Capítulo 29

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(Al día siguiente)

Steve fue el primero en despertar. Estiró sus brazos y miró a James. Sonrió verdaderamente feliz recordando lo sucedido la noche anterior. Amaba cuando el castaño roncaba leve, pensó que era adorable. Lo envolvió con sus brazos y empezó a besarle sus mejillas y cara durante unos minutos. Logró despertarlo después de un rato. Bucky sonreía sin abrir sus ojos, sintiendo los suaves besos de su rubio en el rostro.

—Sigue...

—Deberías pagarme.

—Sé que no necesito pagarte para que lo hagas.

—Muy cierto.

—Quién sabe cuántas veces deseé despertar así.

—Aquí estamos... —Sonríe mientras Bucky rodea su cintura con sus brazos.

Después de un rato mimándose en la cama, se bañaron y salieron a desayunar, pero Bucky no fue sin antes tomarlo de la mano, demostrándole orgulloso a su amiga que había perdido la apuesta.

—Hola, chicos. —Dijo sentándose con ellos.

—Hola. —Respondió Steve con una sonrisa.

—Bueno, parece que alguien aquí me debe dinero.

—¿Qué te hace pensar eso, Zarie? —Dice con la mano de Steve entrelazada.

—Una apuesta es una apuesta, James.

—¿Apostaste algo?

—Lo hizo. Apostamos a que mañana vendrían como algo más que amigos incondicionales.

—Perdí porque pensé que iba a ser como otras veces que traté de decirlo pero no lograba nada y creo que nunca estuve más feliz de perder una apuesta. —Dijo sacando su billetera y dándole el dinero a la pelirroja.

—Muchas gracias~

Todos rieron y siguieron comiendo.
Después, ambos fueron a caminar un rato por uno de los senderos que ofrecía el lugar.

—Buck.

—Dime.

—Me siento feliz, como si ya mis preocupaciones se hubieran esfumado. Como... si ya nada importara más que nosotros.

—¿Qué te preocupaba? Siempre iba a estar contigo.

—Bueno, antes no lo sabía con certeza. Creí que tarde o temprano encontrarías a alguien y yo tendría que irme y regresar a hacer una vida solo. Ya no tan difícil como al principio, pero solo. Yo quería que cada etapa de nuestras vidas la pasáramos juntos, a pesar de todo lo pasado.

—Sí encontré a alguien. A mis siete cortos años pude hallar al amor de mi vida. Mientras hacíamos tareas simples, jugar, correr, dormir juntos, lo encontré. Sabía que amaría a ese hombre con mi vida. Ahora, veinte años después, finalmente puedo besarlo y demostrarle que lo amo cuánto me plazca. De lo menos que debes preocuparte es que me separe de ti. Ambos sabemos que eso jamás pasará.

—Bucky... —Steve lo envolvió con sus brazos y lo miró.— Eres tan dulce y hermoso que podría llorar. Te amo. Quisiera poder darte el mundo entero, porque lo mereces.

—Solo te necesito a ti, cariño. —El rubio negó sonriendo y lo besó.

—Traje algo.

—¿Qué?

—Pues, el tuyo tuve que arreglarlo, pero no sé si aún quieras usarlo. —Sacó los brazaletes azul y rojo que formaban la promesa de ambos.

—Steve... —Bucky tomó el suyo y lo miró.

Regret. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora