Regret.

Capítulo 28

Ya eran alrededor de las 22:00. Steve estaba sentado en el suelo de su cabaña, recostado en la cama. Esta tenía una ventana del tamaño de la pared y Steve solo miraba el paisaje nevado. Bucky abrió la puerta con algo de dificultad, traía chocolate caliente para ambos.

—Ten, traje algo caliente. Hace un frío de mierda.

—Es invierno, James. —Ríe tomando su taza. Bucky dejó la suya al lado de Steve y trajo una manta para ambos.

—¿Qué haces aquí en el suelo?

—Nada, solo miraba afuera. La noche está hermosa. Unas cuantas estrellas y nieve cayendo.

—Bueno, sí. —Después de unos minutos, el castaño hizo una pregunta.— ¿Steve?

—¿Sí?

—¿Alguna vez has pensado en tener novia o algo así?

—No en realidad. Creo que eso ya no me es importante... ¿Y... tú? ¿Has pensado en volver a estar con alguien?

—No, no. No me interesa tampoco.

—¿Para nada?

—O sea, no del todo. Solo... estoy esperando.

—¿Esperando?

—Sí.

—¿Qué esperas? —Bucky se quedó callado unos segundos. Ya era hora. No iba a negar que le temía al rechazo sobre todo. Steve se volteó a verlo y el mayor suspiró.

—Solo... espero a que te des cuenta lo mucho que te amo. —El rubio se paralizó al oírlo. ¿En serio había dicho esas palabras? ¿Acaso oyó bien?

—¿Q-Qué...? —Bucky miró hacia abajo y suspiró otra vez.

—Solo espero a que veas que te amo, Rogers. —Sí, lo dijo en serio. Steve no sabía qué hacer, incluso sintió su estómago revolverse un poco. Tenía un conflicto. Iba a levantarse de su lugar y salir de la habitación. No se sentía bien.

—Y-Yo... debo ir a... —Bucky tomó su muñeca y lo detuvo.

—¿A dónde irás?

—Tengo que-...

—No tienes que ir a ninguna parte. No mientas. Necesito hablar de esto, por favor. Ya no puedo más... —Dijo el castaño de manera suplicante. El rubio volvió a sentarse, ahora algo triste.

—Bucky... —El mayor deslizó su mano y tomó la de Steve, entrelazándola con la suya. Miró su mejilla y le plantó un suave beso.

—Te amo. —Steve sintió sus ojos llenándose de agua.

—Basta, n-no digas eso...

—¿Por qué? Es lo que te he estado ocultando desde niño... —La voz de Bucky también se quebraba. Sus emociones lo invadían fuerte.— Toda mi maldita vida te he amado. Cada parte de ella y ya no puedo, Steve. Ya no puedo esconderlo. —El rubio empezó a llorar.

—No lo digas... por favor.

—Te amo sobre todas las cosas. Y siempre lo haré, lo sé. Lo he hecho durante veinte años sin ningún problema. ¿Por qué me detendría ahora? —Besó de nuevo su mejilla y lo miró.— ¿Por qué lloras, Stevie? No quiero que lo hagas ahora. Ni nunca, mi amor. —Al oír como lo llamaba de esa forma, lloró más fuerte. Después de unos minutos, respondió.

—Porque... se siente bien. Se siente increíble. Es como si todas mis preocupaciones se fueran al oírte decir eso. Es como si nada importara más que este momento, pero... hay algo que no desaparece.

—¿Puedo ayudar a desaparecerlo?

—No, porque cada vez que te miro, está allí. Cada segundo que pienso que puedo estar contigo, cada momento que deseo que me ames, está allí. Y justo ahora es más fuerte que nunca. Me impide amarte. Me impide incluso a veces mirarte. Más bien, me impulsa a alejarme de ti, a dejarte ir. No importa cuántas veces me repitas que eso ya está en el pasado, sigue ahí acusándome todos los días. Y me duele, mucho más que cualquier otra cosa...