Capítulo 27

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Un día después, Zara le confirmó la reservación. Sus padres eran dueños de una serie de cabañas turísticas en Suiza y hacían actividades muy hermosas para la Navidad.

—¡Steve! Toma tu maleta y pasaporte, ¡nos vamos a Suiza! —Dijo gritando desde su escritorio.

—¿Eh? ¿Qué dices?

—¡Sí!

—Bucky-...

—¡Es en serio, Steven! —Corrió a empujarlo al cuarto. Le dio su maleta y fue al baño por sus cosas personales.— ¡Nuestro vuelo sale en cinco horas!

—¿Sí es... en serio?

—¡Escoge ropa para una semana!

—Sí, sí, voy.

Después de alistar las cosas de ambos, llamaron un taxi y se dirigieron al aeropuerto. Pasaron por revisión y reportaron sus pertenencias, para luego esperar solo una hora allí.

—Debiste al menos decírmelo.

—Era una sorpresa. Necesitamos vacaciones, Stevie.

—Bueno, no voy a quejarme. Me gusta salir de viaje.

Después del vuelo, Zara los esperaba a ambos con una de sus sobrinas.

—¡Hey, Buck!

—Hola, Zarie. —Sonríe el castaño.

—Afuera está el auto.

—¿Y ella quién es? ¿Tu hija? —Ríe, mientras la pelirroja rueda los ojos.

—Simpático, no. Es mi sobrina, Tara. Saluda. —Le dice a la niña.

—Hola, señor de cabello largo. —Responde la pequeña extendiendo su mano y Bucky la toma.

—Hola, Tara. —Luego mira al rubio.— Por cierto, él es Steve. Steve, ella es Zara. —El menor extiende su mano y saluda también.

—Mucho gusto.

—Igualmente. ¿Nos vamos?

—Sí.

Al llegar a las cabañas, Zara les dio la llave de su cabaña y ambos fueron a instalarse. A Steve le encantaba el lugar, era muy hermoso. El paisaje, las instalaciones, todo le gustaba, justo como a Bucky. Era un buen lugar para vacacionar.

—¿Y bien? —Pregunta Bucky sacando sus cosas de la maleta.

—Todo es perfecto, me gusta mucho.

—Me alegra.

Eran alrededor de las 17:30, habían actividades entretenidas. Los demás sobrinos de Zara y ella también fueron a divertirse con Steve y con Bucky. El rubio se llevaba muy bien con los niños. Para ellos había competencia de trineos, pero a Steve y Bucky no les importó que fuera para niños, también querían divertirse.
Luego de un rato, vieron que estaban dando manzanas acarameladas. Mientras comían, el castaño mencionó algo.

—¿Recuerdas?

—¿Qué?

—Todo esto lo hacíamos cuando éramos niños.

—Sí... Me trajo muy buenos recuerdos hacerlo de nuevo. Fue buena idea venir aquí. —Bucky asintió y mordió su manzana.

—Mierda, creo que... me voy a arrancar un diente. —Dijo tratando de despegar el caramelo de sus dientes y Steve rió.

—Estas manzanas son el demonio, pero son deliciosas. —Mientras comían, Zara los miraba disimuladamente. Bucky nunca le mencionó que había terminado con Aiden, pero parecía muy feliz con su amigo, fuera lo que fuera. Pronto le preguntaría quién es ese chico. Cuando terminaron de comer, uno de los sobrinos de Zara se acercó.

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