es una mentira.

—Bucky... Yo no merezco esto.

—¿Qué?

—Esto... Todo lo que haces por mí. Y-Yo... te he hecho daño, te he tratado mal, y... no entiendo porqué haces esto. ¿Por qué no me dejas morir y ya? No merezco más que eso.

—Steve... El problema aquí es contigo mismo. No te perdonas a ti mismo por lo que pasó, pero a mí no me importa eso. Lo que pasó, ya murió. No puedes arreglarlo por más que quieras. Lo que importa es justo ahora. Y... por favor, no lo remedies de esta forma. Estoy tratando de ayudarte. Aún eres importante para mí, y... casi sentí vomitar al leer la nota de la puerta.

—Por favor... —Susurra, aún con lágrimas en sus ojos.— y-ya deja que me vaya...

Bucky suspiró. Tomó sus costados y lo abrazó. Era el primer abrazo en años. El castaño lo sentía tan cerca, y pensó que el rubio estuvo igual de cerca de morir una vez más. Cerró sus ojos y sintió indicios de querer llorar también. No podría imaginarse perderlo. No ahora que se han vuelto tan cercanos. No ahora que volvía a amarlo como antes lo hacía. Trató de calmarlo hasta que se le ocurrió hacerlo de la forma en la que siempre lo hacía: cantándole.