Capítulo 4

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Hoy es viernes. Y como podrán saber, hoy también es la fiesta a las 18:00. Bucky se sentía feliz pero a la vez se sentía muy nervioso. Se arriesgó a comprar unas rosas blancas pigmentadas de color azul y rojo, junto con dos brazaletes, uno suyo (que ya lo tenía puesto) y uno de Steve. Le escribió una carta ensayada miles de veces. Inclusive se vistió con lo mejor que encontró en su armario.

Ya era hora de ir con Steve. Wanda le advirtió que podría salir lastimado pero evidentemente, él ya lo sabía.

Steve se encontraba detrás del salón, esperando a Bucky. También estaba bien vestido, pero antes de que su cita llegara, Tony se acercó a él. Alguien del grupo de populares le dijo lo que Bucky había hecho, pero Tony, como pudieron notar, odia a Bucky y desea hacerle la vida imposible más de lo que ya es.

—Hey, Steve...

—Tony.

—¿Qué haces aquí tan solo?

—Esperando... a alguien.

—¿A Barnes?

—Eh, ¿tal vez?

—¿Por qué esperas a ese perdedor? Te he dicho que él es un raro.

—No lo sé, decidí darle una nueva oportunidad.

—Como sea, no venía a decirte eso...

—¿Y entonces qué venías a decirme?

—Pues... Sé que deseas mucho ser capitán del equipo de fútbol y sabes que mi padre es el director así que venía a proponerte algo...

—¿Qué es? —Dijo interesado.

—Pues, le diré a mi padre que te haga capitán si... sales conmigo. —Dijo sujetándole los cordones de su abrigo, a lo cual Steve se sorprendió, pero era una oferta que no podía rechazarse, según él.

—De acuerdo, pero... solo si es en secreto.

—Mientras salgas conmigo, todo está bien... —Dijo Tony, tomándolo del cuello y besándolo con fuerza. Steve no acostumbraba a besar chicos pero era algo que no podía rechazar.

Por otro lado, Bucky estaba a unos pasos de llegar, ensayando que le diría a Steve. Las rosas, el brazalete y la carta los escondía detrás de su espalda. Dio el último paso, giró y dando pocos pasos, levantó su vista.

—Wandie, perdóname por no haberte escuchado todo este tiempo... —Pensó mientras Steve lo pisoteaba de nuevo. Lo que vio, lo destrozó. Vio a Steve tomando de la cintura a Tony, besándolo con ganas.

Steve abrió sus ojos, y vio a su mejor amigo. Miró a través de los ojos llenos de tristeza y dolor de su mejor amigo, esos ojos que lo vieron con amor y ligera culpa por tanto tiempo. Esos ojos que ahora lo miraban con odio y enojo por tantos golpes recibidos. Una lágrima salió de Bucky, siendo de nuevo inevitable pararla. Se sentía tan humillado, tan mierda.
Steve dejó de besar a Tony, aún mirándolo fijamente.

—¿Qué sucede? —Dijo Tony haciéndose el idiota.— Oh...

—Bucky... —Dijo Steve, por una miserable vez en dos años, preocupado por James. Usó la cabeza y vio cuánto lo había lastimado. Lo vio en sus hermosos e inertes ojos grises. Bucky dejó caer todo lo que traían sus manos.

—Oh, míralo... Traía algo para ti. Lástima, Barnes... —Esas líneas enfurecieron cada porción subatómica de Bucky.

Tomó su brazalete y lo arrancó, rompiéndolo con ira usando su brazo metálico. Dejó todo en suelo y permitió que sus lágrimas empaparan sus mejillas. Se sentía más que humillado. Se fue corriendo de ese lugar mientras pisoteaba las rosas en su camino.

Regret. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora