Capítulo 20

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Al llegar al hospital, tuvo que esperar a que lo revisaran y dieran un diagnóstico. No iba a negar que estaba preocupado.
Después de una hora, le dieron permiso para que entrara y viera a Steve. Un doctor se encontraba en la habitación de Rogers y Bucky se sentó en una silla.

—Buenas. ¿Es usted familiar del joven?

—N-No.

—¿Sólo usted se encuentra aquí con él?

—Sí, él... no tiene familiares cercanos.

—Muy bien. Es un milagro de que su amigo siga vivo.

—¿Por qué? ¿Sucede algo malo?

—Pues, no es nada buena su condición física. La falta de alimentación y nutrientes ha ido deteriorando su salud. Parece ser un caso de un grave trastorno alimenticio. —Bucky no entendía porqué le sucedía eso.

—¿Trastorno alimenticio? ¿Como anorexia y esas cosas?

—Así es. Parece llevar bastante tiempo con este trastorno, ya que está realmente delgado para su edad y altura.

—Y, ¿por qué?

—Las causas en mujeres suelen ser por status social, pero en los hombres está más relacionado con la depresión.

—Depresión... Entiendo.

—Justo ahora necesita el suero con algunas vitaminas especiales para que recupere un poco de los nutrientes especiales que su cuerpo carece. Se podrá retirar en un par de días, para que siga una rutina de ejercicios y dietas especializadas, y si es necesario, una cita al psicólogo.

—Gracias. 

—Por cierto, si nos pudiera facilitar algún documento sobre el paciente, se lo agradeceríamos.

—Eh... Veré qué puedo hacer. 

—Está bien. —El doctor salió y Bucky se acercó con la silla a la camilla.

—¿Qué sucede? No comprendo esto, Steve. Tú estabas en perfecta salud allá en Nueva York. Tienes justo lo que yo tenía, depresión. Creo que estás más mal de lo que creí... —Suspiró. Tal vez estaba cometiendo un error, pero Steve literalmente estaba muriendo. Por más rencor que sintiera, no iba a dejarlo morir.— Bien, tienes toda mi atención... ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué a mí? ¿Tan malo es lo que te hice? ¿Por qué eres tan cruel...?

A nadie iba a engañar. No podía dejarlo así, tampoco podría dejarlo solo con esos problemas de salud y también mentales. En parte sentiría que es su culpa que él esté así. Lo miró y suspiró. ¿Qué diablos podía hacer? Lo más importante ahora era el documento, tal vez su acta de nacimiento. Vio que las pertenencias del rubio estaban al lado de la camilla en una silla. Revisó si andaba por lo menos su identificación, pero no. En su billetera, solo había un par de tarjetas y algo de dinero. Allá estaban sus llaves sobre su ropa, y en la billetera parecía que estaba la dirección de su casa. Tal vez allí estaría algo que puediera servirle. No estuvo muy seguro de hacerlo, pero si necesitaban información sobre Steve es para algo importante. Además, eran extranjeros, no habría nada en la base de datos. Suspiró y tomó las llaves. 

—Eres un idiota... ¿No podías por lo menos tener tu identificación a mano? Siento la intromisión pero necesitan saber algo sobre ti. 

Miró las llaves y lo pensó dos veces, pero Steve en serio parecía necesitar su ayuda. Frunció el ceño y fue hacia la puerta. Salió del hospital con dirección a la habitación de Steve. Al meter las llaves en su bolsillo, notó el pequeño papel que el rubio le había dado antes de que se haya descompuesto. 

Regret. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora